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02abr17
Evo Morales y el Estado Anti-campesino
Luego de 11 años del "Proceso de Cambio" resultaba imprescindible evaluar las políticas agrarias y forestales del MAS. Este Gobierno, encabezado por un campesino, prometió, precisamente, consolidar la economía campesina. Sin embargo, la realidad ha sido muy diferente. Lo afirma el libro de Gonzalo Flores, Amargas cosechas. Una década de políticas agrarias y forestales del MAS, publicado en 2017 por la Fundación Vicente Pazos Kanki.
La investigación partió de la siguiente certeza general: el "Proceso de Cambio" hizo poco por consolidar un sólido desarrollo agropecuario campesino. Una década de bonanza no generó resultados encomiables. Siete certezas caracterizan a este proceso, denotando la presencia, vaya paradoja, de un Estado Anti-campesino.
Certeza 1: el MAS abordó el proceso de apoyo al campesinado plagado de ideas erradas -una ideología confusa y mitificante-, que, aunque atractivas al electorado, le impidieron conocer la realidad agraria y forestal tal como es.
De ese modo, se enseñorearon mitos ciertamente cuestionables como que "los empresarios son enemigos, y los pequeños agricultores son aliados" (baste saber que el sector privado produce más del 60% de los alimentos que consume el país para comprender que esta premisa es sencillamente insensata), "la tecnología importada no sirve; los conocimientos ancestrales son superiores" o "no necesitamos asesoramiento externo".
Sobran comentarios
Certeza 2: El Gobierno no tuvo liderazgo en la promoción de un mayor y mejor desarrollo campesino. Por el contrario, descuartizó este sector en diversas instancias gubernamentales, privilegiando el cuoteo político-fiscal.
Ello llevó a carecer de procedimientos de gestión claros, comprensibles y sujetos a mejora continua; personal estable, reclutado por méritos y experiencia y con posibilidades de realizar carrera técnica a base de evaluaciones y méritos. Asimismo, se privilegiaron las cuotas político-sindicales por sobre la pericia técnica.
No es pues el Presidente quien designó usualmente a los ministros sino las organizaciones sociales. Ello ocurrió con el Ministerio de Medio Ambiente, que "pertenece" a las Juntas Vecinales de El Alto o el Ministerio de Agricultura que "pertenece" a la Confederación Nacional de Mujeres Campesinas Indígenas y Originarias Bartolina Sisa ("Bartolinas").
Certeza 3: El MAS careció de una estrategia (clara) de desarrollo rural, lo que derivó en la puesta en ejecución de políticas públicas inefectivas.
El MAS no tuvo la capacidad de plantear objetivos estratégicos, como asegurar el desarrollo del mercado interno, ampliar la agricultura ecológica, frenar la deforestación, elevar la contribución del sector agropecuario al PIB, elevar los ingresos de los participantes, mejorar la inocuidad de los alimentos, y/o elevar la competitividad.
Certeza 4: El Gobierno buscó suplir su falta de estrategia con la promulgación de un enorme paquete de normas (de aplicación parcial, contenidos difusos y reglamentación marginal).
El MAS se agotó en una multitud de propósitos pequeños y dispersos, visibilizados en un inmenso marco normativo no entrelazado, desde la Ley 031 "Ley Marco de Autonomías", la Ley 071 "Derechos de la Madre Tierra", la Ley 3545 "Reconducción comunitaria de la reforma agraria" y/o la Ley Nš 338 "Ley de Organizaciones Económicas Campesinas, Indígena Originarias" - OECAS, entre más de 40 disposiciones reglamentarias.
Certeza 5: La planificación fue escasamente útil, proliferaron los planes pero predominó la descoordinación con los actores productivos relevantes, la improvisación en las decisiones y/o el uso dispendioso de los recursos.
El MDRyT ha elaborado varios documentos llamados planes sectoriales y, a pesar de ellos, se observan gruesas debilidades en la planificación. Se visibilizan diversas debilidades en este ejercicio que van desde el marginamiento de actores en la planificación, el ninguneo a la plataforma autonómica o el establecimiento de metas y resultados difusos. Pero hay algo aun peor: el cambio de orientación del modelo. La planificación dio un giro radical con los años. Ya no se insiste, como fue de 2006 a 2009, en la orientación de la producción, el fortalecimiento de los mercados ni la ampliación del acceso al financiamiento; ahora se insiste, de 2010, en la disponibilidad y diversidad de los alimentos, incorporándose preocupaciones nutricionales. Se pasó pues del intento por construir un modelo productor, al incentivo a construir un modelo de importadores de alimentos.
Certeza 6: Los recursos empleados en los ministerios en relación al periodo neoliberal son menores, pero mayores en el incremento de la burocracia, impidiendo que los resultados obtenidos sean suficientemente efectivos en relación a los montos enormes de recursos usados.
A lo largo de estos 10 años, el MAS ha gastado en el sector agropecuario 24.656 millones de bolivianos, o sea, 3.509 millones de dólares. Dicho de otra manera: el gasto del primer año (2006), se ha multiplicado por un poco más de ocho en el último año (2015). Pero no existen ocho veces más alimentos, ni ocho veces menos subalimentados, ni ocho veces más exportaciones, ni ocho veces más empleos formales ni ocho veces más industrias de transformación.
Certeza 7: No hay información disponible oportunamente sobre este campo, y sin datos confiables no se tiene un monitoreo mínimo de las políticas implementadas, ni una somera evaluación sobre los impactos logrados.
La información no está disponible (más que fragmentaria y excepcionalmente), no existe un monitoreo a las políticas públicas y no hay evaluaciones de impacto. Evo Morales logró en poco más de una década consolidar un Estado Anti-campesino.
[Fuente: Por Diego Ayo, Página Siete, La Paz, 02abr17]
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