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10ene22
Los barones de la coca
La revelación hecha por el propio presidente de la Coordinadora de las 6 Federaciones del Trópico de Cochabamba, Evo Morales, de que YPFB Transportadora les “compensará” con “más de un millón de dólares” (que, de acuerdo a la empresa, en verdad son 1,6 millones de dólares) ha desatado, como corresponde, un nuevo escándalo.
El concepto de ese pago es que un gasoducto construido en 2008 pasa por tierras de campesinos que están afiliados a la Coordinadora, razón por la que se les debe “compensar” económicamente y la entidad asume su representación para cobrar los 1.6 millones de dólares.
De acuerdo al DS 2195, su aplicación es para “los Titulares de las Actividades, Obras o Proyectos hidrocarburíferos y; las poblaciones beneficiarias de la compensación que fueron debidamente identificadas en el convenio de validación de acuerdos resultante del proceso de Consulta y Participación suscrito entre la Autoridad Competente y las instancias de representación”.
También se establece que los “recursos por compensación serán destinados al financiamiento de proyectos sociales y/o productivos establecidos por los pueblos beneficiarios” y que “los perfiles de los proyectos serán remitidos por los pueblos beneficiarios al Titular de las Actividades, Obras o Proyectos hidrocarburíferos luego de haberse suscrito el convenio de validación de acuerdos entre la Autoridad Competente y las instancias de representación”.
Se verá que se hace referencia a “pueblos beneficiarios”, “poblaciones beneficiarias” debidamente identificadas, y no campesinos individuales y menos una entidad sindical que actúe en su representación
Se trata pues, por todos los datos, de un asalto a las arcas del Estado así de simple, realizado impunemente gracias al poder que los barones de la coca tienen dentro de la administración estatal.
Más allá del escándalo, este asalto me recordó al aprovechamiento de sectores corporativos que por su capacidad económica e influencia en las diferentes administraciones estatales lograban beneficios non sanctos como exenciones impositivas, subsidios, garantías estatales para préstamos, etc. que sólo era posible conseguir por el uso abusivo del poder y el mal funcionamiento de un órgano judicial proclive a agradar a los poderosos.
La diferencia radica, en relación al tema que se comenta, en que por lo menos se hacía el esfuerzo de presentar argumentos que justifiquen las medidas que los beneficiaba como necesarias para la marcha del Estado y la sociedad. Justificación que en el caso de esta transferencia de fondos del Estado a los barones de la coca no existe, pues se trata de un simple asalto a nuestras arcas porque así lo decidió el exmandatario fugado.
Esta grosera visión y ejercicio del poder nos muestra, nomás, que estamos ante la consolidación de un capitalismo salvaje (Dios se apiade de mi para que los gurúes del racismo no me condenen por esta expresión) en el que sólo vale la voluntad del poderoso, que puede hacer lo que le venga en gana y sus asesores le aconsejen.
En ese marco, esta transferencia de fondos también se asemeja a los famosos “bonos de lealtad” que se distribuía dentro de las FFAA durante las dictaduras, particularmente la de Luis García Meza Tejada, para evitar que generales y comandantes se dejen convencer por los adversarios del dictador de turno y decidan dar un “día de gloria” al país. No en vano, en el caso que se comenta, la transferencia de fondos se realiza -lo que no parece ser una casualidad-- cuando hay una evidente pulseta entre los barones de la coca y el presidente Luis Arce, los unos tratando de copar la dirección política del gobierno, el otro tratando de preservar las atribuciones que la Constitución Política del Estado le otorga.
Y acá también hay otra muestra de poder de los barones de la coca y la influencia de su caudillo: a éste le molestó (y lo dijo con toda claridad) que haya ministros que crean que el mensaje que la ciudadanía les dio con su voto era buscar la conciliación y enfrentar la crisis económica y de salud, cuando, a su criterio, el mensaje de la gente es recuperar el proceso de Cambio y, lo digo yo, a su indiscutido líder, él mismo.
Estos datos indican, una vez más, que será difícil que este año podamos gozar de algunos momentos de paz y tranquilidad. Es que a los barones de la coca no les conviene la paz
[Fuente: Por Juan Cristóbal Soruco Quiroga, Página Siete, La Paz, 10ene22]
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