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05jun16
¿Quién quiere perjudicar al Presidente?
Unos dicen que él mismo se enreda, otros que su entorno lo enreda. Él y su entorno afirman que la oposición, la derecha y el imperialismo lo enredan.
Quizás la respuesta se encuentre en cómo han evolucionado las instituciones. Desde un gobierno apoyado por los movimientos sociales, ahora tenemos un gobierno aislado de la dinámica social. Es como si en lugar de tener un presidente, tuviéramos un rey, rodeado de dos príncipes, de un tesorero, de tres portavoces, y de un jefe de Policía. El rey está solo, no tiene amigos ni gente de confianza. Uno de los príncipes desea su sucesión y parece tener esporádicos episodios de inestabilidad mental. El otro controla el aparato estatal, el servicio de inteligencia, hace espiar al Gobierno y a la oposición y desgañita amenazante contra todos. El tesorero cuida las arcas fiscales pero es generoso con los caprichos del rey. Los portavoces carecen de luces y en la oscuridad enredan al Gobierno. El jefe de Policía no llega a saber quién manda a los encapuchados que quemaron la Alcaldía de El Alto y que aparecieron en la manifestación de los discapacitados. Hace conferencias de prensa atribuyendo a sus servicios de inteligencia información amarilla aparecida en pasquines de países vecinos. Al Presidente le importa poco sus otros ministros, pues él asume todas las iniciativas y decisiones y no necesita colaboradores que le proporcionen ideas. Se basta a sí solo. Con esa convicción, la capacidad intelectual de sus ministros poco le importa.
A ningún boliviano, que sea del oficialismo o de la oposición, le debería agradar que la figura presidencial se degrade. Comenzar este artículo de esta manera es sólo para llamar la atención. En realidad, su propósito es contribuir a evitar el deterioro del Gobierno, sobre todo en momentos de crisis económica y de cambio en la correlación de fuerzas políticas en América Latina.
¿Cómo se inició el proceso de deterioro de la imagen del Gobierno? Hay aspectos de fondo que todavía son difíciles de entender y otros coyunturales, casi banales.
Los aspectos de fondo tienen que ver con el proceso de cambio. La bonanza económica y las buenas intenciones del MAS llevaron a disminuir la pobreza y a abrigar el sueño de acceder a la clase media. Es un proceso de transición social y cultural que tiene como punto de llegada la adquisición de los valores de la vilipendiada clase media de Zabaleta. Eso aleja lentamente a las personas del propio proceso de cambio sin dejar para atrás sus valores tradicionales por lo que la corrupción es rechazada así como los desvaríos presidenciales que dieron lugar a varios presuntos hijos no reconocidos. Defiende también a los grupos vulnerables, luego la forma como el Gobierno trata el problema de los discapacitados es criticado desde la moral popular.
El Presidente y su entorno continuamente yerran, lo que no es del agrado de las clases emergentes. La forma como se manejaron los casos Fondioc, Zapata y discapacitados estuvo llena de errores. Fue también un traspié la convocatoria al referendo del 21 de febrero. Llamar a un nuevo referendo con el mismo fin podría llevar a la revocatoria del mandato presidencial. Fue un resbalón detener a Gabriela Zapata y a sus abogados. Por estos errores y por una mujer, el rey podría perder su corona.
El MAS hubiera podido ganar el referendo del 21 de febrero si hubiera mostrado que estaba dispuesto a aclarar los presuntos hechos irregulares del Fondo Indígena y otros. Un nuevo referendo lo perdería, pues al asunto del Fondo Indígena se suma el de CAMCE, otros presuntos actos de corrupción y los enredos en el tratamiento del caso Zapata.
Entre los hechos banales, se puede decir que Evo no necesitaba caer en la falacia que por haber tenido relaciones íntimas con la que después fue gerente de CAMCE se le podría imputar algún delito, pues primero habría que demostrar que hubo delito y en seguida que Evo fue parte de él. Tener un hijo con la señora Zapata no es un indicio de alguna falta a la ley. No tenerlo, por otra parte, no le exime de culpa de un presunto tráfico de influencias. ¿Quién llevó a Evo a ese tipo de convicciones? Persuadido que había riesgo en reconocer a su hijo, él y sus portavoces cayeron en una serie de contradicciones, desde decir que el niño existía, que se murió, que nunca existió, que si existió podría ser hijo de un padre diferente, etc. ¿Por qué cometió semejante error? ¿No hubiera sido mejor que hubiera reconocido que el niño es su hijo y que de ahora en adelante le prestaría más atención? ¿Quién ordenó la detención de Gabriela Zapata y por qué razón? Nunca debería haber sido detenida pues no pesa sobre ella acusación alguna y si un delito se le demuestra, algún miembro del Gobierno sería el culpable principal. Su detención y la de sus abogados hacen daño al Gobierno y a Evo. ¿Fue un acto de despecho de algún amante traicionado? ¿Alguien del Gobierno quiere perjudicar al Presidente? ¿Por qué se lo hace quedar tan mal? ¿Con qué propósito?
Las imágenes de los discapacitados marchando hacia La Paz pidiendo ayuda, el desinterés del Gobierno para ayudarlos, la brutalidad de la Policía con ellos, la presencia de encapuchados que la población los identifica como parte del Gobierno recorren los medios de prensa del mundo entero. El Ministro de Gobierno dice desconocer a los encapuchados. ¿Hay dos servicios de represión gubernamental que se ignoran entre sí? La publicidad del Gobierno y las declaraciones irracionales de los portavoces generan más descontento. Bolivia, no solamente su Gobierno, se desprestigia.
Sobre la base de hechos históricos, los politólogos afirman que cuando un gobierno entra en un proceso de desgaste es muy difícil revertirlo. Peor aun si no se da cuenta de ello o lo hace con políticas que empeoran su situación. De todas maneras, incluso si no sirven para nada estos consejos, vale la pena decir que podría tener algún chance de frenar su proceso de deterioro si: a) Muestra voluntad de poner en claro los presuntos hechos irregulares del Fondioc, b) hace lo mismo con CAMC y otros posibles negociados con empresas bolivianas, c) libera a Gabriela Zapata por lo menos hasta demostrar que cometió algún delito, d) deja de acosar a sus abogados, e) Evo acepta, si cabe, la paternidad de su hijo y da como cerrado ese asunto, e) ofrece ocuparse de la demanda de los discapacitados, f) abandona el proyecto de una nueva re-elección.
Sería bien para Bolivia que el Gobierno termine exitosamente su gestión. No se olvide que tiene por delante difíciles desafíos económicos para resolver en los años que vienen.
El problema de fondo es ganar nuevamente la confianza y credibilidad de la población. Se requiere preservar la imagen del Presidente, pero ¿habría que aconsejarle cambiar ministros por gente de más nivel? Eso es difícil pues se sabe que un jefe no tolera a colaboradores que tengan capacidades similares o mejores que él. Hay otras preguntas para resolver: ¿Evo está prisionero en Palacio? Es muy posible, pues es un hombre solitario sin amigos ni personas a las cuales confiar. ¿Alguien quiere debilitar su gobierno desde dentro? También es posible, pero todavía no se entiende por qué. ¿Evo es el rey todopoderoso? Ni tanto, después de sus arengas y críticas a sus ministros, éstos van al baño y las comentan con ironía. Desde siempre la política está dominada por intereses de clase, pero en una fase de transición no es fácil identificar cuáles son esos intereses e incluso cuáles son las clases. Las ambiciones egoístas de las élites económicas y políticas contribuyen a oscurecer el panorama.
¿Qué hacer? Pocos en Bolivia quisieran que vuelvan los políticos de antaño. Tampoco se vislumbra una oposición con algo de luces. ¿Aceptaremos el vacío político de Brasil o de Venezuela? ¿Qué pasa con los jóvenes que deberían tomar las riendas de la Nación? ¿Se quedaron sin hormonas?
[Fuente: Por Rolando Morales Anaya, Página Siete, La Paz, 05jun16]
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