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26sep21
Divididos, cocaleros asisten al diálogo con el Gobierno
Divididos en diferentes grupos, los cocaleros de los Yungas se presentaron ayer al diálogo convocado por el vicepresidente David Choquehuanca para frenar la violencia y dar solución al conflicto por el control de la Asociación Departamental de Productores de Coca (Adepcoca).
“No sabemos por qué (algunos de los representantes) fueron sin consultar a las bases. Aquí (en una reunión en Villa El Carmen) el sector de Sud Yungas determinó no asistir al diálogo convocado por el Gobierno, pero estos señores se fueron sin avisar”, afirmó Carlos Choque, uno de los miembros del Comité de Autodefensa de Adepcoca.
El dirigente aseguró que las bases no defienden a ninguno de los tres directorios que se atribuyen la presidencia del sector.
El mercado de Adepcoca, en Villa Fátima, fue tomado por la Policía la madrugada del lunes. El ministro de Gobierno, Eduardo del Castillo, entregó las instalaciones y legitimó a la dirigencia de Edson Alanes, quien es rechazado por salir de una elección con denuncias de fraude electoral y ser productor de coca de una zona roja.
El Gobierno insiste en dar el control del mercado a Alanes, pese a que la institución es privada, pertenece a sus socios y su estatuto la define como apolítica.
La dirigencia que gozaba de legitimidad era la de Armin Lluta, quien fue elegido por aclamación en una multitudinaria asamblea, en diciembre de 2020, pero que estuvo desaparecido el momento en que la Policía allanó el mercado de Villa Fátima.
El tercer directorio es el de Fernando Calle, quien corresponde a un grupo de los cocaleros afines al MAS que se dividió del bloque de Alanes, luego de protagonizar una pelea campal.
Desde el lunes, los cocaleros mantienen una vigilia y tuvieron varios enfrentamientos con la Policía por el intento de retomar su mercado. Los incidentes dejaron 54 arrestados que fueron liberados luego de ocho horas, en tanto que un dirigente fue enviado a la cárcel.
Ante el incremento de la violencia, el jueves el vicepresidente Choquehuanca convocó a un diálogo a todos los sectores.
Al encuentro se presentaron una facción del Comité de Autodefensa, la dirigencia de Alanes, el diputado Freddy Velásquez (representante de los carpeteros o comerciantes intermediarios de la venta de coca) y sectores afines al MAS. Lluta fue relegado y se desconoce su postura.
“Tenemos un pliego petitorio que el Gobierno puede atender. Primero, la entrega de nuestro mercado, que la Policía desaloje y dé paso a los verdaderos dueños. Segundo, la liberación de los detenidos, de nuestro dirigente de Coripata, Daynor Choque (…), y entre los puntos también exigimos la destitución del ministro de Gobierno, del viceministro de Coca y del ministro de Desarrollo Rural”, exigió Wilder Vargas, del Comité de Autodefensa, que se presentó al diálogo que comenzó a las 17:00.
“Tenemos un pedido, en caso que no se aceptara, bajaremos nuevamente a nuestras bases”, señaló otro miembro de la comisión de Sud Yungas, Wilson Huayanca, a Radio FM Bolivia.
Hasta el cierre de edición (23:30), el encuentro continuaba y tenía la palabra el vicepresidente Choquehuanca.
Mientras esto ocurría, en la puerta del Hospital de Adepcoca, en la calle 10 de Villa El Carmen, los productores de la hoja de los Yungas mantenían una vigilia. Con fogatas y música, los grupos masticaban coca y estaban atentos a los resultados.
De acuerdo con la explicación del diputado del MAS Velásquez, todos los grupos realizaron sus propias asambleas para designar a sus representantes y consideraba que se podía llegar a un acuerdo para zanjar el tema.
El sábado fue el único día que no se registraron enfrentamientos, pero se lamentó que uno de los principales dirigentes de Coripata, Daynor Choque, sea enviado a la cárcel por dos meses, mientras se investiga si está involucrado en la explosión de dinamitas en los enfrentamientos.
Asimismo, en las redes circulan videos en los que se observa a civiles que detonan explosivos y corren junto a policías.
En las imágenes se observa que los vecinos hacen reclamos a los policías, debido a que los hombres que arrojan los explosivos luego corren a ocultarse al sector donde están los uniformados.
También se observa a civiles encapuchados que sacan objetos sospechosos de mochilas a sólo metros de los efectivos.
[Fuente: Por Carlos Quisbert, Página Siete, La Paz, 26sep21]
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