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04nov19
Evo, perdiste
Hagas lo que hagas, ya perdiste. Te quedes o te vayas. Seguro buscarás quedarte en el poder a como dé lugar: confrontándonos y alimentando tu vocación de vampiro con sangre de bolivianos, y bolivianas derramada en tu lucha provocada. Te puedes quedar, pero ya perdiste y ganaste entrar en el podio de los más rechazados. Pudiste salir por la puerta ancha, pero te llevaron a montarte en la ignominia de un caudillo soberbio, desamorado, perdido y cruel.
Desde hace tiempo que tú ya no enamoras ni a tu propia sombra. Tu sonrisa es fingida y no puedes ocultar lo que en la soledad de tu suite del palacete sabes: la estás fregando desde hace tiempo. En tus apariciones estelares en la televisión ni el talco ni los polvos que te ponen pueden ocultar las facciones de tu rostro dolido por la rabia contigo mismo, pero que, como no sabes ser autocrítico, buscas culpables. Acusas y amenazas sin medida ni clemencia.
El poder te ha perdido y a tus lameabarcas de ayer, y amarrahuatos de hoy les estás importando un bledo. No quieren tu felicidad, sino la suya propia. Eres el instrumento de su vanidad y gloria. Sus alabanzas son para que el robo, asalto y estafa al bien público no se les termine. No te quieren, te usan. Te meten ideas de grandeza y de terror. "Eres lo máximo, pero te quieren matar". Es el pretexto para aislarte del mundo y mostrarte lo que ellos quieren que veas y oigas. Por eso andas desencajado, deschavetado por lo que te has vuelto cínico y sinvergüenza.
Tu sentido común, ese que te permitió llegar a donde llegaste, lo has perdido desde el momento que decidiste usar el veneno de la venganza y el odio. Conocedores de estos tus gustos alimenticios, tus amanuenses, te lo sirven en finas y criollas presentaciones que te saben a manjares. Ya no oyes, sólo mandas. Todos los que tuvieron la suerte de estar contigo, uno de ellos los del Comité Cívico de Potosí, en vez de salir admirados, salieron asqueados de tu petulante proceder.
"Te da la mano y no te mira a la cara", relataba Milton Lérida a un medio local. "Ni siquiera lee lo que le das y, peor sólo él habla y, cuando crees que te va a oír, a la legua se nota que no te escucha".
Ya no engañas porque te subiste a un engaño monumental, como fue esa peregrina idea del socialismo del siglo XXI. A tus 60 años sigues hablando del socialismo sin tener la más mínima idea de lo que es en la vida cotidiana esa mentira. Hablas de justicia social y vives en un palacete que pediste construyeran a tu imagen y semejanza: frío, feo, fatuo y farsante.
La mentira sólo se mantiene si la dices una y mil veces, hasta que te la crees tú mismo y a los que se las dices. Por esos armaste una gigante red de medios estatales y, dizque, comunitarios para que vendan por todo el país tu mentira.
Veo a los cientos de campesinos que mueves para, según tus amantes de la confrontación, defenderte de un "golpe de Estado" y los veo sin ganas, sin fuerza, sin ajayu. La mayoría de ellos están ahí porque les pagas, les obligas o los chantajeas. Ya no eres el tipo por el cual había miles de gentes dispuestas a todo, hasta morir por ti.
Este tu declive y caída no es de ahora, de estas elecciones, viene desde hace años. Te subiste a la ola de los precios de las materias primas y te creíste el rey. Bajaron las materias primas y te salió el diablo. No quieres aceptar que eres un mortal. El poder te perdió y te envolvió en tu manto de ignorancia que nunca nos abandona, a no ser que decidas ser sabio, como lo fue Mandela.
Claro, pudiste ser el Mandela del sur, pero gracias a tus camaradas del socialismo del siglo XXI sólo llegaste a graduarte como "el indio del sur".
Como la vida jamás nos abandona, pues siempre nos ofrece oportunidades de redención, este 20 de octubre te la dio. Con sólo decir "esperemos los resultados y si hay segunda vuelta, vamos", este país no tendría tus dos muertos y no estaríamos al borde de la guerra civil o de, como amenaza tu capitán frustrado, a punto de construir un Vietnam.
La oportunidad la dejaste pasar y crees que estás en el 2006-2009. Esa vez estabas de subida, hoy estás de bajada y las lealtades que te expresan durarán lo que dure otro soplido de poder. Mira cómo es la vida, Dios te ofrece otra oportunidad. Estás a tiempo de salir por donde entraste victorioso y, para ello, tienes dos caminos en tus manos y en tu lengua. Basta que unilateralmente digas vamos a segunda vuelta o, si no, anulemos las elecciones y volvamos a votar todo. De ir al rincón de la ignominia subirías al portal de los respetables.
Iván Arias Durán es ciudadano de la República de Bolivia.
[Fuente: Por Iván Arias Durán, Página Siete, La Paz, 04nov19]
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