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10ene19
Persisten con la planta de polipropileno
El proyecto de la planta de polipropileno sería la mayor inversión del Gobierno en el rubro de hidrocarburos, ya que se trata de 2.200 millones de dólares. La inversión será mayor a la sumatoria de lo invertido en las plantas de licuefacción de gas, en la separadora de Gran Chaco y en la de fertilizantes incluido su ferrocarril.
Sin embargo, el proyecto tiene problemas de concepción y de diseño que no han sido resueltos. No obstante, el Gobierno insiste en su ejecución.
Después de anular la adjudicación de construcción al consorcio Tecnimont - Técnicas Reunidas, el 2017, el proyecto está siendo considerado como uno de los retos del sector hidrocarburos para el año 2019, sin subsanar sus deficiencias y con una situación menos favorable del sector hidrocarburos y del país.
En los primeros meses de este año se licitaría nuevamente los estudios de ingeniería y el último trimestre la procura y construcción de la planta bajo la modalidad de "llave en mano".
Los argumentos del Gobierno para retomar la idea de la planta son: Que se utilizará nuevas tecnologías para producir mejores productos. Las licencias recomendadas por Tecnimont, de UOP para producir propileno y de sheripol para producir polipropileno, (cuyas patentes están en custodia de YPFB), ya no se utilizarían porque resultaron obsoletas en menos de dos años.
Que ahora, "(…) como siempre", se debe tener un mercado asegurado para hacer las inversiones porque hay una nueva coyuntura de mercados cambiantes. Para el efecto se estaría haciendo un estudio sobre la comercialización de los productos.
Que la planta de polipropileno será la madre de todas las industrias porque con ella se consolidará la industrialización de los hidrocarburos.
La planta de polipropileno tendrá una capacidad de 250 mil tn/año con un consumo de 906 tn/día de propano. Para suministrar esta cantidad de propano se necesita fraccionar 1.489 tn/día de GLP a fin de separar el propano del butano, porque este último no es insumo para la producción de polipropileno.
La separadora de Gran Chaco fue construida para procesar 32,19 MMm3/D de gas húmedo de la corriente de exportación a Argentina para extraer 2.247 TM/D de GLP, para proveer a la planta de polipropileno y para exportación. El gas seco resultante debía continuar con su transporte a Argentina.
Sin embargo, estas condiciones han sufrido cambios, veamos:
El deterioro de la economía boliviana respecto al 2014 aconseja postergar inversiones en proyectos tan caros y de dudosa rentabilidad.
El abandono, por parte de Argentina, de la ampliación del ducto de transporte de gas en su territorio (GNEA) limitará la exportación boliviana de gas (a alrededor de 20 MMm3/D, que es la capacidad actual del gasoducto). Si Bolivia tuviera gas para alimentar la planta de Gran Chaco con 30 MMm3/d, se quedaría con 10 MMm3/d de gas sobrante que tendría que ser enviado a otro destino.
La caída continua desde el año 2014 de la producción de hidrocarburos en Bolivia. La producción de gas cayó de 61,3 MMm3/D ese año, hasta 51,81 MMm3/d en octubre pasado y la de líquidos bajó de 63 MBls/D a 50,18 MBls/D en el mismo período.
La bajada de la nominación argentina de gas, que el mes de diciembre pasado disminuyó a 8,8 MMm3/D, en lugar del mínimo de 17,2 MMm3/D que debía recibir. Bajo estas condiciones es técnicamente imposible que Gran Chaco tenga el gas suficiente para extraer las 1,489 tn/día de GLP necesarias para la planta de polipropileno.
La cantidad de GLP producida por la Planta de Gran Chaco es menos de la mitad de la cantidad requerida por la planta de polipropileno. La máxima producción de GLP del año 2018 fue de 666n8 tn/D en agosto. Esta cantidad habrá caído aún más en los meses posteriores por la baja nominación argentina de gas.
En varias oportunidades se han mencionado los problemas del proyecto y, sin embargo, se mantienen inalterables:
La industrialización monopólica de YPFB, sin socios, agiganta los riesgos de cualquier proyecto.
Los estudios de mercados son deficientes, sólo existen estimaciones que mencionan que hasta el 90 % de la producción se destinará a la exportación a países vecinos e incluso China, el resto sería absorbido por el mercado interno.
No existen gestiones del Gobierno para acceder a mercados. Sólo se pretende atraer inversionistas para que el mercado del polipropileno sea la fabricación local de productos de uso final.
La localización de la planta es mala, al igual que la de los otros proyectos de industrialización. Agrega costos adicionales a las operaciones y pierde competitividad ante productores como Brasil o Argentina.
[Fuente: Por Hugo del Granado Cosío, Página Siete, La Paz, 10ene19]
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