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29ene21
Montenegro, de una vida de lujos a una celda por 11 años
El primer semestre de 2019, cuando estalló su caso en Bolivia debido a sus vínculos con jefes policiales, el narcotraficante Pedro Montenegro Paz vivía en medio de lujos que compartía con sus allegados. Al menos 40 casas, dos empresas, 24 vehículos y un crédito de un millón de dólares formaban parte de su patrimonio.
Se entregó a la Policía el sábado 11 de mayo de 2019, en noviembre fue extraditado a Brasil y el 30 de septiembre de 2020 la justicia de ese país lo condenó a 11 años y ocho meses de prisión por tráfico internacional de drogas. Ahora cumple su sentencia en una pequeña celda de la Penitenciaría Federal de Mossoró, donde hay estrictos horarios hasta para tomar el sol.
Tiene como vecinos a otros grandes narcotraficantes, como el mexicano José Gonzáles Valencia, exoperador financiero del Cártel Jalisco Nueva Generación, una de las organizaciones criminales más peligrosas del mundo, según el Departamento de Estado de EEUU. Valencia vivió en Santa Cruz entre 2017 y 2019, donde se presentó como un próspero empresario ganadero.
Quedaron en el recuerdo los días en que Montenegro ofrecía grandes fiestas de cumpleaños en Santa Cruz, donde contaba entre sus invitados a jueces, fiscales y policías, además de otros personajes influyentes. Ocurrió lo mismo con los actos en los que la Policía le entregó reconocimientos por sus aportes a la institución.
Uno de ellos le fue entregado por el exjefe de la Fuerza Especial de Lucha Contra el Crimen (FELCC) de Santa Cruz Gonzalo Medina, quien recientemente se benefició con el levantamiento del arresto domiciliario que pesaba en su contra por el proceso que le sigue el Ministerio Público por los delitos de tráfico de sustancias controladas y asociación delictuosa, justamente por su relación con Montenegro.
Ayer, el exjefe policial aseguró que no mantuvo ninguna relación de amistad con el ahora sentenciado por narcotráfico. "Ninguna relación de amistad, simplemente era un conocido (…) era un filántropo que de pronto ayudaba a una u otra unidad ", afirmó en Santa Cruz.
Medina dijo que fue un "chivo expiatorio" en este caso y acusó al excomandante departamental Savino Guzmán de haber impedido la detención de Montenegro cuando en 2015 lo requirió la justicia brasileña.
"El coronel Savino Guzmán borra con un rádex (papel corrector) la hoja de ruta que el ayudante había previsto que debiera pasar a planificación y ese documento nunca pasa a planificación, él debiera decir por qué no hizo circular el mandamiento de aprehensión de Pedro Montenegro el 18 de noviembre del año 2015", aseveró.
La prisión donde ahora se encuentra Montenegro se levanta en una extensión de 12.000 metros cuadrados y cuenta con cuatro pabellones vigilados por 260 cámaras de seguridad, además de sensores de movimiento, vidrios blindados y scánner para controlar a los visitantes, quienes pueden ver solo por unos minutos a los reclusos. El control es tal que tienen un par de horas para tomar el sol y cinco minutos para la ducha diaria. Valencia, en una de sus audiencias a la que accedió Infobae, se quejó porque solo puede ver 10 minutos a sus familiares a través de un vidrio blindado y por el poco tiempo fuera de la celda.
[Fuente: Página Siete, La Paz, 29ene21]
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