EQUIPO NIZKOR |
|
10jul07
"Los paramilitares ya no usan uniformes, pero ahí están"
Las víctimas del desmovilizado jefe del Bloque Élmer Cárdenas, Fredy Rendón, alias "El Alemán", no sabrían decir que les causa más indignación: si la falta de compromiso con la verdad del cabecilla paramilitar demostrada en las tres versiones libres que lleva hasta ahora; si la soledad y el abandono que sienten por parte del Estado colombiano o el hecho de que los paramilitares continúen controlando gran parte de los centros urbanos de este departamento.
Por ello, a muchas de ellas, principalmente las que padecieron con el accionar del bloque Élmer Cárdenas en la región del Alto y Medio Atrato Chocoano, se les entrecorta la voz cuando hablan de su situación actual, de los hechos que las motivaron a soportar un viaje de 14 horas desde Quibdó hasta Medellín para estar en la versión libre del "Alemán", y de la posible impunidad en la que quedaran los crímenes de sus seres queridos.
Así lo siente Eumelia*, quien habló con rabia de lo que pasó. Su esposo fue asesinado por los paramilitares al mando de "El Alemán" en el caserío Bogado, Vigía del Fuerte, en enero de 1997. Su cuerpo fue descuartizado delante de Eumelia y su pequeño hijo de cuatro años, a quienes los obligaron a presenciar el execrable acto sin que derramara una sola lágrima.
Como era de esperarse, el hecho motivó el desplazamiento de Eumelia para la capital chocoana, aunque ella no fue la única. De acuerdo con los reportes de diferentes organismos humanitarios, desde el año 1996 las incursiones paramilitares en la región del Alto y Medio Atrato y el Urabá Chocoano se intensificaron al punto de producir, en dos años, el desplazamiento forzado de 1.500 familias de los municipios de Riosucio, Bojayá, Pavarandó y Murindó.
Fue tal el poderío militar ejercido por las entonces llamadas Autodefensas Campesinas de Córdoba y Urabá (Accu), que en marzo de 1996 se tomaron la cabecera municipal de Riosucio, obligando a más de 280 familias a desocupar el pueblo.
"Pero de esos años horribles nadie habla, ni se menciona. Todo mundo habla de lo de Bojayá, pero lo que vivimos nosotros por esa época fue mucho peor", dijo Eumelia, quien con la misma rabia y dolor con la que relató su historia, unió su voz al coro de víctimas, que ubicadas en la Plazoleta de la Dignidad del Palacio de Justicia, le que pedía verdad y reparación al "Alemán".
"No hubo tal desmovilización"
Entre todas las voces de las víctimas provenientes del Chocó, quienes además estuvieron acompañadas por la Campaña "Memorias contra el silencio y la impunidad", hubo quienes vencieron el miedo para denunciar lo que aún se vive en sus municipios.
"Eso de la desmovilización es una farsa. Usted ya no ve a los paramilitares con brazaletes, con armas y uniformes. Pero ahí están, cobrando vacunas a los comerciantes y a los transportadores", comentó un habitante de Quibdó, quien pidió reserva de su nombre.
"Por mi trabajo yo me tengo que mover por casi todo el departamento y uno ve que en Tadó, Quibdó, Istima, mejor dicho, en los municipios donde se mueve plata, ahí están los paramilitares. En los pueblos del Bajo Atrato, por ejemplo, todo el comercio de la madera es de ellos: los paramilitares la compran y la trasladan en lancha hasta Vigía", agregó.
Soledad de las víctimas
Al final, sólo 30 personas pudieron desplazarse desde Quibdó a Medellín, para hacer "acto de memoria", en la versión libre del ex jefe paramilitar Fredy Rendón. Las grandes precariedades económicas en que viven muchos de ellos, además de la poca organización que poseen las víctimas en este departamento, impidió que muchas más estuvieran presentes en la capital antioqueña.
Prueba de ello lo constituye Eumelia. Desde los hechos que originaron su desplazamiento, sobrevive como "bateadora", nombre con que se designa a quienes se dedican al lavado de ropa.
"Tengo manos de hombre, porque me toca trabajar muy duro para mantener a mi niño. Me da pesar de él, cada rato pregunta por el papá y cae en unas tristezas, y no tengo con que llevarlo al psicólogo y allá no hay quien le de ese servicio a las víctimas", relató Eumelia, quien actualmente promueve la gestación de un movimiento de víctimas en Quibdó.
"Las víctimas sienten una soledad por parte del Estado, aunque sí hay mucha solidaridad por parte de las organizaciones y de la comunidad. La violencia ha dejado mucho desplazado que sobrevive en medio de una gran pobreza, mucha mujer viuda, y el Estado no aparece por allá", expresó un delegado de la Diócesis de Quibdó.
Al respecto, la Diócesis le solicitó al coordinador regional en Antioquia de la Comisión Nacional de Reparación y Reconciliación -Cnrr-, Gerardo Vega, la realización de un encuentro de víctimas en ese departamento.
Pero mientras esto ocurre, los desplazados, las viudas y los huérfanos que dejaron las acciones del Élmer Cárdenas tendrán que conocer en la distancia, las declaraciones que Fredy Rendón le entrega a la Fiscalía en la ciudad de Medellín.
Declaraciones, que de seguro continuarán causando más dolor entre las víctimas, como su versión sobre los hechos de Bojayá. "Él (el alemán) le dijo a la Fiscalía que no tenía ninguna responsabilidad en los hechos del 2 de mayo, que la responsabilidad es de las Farc, y del padre que encerró en la iglesia a la gente ese día", declaró con indignación un hombre que pudo presenciar la diligencia.
[Fuente: Agencia de Prensa IPC, Medellín, Col, 10jul07]
This document has been published on 25Jul07 by the Equipo Nizkor and Derechos Human Rights. In accordance with Title 17 U.S.C. Section 107, this material is distributed without profit to those who have expressed a prior interest in receiving the included information for research and educational purposes. |