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04jul16
Gabriela Zapata, distrayendo a Bolivia
Lo sucedido con Gabriela Zapata revela, en realidad, la inmensidad de contratos que maneja el Gobierno de modo poco transparente. Es necesario que Bolivia sepa que detrás del escándalo político hay una verdad incómoda que se pretende silenciar: el dinero de los bolivianos no se está usando de la mejor manera. Veamos lo investigado en el Sistema de Contrataciones Estatales (Sicoes) por Enrique Araníbar, en un libro coordinado por mi persona (de pronta publicación).
Certeza 1: el Gobierno de Bolivia nunca en su historia ha manejado tanta plata. Además, no solo es un Gobierno que tiene más plata, es un Gobierno que gasta más plata: la tendencia fue claramente ascendente pasando de un 34,1% del PIB en 2004 a 41,9% en 2007 y superando el 50% en 2014, muy probablemente el dato del 2015 sea similar al de 2014. De esta forma el gasto estatal representó en los últimos años alrededor de la mitad de la producción económica nacional.
Certeza 2: el Gobierno nunca en su historia ha manejado tantos contratos: de 2004 a 2015 existió un marcado ascenso de los procesos de contratación efectivos por parte del Estado.
Mientras en 2004 totalizaron 5.184 contratos, en 2006 subieron a casi 17.000 contratos, en 2009 a 31.981, la mayor cantidad de contratación de bienes y servicios se dio en 2014, con un total de 76.468.
Certeza 3: nunca en la historia el Gobierno ha comprado bienes y servicios para sí mismo, vale decir, nunca en la historia el Gobierno ha sido árbitro y jugador al mismo tiempo, lanzando convocatorias y ganándolas. Los montos asignados a la compra de bienes y servicios aumentaron significativamente entre 2004 y 2015. Mientras en 2005 las contrataciones totalizaron Bs 4.951,1 millones en 2006 fueron Bs 9.416,8 millones, en 2008 Bs 16.174,1 millones y desde 2012 superaron los Bs. 20.900 millones equivalentes a aproximadamente $us 3.000 millones.
Certeza 4: nunca en nuestra historia los contratos públicos del Gobierno han sido tan caros. Si se divide el monto total de las contrataciones directas entre la cantidad total de contratos en la misma modalidad, se tiene un ratio referencial que muestra el valor promedio gastado por cada contrato. Considerando que en 2004 solo hubo dos contratos y un gasto total de Bs 0,6 millones entonces en promedio cada uno costó Bs 0,3 millones; para 2008 este ratio subió a 0,40; en 2009 a 0,71 y en 2015 a 1,03. Cada vez resultan más onerosas las compras directas.
Certeza 5: nunca en la historia de Bolivia se dejó de competir para ganar un contrato, es decir, los contratos ya no son ganados por licitación sino por invitaciones directas: de un 78,9% del total que representaron las licitaciones en 2003, se pasó al 69,8% en 2007, al 50,9% en 2009 y al 30,7% en 2011. En 2009 las contrataciones directas superaron los Bs 1.000 millones, en 2013 fueron Bs 7.491,9 millones y en 2015 Bs 11.772,7 millones; en cambio las licitaciones se redujeron a Bs 7.542,3 millones en 2009, Bs 2.846,7 millones en 2013 y Bs 4,8 millones en 2015. Con esta información se tiene que, en promedio, entre 2005 y 2015, la tasa de crecimiento del valor de las licitaciones fue del 2,9%, muy por debajo del 746,2% de las contrataciones directas.
Certeza 6: nunca en la historia las normas se flexibilizaron tanto para facilitar las invitaciones directas: en orden respectivo. Durante el Gobierno de Evo Morales se promulgó: a) El decreto 181: que posibilitó la inclusión de 'las contrataciones menores' y 'contrataciones directas' a las cuatro modalidades establecidas en el DS 29190. b) El decreto 1999 del 15 de mayo de 2014 cambió la excepción para las convocatorias internacionales abreviando los plazos, quedando de la siguiente forma: "Cuando una convocatoria internacional, hubiese sido declarada desierta por segunda vez y en el caso de obras, cuando la primera convocatoria internacional hubiese sido declarada desierta".
(Si una convocatoria queda desierta es por la falta de propuestas o porque el precio solicitado por las empresas es muy alto o, en general, porque no se cumplen con los requerimientos establecidos. Lo que se logra con esta norma es adjudicar el contrato, de forma forzada, a una empresa que puede ser elegida discrecionalmente). c) El decreto 1497 amplió la cuantía en los montos de la contratación menor pasando del límite de Bs 20.000 a Bs 50.000.
En todo caso, la reforma más significativa estuvo, nuevamente, relacionada con las empresas públicas. En el artículo 83 antes mencionado parte del texto modificado indica: "las empresas públicas de acuerdo a su naturaleza jurídica, en base a su función de producción y generación de excedentes, deberán realizar todos sus procesos de contratación de bienes y servicios de manera directa". Aunque la diferencia parece estar solamente en la redacción, hay un cambio en el uso del término 'podrán' por 'deberán'.
En suma, nunca el Gobierno ha tenido tanta plata; nunca, con tanta plata, había manejado tantos contratos; nunca tantos contratos, los había convocado el mismo Gobierno para que ganen sus propias empresas públicas; nunca todos estos muchos contratos ganados por las propias empresas públicas fueron tan caros, dejando amplios márgenes de ganancia; nunca esos contratos que dejaron amplios márgenes de ganancia fueron conseguidos por invitación directa (y sin competir) y nunca todos estos contratos conseguidos por invitación directa habían estado tan generosamente respaldados por normas cada vez más flexibles.
Certeza 7: las condiciones están dadas para que la corrupción florezca. Gabriela es solo una distractiva anécdota en esta historia.
[Fuente: Por Diego Ayo Saucedo, El Deber, Santa Cruz de la Sierra, 04jul16]
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