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29jul08
Sicarios ejecutan en Buenos Aires a lugarteniente del jefe paramilitar Macaco
Uno de los dos colombianos asesinados el jueves en el estacionamiento del shopping Unicenter era el hombre de confianza de Carlos Mario Jiménez, un paramilitar y narco conocido como "Macaco" que era máximo jefe del cartel de droga colombiano "La Cordillera". Se sospecha que su final pudo estar relacionado con una traición millonaria hacia ese traficante.
Héctor Edilson Duque Ceballos, apodado "Monoteto" o "Tetudo", tenía 35 años y estaba en la Argentina desde hacía un año. Vivía en el lujoso country Ayres del Pilar junto a otros dos colombianos: Jorge Alexander Quintero Gartner y Julián Andrés Jiménez Jaramillo. Se movían en autos caros, tenían varios celulares y viajaban seguido a distintos países de Sudamérica.
El jueves a la noche, "Monoteto" y Quintero Gartner fueron ejecutados de dos balazos cada uno por un sicario que usó una pistola .40 y huyó en una moto con un cómplice. Jiménez Jaramillo escapó corriendo de los disparos y se refugió dentro del shopping, aunque ahora está sospechado de tener alguna vinculación con el ataque.
Los investigadores tardaron apenas unas horas en orientar la investigación del doble crimen a un ajuste de cuentas entra narcos. Los fiscales de Martínez Jorge Apolo y Diego Grau empezaron a cruzar datos con la DEA (agencia antidrogas estadounidense), Interpol y la Dirección de Policía Judicial e Inteligencia colombiana (DIJIN).
Así surgió que "Monoteto" Duque Ceballos -quien aquí usaba otro apellido- había sido la mano derecha de "Macaco" (detenido en Colombia en 2007). Los investigadores creen que el doble crimen podría estar vinculado a una lucha interna por la sucesión dentro del cartel "La Cordillera"; a problemas dentro del grupo narco por un cargamento de 470 kilos de cocaína que fue secuestrado en mayo por la Policía Bonaerense en Avellaneda (tenía como destino final España); o a una traición de Duque Ceballos a su mentor y antiguo jefe.
La sospecha es que "Monoteto" había venido a la Argentina para establecer una nueva ruta para enviar droga a Europa, aseguró ayer a la prensa en Colombia el jefe de la DIJIN, César Pinzón.
Las autoridades colombianas venían siguiendo a "Monoteto" desde hacía varios años y, una a una, habían develado todas las identidades bajo las que intentó ocultarse: la de un comerciante de caballos de paso fino y la de un hacendado que alquilaba fincas en las montañas cafetaleras colombianas.
Lo cierto es que la DIJIN y el Departamento Administrativo de Seguridad (DAS) de Colombia tienen acreditado que él era uno de los 15.000 miembros del ejército privado de "Macaco". Este era jefe de escuadrones paramilitares de ultraderecha y encargado de coordinar la producción y tráfico de cocaína de las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC).
Ese grupo cobró importancia luego de que un grupo de élite matara a Pablo Escobar Gaviria en 1993, hecho que marcó el desbande de los grandes carteles.
"Macaco" se desmovilizó el año pasado dentro de un proceso de negociación con el gobierno de Alvaro Uribe; se entregó y este año fue extraditado a EE.UU., donde lo juzgarán por narcotráfico.
"Monoteto" -cuyo apodo venía de su fijación por tajearles un seno a las ex amantes que consideraba traidoras- empezó en ese grupo como simple escolta, pero gracias a su capacidad de organización y a su ingenio se ganó la confianza de "Macaco". Según fuentes de la DAS, la prueba de fuego ocurrió en 2000: el jefe le encargó el rescate de prisión de uno de sus sicarios preferidos, operación que cumplió con éxito.
En 2003, "Macaco" se refugió en el norte colombiano y le dejó a "Monoteto" el manejo de sus propiedades y de sus rutas de narcotráfico en el Eje Cafetero, región montañosa del oeste colombiano.
En 2007, "Macaco" ordenó a sus hombres entregar las armas y desmantelar el negocio del narcotráfico. Pero la DAS cree que "Monoteto" se negó y siguió al mando de una facción disidente, cerró varios negocios más a nombre de su antiguo patrón y huyó con una gran fortuna rumbo a la Argentina. Hasta aquí, al parecer, llegó uno de los tentáculos de sus antiguos jefes y compañeros para recordarle que "las cuentas se pagan".
[Fuente: Clarin, Bs As, Arg, 29jul08]
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