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20oct16
Diálogos con ELN, desafío para ampliar horizonte de paz en Colombia
La próxima apertura de diálogos oficiales entre el Gobierno colombiano y el ELN es vista aquí como la posibilidad de conseguir un escenario de paz completo, pese a lo complejo de avanzar en dos procesos de similares fines.
Dichas reuniones -que comenzarán inicialmente en Quito, Ecuador- son en primer lugar el resultado de una promesa realizada por el Ejecutivo y el Ejército de Liberación Nacional (ELN) en Caracas, Venezuela, el pasado 30 de marzo y el fruto de varios años de tortuosas pláticas, comentó el académico y periodista Víctor de Currea-Lugo, quien ha seguido de cerca esas gestiones.
Tales citas -añadió- tendrán como eje central la participación continua de la sociedad no sólo en la discusión alrededor de la mesa sino incluso en la definición de los temas, algo muy novedoso y arriesgado si lo comparamos con la dinámica de otras conversaciones con propósitos pacificadores, además sería una suerte de plebiscito permanente, dijo.
Los venideros ciclos de análisis empezarán en momentos cuando el Gobierno y las también guerrilleras FARC-EP buscan una solución para seguir adelante con el ya avanzado proceso de negociaciones iniciado en Cuba en 2012.
El 26 de septiembre en Cartagena de Indias el presidente Juan Manuel Santos y el líder de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia-Ejército del Pueblo (FARC-EP), Timoleón Jiménez, suscribieron el llamado Acuerdo Final, con el que se comprometieron a terminar el largo conflicto entre ambas partes.
Poco después venció el No en el plebiscito convocado para validar por la vía popular ese conjunto de convenios, resultado que abrió un debate sobre la vigencia de lo concertado.
No obstante la incertidumbre que ronda ese proceso, algunos políticos y analistas insisten en que el ELN podría aprovechar parte de lo pactado con las FARC-EP.
Creo que son procedimientos diferentes, lo importante es explorar la complementariedad entre una y otra mesa, no ponerlas a competir a ver cuál saca más; el Ejército de Liberación Nacional no está para remendar los acuerdos de La Habana, lo que dijo la otra agrupación, opinó De Currea-Lugo.
Las FARC-EP desarrollaron su agenda con autonomía sin reparar en la del ELN. ¿Por qué tendríamos que pedirle entonces algo diferente?, preguntó.
Al referirse a la duración de los cercanos diálogos subrayó que resultaría peligroso intentar acelerarlos pues deberán tardar el tiempo que sea preciso, adicionalmente negó que tengan que concluir necesariamente antes de que finalice el mandato de Santos, criterio de algunos políticos.
El ELN no debería por muchas razones supeditar, y no creo que lo haga, su agenda al calendario electoral, insistió.
En cuanto al reclamo del ese último movimiento rebelde y sectores de la sociedad para que sea instaurada una tregua multilateral, De Currea-Lugo consideró que tal disposición además de su esencia humanitaria favorecería la implementación de los pactos rubricados con el otro grupo guerrillero, el mayor involucrado en la guerra interna, y el desarrollo de las pláticas con el ELN.
Tal medida sería una ampliación del silencio de los fusiles puesto en vigor desde el pasado 29 de agosto por el ocupante de la Casa de Nariño y las FARC-EP.
No obstante la complejidad que implica negociar de manera paralela con dos organizaciones rebeldes, para los ciudadanos que claman en las calles por la paz, el resultado esperado justifica esa decisión.
[Fuente: Por Adalys Pilar Mireles, Bogotá, 20oct16]
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