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13may08
El tipo de proyectiles usado por los Larsen es similar a los desaparecidos de instalaciones militares
¿Dónde podrían venderse los 110 mil proyectiles que desaparecieron de instalaciones de la Fuerza Aérea Boliviana (FAB) a principios de abril del presente año? Algunos estudiosos de los mercados de munición y armas consideran que en el Chaco y la Amazonía, pero especialmente en la primera región. La deducción suma indicios e historiales de varios incidentes sobre venta y tenencia de material bélico que hicieron noticia en los últimos meses.
El primero recuerda a la violenta resistencia que hicieron a los funcionarios del Instituto Nacional de Reforma Agraria (INRA) hacendados de la zona de Caraparicito en febrero. Según las fuentes consultadas, el grupo comandado por el empresario estadounidense Ronald Larsen utilizó pistolas y algún equipo automático calibre 45.
"Ese calibre resulta cada vez más difícil de obtener en el mercado negro debido a que se le han impuesto sucesivas restricciones a nivel internacional. En el mundo lo produce sobre todo EEUU y en Sudamérica, en escasa y controlada cantidad, Brasil y Argentina", explica la fuente.
En el incidente de la FAB, sobre el total de 110 mil balas, 5.500 correspondían al calibre 45. Pero, no sólo la coincidencia entre el uso en el Chaco y la desaparición en El Alto permite deducir un probable traslado al arsenal Larsen. Hace algo más de 10 meses se produjo, muy cerca de las instalaciones de la FAB, otro escándalo ligado a la munición 45.
El 27 de junio de 2007 Donna Thin, una amiga del agregado militar estadounidense James Campwell, fue detenida en el aeropuerto de El Alto. Se la acusó de no haber declarado que portaba cinco paquetes con 100 balas calibre 45 cada uno. La joven había declarado que en las cajas llevaba "queso". En el aeropuerto la esperaba la esposa del agregado militar.
Luego la legación estadounidense aclaró que la munición fue encargada por Campwell para utilizarla en sus prácticas deportivas. Sin embargo no se pudo responder a las razones por las que no se usó valija diplomática para ese propósito. Tampoco se aclaró los motivos por los que la aerolínea American Airlines permitió trasladar semejante material en tiempos de la Guerra contra el Terrorismo.
El estudioso de mercados armamentísticos explica: "No se usa valija diplomática en ciertos casos porque esa dotación debe ir debidamente cuantificada a la misión de marines que presta servicios en la Embajada. Eso debe contar con la autorización del Departamento de Estado. Pero diplomáticos de este y otros países suelen aprovechar su condición para traer o llevar material para ciertas amistades. Hace unos años alguien llegó a El Alto con dos pistolas. Los funcionarios de Aduanas no sabían qué reglamento aplicar y, al ver que era de un diplomático de peso, lo dejaron pasar. Queda claro que en este caso Larsen tiene buenas amistades en la Embajada".
Según la fuente, los roces diplomáticos entre Bolivia y EEUU frenaron a partir de junio la habitual fuente de aprovisionamiento de ciertas armas calibre 45. Y, en ese escenario, la munición que desapareció de la FAB cabría muy oportunamente en el Chaco.
El grupo de Larsen no es el único que ha exhibido las 45. En diciembre de 2005, grupos de seguridad que apoyaban al actual prefecto de Pando, Leopoldo Fernández, también esgrimieron armas del mentado calibre. En ese momento Fernández disputaba voto a voto su elección y fue acusado de haber maquinado en barracas de hacendados la base de su apoyo.
El material perdido por los aviadores sumaba munición más gruesa, nada menos que 20 mil balas punto 50 para ametralladoras pesadas. El Comandante de la FAB, general Daniel Salazar, declaró a los medios que dicho lote podría ser destinado al voraz mercado de chatarra metálica. Sin embargo, los especialistas desestiman dicha posibilidad. El ingeniero en armamento Samuel Montaño explicó a EL NACIONAL que la desactivación para chatarra sería compleja y lenta. "Un armero, dice Montaño, tendría que desarmar uno por uno los proyectiles. Le llevaría semanas y acumularía una peligrosa e incómoda carga de pólvora. ¿Un chatarrero se arriesgaría a semejante labor?".
Sin embargo, las 20 mil balas punto 50 tienen otras opciones de acomodo. En junio de 2005, en el norte de Santa Cruz miembros de la Unión Juvenil Cruceñista (UJC) y colonos bordearon el enfrentamiento. En esa ocasión un grupo de los primeros fue observado trasladando una ametralladora punto 50. La alternativa a ese tipo de clientes se halla más distante. En junio de 2007 la Policía brasileña se incautó de dos ametralladoras punto 50 pertenecientes al Ejército de Bolivia. El decomiso se produjo en las favelas de Río de Janeiro. Las armas se hallaban en manos de narcotraficantes que hoy enfrentan a militares del vecino país.
En el lote de munición desaparecido en la FAB también figuraban 20 mil cartuchos 9 mm, un tipo de proyectil ampliamente comercializado en los mercados negros. Finalmente también se listaron pequeñas cantidades de calibres 40 y 5,56, estas últimas para fusiles Galil.
Hasta el presente las autoridades de la Fuerza Aérea no han identificado ni a los culpables ni el destino del material perdido. Se ha informado que tres miembros de dicha fuerza son investigados. En los últimos tres años suman al menos diez casos de pérdidas de munición o armas de unidades de las Fuerzas Armadas. No se sabe de culpables ni juicios concluidos, pese a casos tan bullados como el de los misiles chinos del año 2005.
[Fuente: Por Rafael Sagárnaga López, Corresponsal de El Nacional en La Paz, Tarija, 13may08]
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