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18jul04
Casi un siglo de una historia dolorosa de estafas, contrabando y robo.
El descubrimiento de gas y petróleo fue más una desgracia que una fortuna. La riqueza fue saqueada o mal negociada. Al país no le quedaba nada.
El petróleo y el gas nunca trajeron buenas noticias a los bolivianos. La Standard Oil of New Jersey descubrió el primer pozo de petróleo en Bolivia en 1924 pero decidió no informar al gobierno y exportar el producto sin pagar impuestos. Seis años estuvo la empresa exportando petróleo desde Bermejo hasta Argentina, para lo que sólo necesitaba cruzar el río del mismo nombre.
El Estado boliviano reclamó, pero la empresa terminó enjuiciando al gobierno por pretender cobrarle impuestos.
En los años 30 se produjo la Guerra del Chaco en la que, según algunos historiadores, la Standard Oil tuvo mucho que ver, en vista de su interés en que el crudo de Bermejo llegue hasta el Atlántico sin pasar por un segundo país.
La guerra fue de 3 años y la empresa negó al ejército boliviano una sola gota de petróleo. El pretexto fue que no tenía combustible pero que podía traerlo desde Perú, por supuesto mucho más caro. Terminó la guerra; los bolivianos quedaron en control del territorio de los hidrocarburos y los paraguayos, con el desierto. Y se produce otro fuerte cambio. El presidente David Toro decide en 1937 expulsar a la Standard Oil, nacionalizar sus propiedades y crear la empresa Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos (YPFB).
Treinta años después, la Gulf Oil Company descubre gas en Río Grande y se abre la posibilidad de exportarlo. Cuando avanzaba el proyecto de exportación a Argentina, la empresa de EE.UU. anuncia que no pagaría las regalías pedidas por Bolivia. Así, en 1969 el gobierno de Alfredo Ovando Candia, con su ministro Marcelo Quiroga Santa Cruz, nacionalizan los campos petroleros y gasíferos de la Gulf Oil. Dos años antes había muerto, en La Higuera, Ernesto Che Guevara.
YPFB comienza en 1972 a exportar gas a la Argentina. El contrato debía durar 20 años pero se lo extiende a 1997. Esta nueva empresa estatal no duraría mucho. En los 90, en pleno ola privatizadora, el gobierno de Gonzalo Sánchez de Lozada acaba con YPFB y ofrece sus partes a empresas extranjeras a cambio del compromiso de inversión. El método se llamó capitalización, aunque fue una privatización. Antes de sucumbir, YPFB había firmado contratos con Petrobras, para exportar gas a Brasil. La empresa brasileña prestó a YPFB para construir el ducto dentro de territorio boliviano. El crédito iba a ser pagado con la tarifa de transporte del propio ducto.
La capitalización despojó a YPFB de ese gasoducto y se lo dio a Enron, en una operación criticada entonces por The Wall Street Journal, que observó las excesivas ventajas que el gobierno le otorgaba a esa empresa. Sánchez de Lozada negoció con Enron en EE.UU. y viajó en aviones de la empresa, para sellar un acuerdo cuyos detalles más importantes se desconocen. Enron norteamericana y que protagonizó hace dos años la segunda mayor quiebra fraudulenta de la historia del capitalismo, había de cidido adueñarse del proyecto de venta de gas a Brasil. Para ello se asoció con Shell, que controlaba el yacimiento peruano de Camisea. La idea era llevar a Brasil gas boliviano y peruano. Bolivia les aprueba una ley que abarata el transporte por territorio nacional del gas peruano. Enron tenía poca confianza en las posibilidades de que Bolivia contara con más reservas para atender la demanda brasileña. Enron y Shell conformaron Transredes, consorcio que aún controla los ductos bolivianos.
La capitalización atrae a otras empresas petroleras, que descubren yacimientos de gas en el Chaco tarijeño, y llevan las reservas de 5 a 24 trillones de pies cúbicos. Hoy se habla de 55 trillones de pies. A principios de año, se descubrió que algunas de las petroleras estaban exportando crudo, gas licuado de petróleo y gas natural, de manera irregular, de contrabando, como había hecho la Standard Oil hace 80 años. La Justicia tomó el hecho y el Estado puede recuperar alrededor de US$ 300 millones.
Ahora, los bolivianos deben votar sobre el futuro del gas. La mayoría, dicen los sondeos, quiere que el Estado recupere el control de los yacimientos. Pero las preguntas del referéndum no dan lugar a que se exprese ese sentimiento.
La primera vez que los bolivianos nacionalizaron el petróleo fue después de una guerra internacional. La segunda, a dos años de la guerrilla del Che Guevara. La tercera está por verse.
[Fuente: Humberto Vacaflor, La Paz, para Clarin, Bs As, Arg, 18jul04]
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