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02jun07
El Ejército 'barre' selvas del Vaupés tras grupo de Farc con secuestrados que intenta llegar a Brasil
Más de 60 días completan las operaciones militares en un área de por lo menos 30 mil kilómetros cuadrados de jungla por donde pasaron íngrid y sus compañeros. EL TIEMPO estuvo en la zona.
La dura campaña que se inició hace tres años en las selvas del Caquetá, en pleno arranque del Plan Patriota, palidece frente a la travesía que han hecho en los últimos meses centenares de militares para cortarle el camino, en una amplia zona del Vaupés, a un grupo de las Farc.
Fueron esas operaciones las que permitieron interceptar, el pasado 29 de abril, la desesperada comunicación de un radioperador del frente 'Armando Ríos' que anunciaba a un guerrillero de más rango: "Uno de los pollos se salió del corral".
La noticia llegó de inmediato al Comando General de las Fuerzas Militares en Bogotá y desde ese momento prácticamente no han parado los vuelos desde la base militar del Araracuara, en Amazonas. Cuatro de los aviones Tucano recién comprados por los militares están hoy asignados a esa misión.
Lo que pasó después ya es historia: tropas del Ejército y dos grupos Jungla de la Policía les cerraron el paso de los guerrilleros que perseguían al intendente Jhon Pinchao; combates en los recodos del río Apaporis y saldo final de 14 guerrilleros muertos, una capturada y tres desertados.
Una y otra vez, los guerrilleros han contado las afugias que están pasando sus ex compañeros de guerra y los mismos secuestrados, que han tenido que moverse una y otra vez entre campamento y campamento para huir de la presión del Ejército.
No se trata de una operación de rescate, sino de una especie de cerco de miles de kilómetros. Es como querer encontrar una aguja en un pajar, pero la fuga de Pinchao permitió, de alguna manera, reducir el área de acción.
EL TIEMPO acompañó a una de las contraguerrillas que han barrido, literalmente, gran parte de las selvas del Vaupés siguiendo el rastro del reducto de las Farc que partió de Puerto Cachicamo (Guaviare) y ahora intenta llegar a la frontera con Brasil.
Lo encabeza Gerardo Antonio Aguilar Ramírez, alias 'César', el hombre que, según inteligencia militar, ha estado a cargo en los últimos años de la seguridad del grupo más importante de secuestrados: el mismo en el que estaba Pinchao y del que formaban parte, entre otros, íngrid Betancourt y los tres estadounidenses.
Según el relato de los guerrilleros desmovilizados y las comunicaciones interceptadas a lo largo de tres años, el Plan Patriota desbarató la logística que el bloque Oriental tenía para el manejo de sus 'prisioneros de guerra'.
"Cuando terminó la zona de despeje, los prisioneros fueron llevados al Yarí y de ahí a Cachicamo; luego se bajaron por el Caquetá, se cruzaron por las selvas de Miraflores (Guaviare) y cuando el Ejército entró ahí en febrero del 2004 tocó echarlos selva abajo, para el Vaupés", le dijo uno de los desmovilizados a EL TIEMPO.
Cuando eso ocurrió, los secuestrados, que siempre habían estado bajo el cuidado y responsabilidad de los hermanos Jorge y Germán Briceño, (el 'Mono Jojoy' y 'Granobles'), por orden del secretariado, pasaron a ser un problema directo de 'César'.
"Eso no quiere decir que el 'Mono' no responda, porque él es el comandante militar y él es el que ordena para dónde moverse y cómo. El lío es que por radio ya no se hace y para mover a la gente o tomar decisiones militares se hace a través de correos humanos", aseguró el desertor.
Haber violado esa prohibición de hablar por radio le habría costado la vida al guerrillero que alertó sobre la fuga de Pinchao. En el último mes, las Farc prácticamente no volvieron a salir al aire y 'César' dejó de usar su teléfono satelital. Sin embargo, tanto la guerrilla como el Ejército saben que es cuestión de tiempo.
'Barriendo' selva
En enero del año pasado las tropas localizaron un campamento abandonado del 'Armando Ríos' cerca de Puerto Otero, después de un bombardeo de la FAC.
"El río Apaporis se convirtió en un corredor de movilidad muy importante para las Farc cuando perdieron el Vaupés y el Guaviare", asegura uno de los oficiales.
Por sus márgenes se mueven hoy las operaciones. Es una selva muy extensa que ofrece, por sus condiciones naturales, más peligros que los de las balas o los explosivos que las Farc han ido dejando abandonados, ante la imposibilidad de transportarlos.
Uno de los grupos que ha tenido la responsabilidad de recorrer la manigua, sin tregua, es el batallón de Contraguerrillas 38, que tiene el puesto de mando en Mitú.
En uno de los recorridos, cerca de Pacoa, el pueblo al que llegó el intendente Pinchao, EL TIEMPO se cruzó con una de sus patrullas y supo de las dificultades que superan cada día.
Desde el aire, el tapete verde que conforman los árboles de hasta 30 metros de altura no permite adivinar todo lo que puede estar moviéndose debajo del follaje.
Los soldados que siguen a 'César' son hombres curtidos, con más de 14 años de guerra.
Viven 24 horas del día con la ropa empapada porque, además de aguaceros que pueden durar un día o más, la selva está llena de caños que de un paso a otro los dejan con el agua al cuello.
En medio del patrullaje no pueden hablar. Se comunican con las manos, porque incluso el ruido de una rama quebrada puede delatarlos. Cada paso es medido y cauteloso y por eso los 'extraños' no son una buena compañía.
Cada grupo lleva provisiones para dos semanas en la jungla, lo que les ocupa a los soldados más de la mitad de sus equipos de campaña; el camuflado que visten será el mismo por mucho tiempo y tendrán que romper selva para llegar hasta donde un helicóptero pueda reabastecerlos.
Se mueven siguiendo el Apaporis, por donde las Farc pretenden llegar a la frontera con Brasil y cruzarla, de ser necesario, para conservar a los secuestrados, según los desertores.
Por ahora, los militares saben que después de la fuga del intendente Pinchao la guerrilla cambiará su táctica de desplazamiento por un tiempo.
"Pasará algún tiempo para tener la certeza de hacia a dónde se movieron y es muy posible que hayan vuelto a separar a los secuestrados en varios grupos", asegura el oficial. Igual, la misión es seguir cerrando el cerco.
[Fuente: Jineth Bedoya Lima, enviada especial de El Tiempo a Selvas del Vaupés, El Tiempo, Bogotá, 02jun07]
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