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24sep16
Venta de GLP a Paraguay: lo bueno, lo malo y lo feo
La noticia que YPFB logró adjudicarse un suministro adicional de GLP al Paraguay, mediante una licitación internacional a cargo de Petropar, debería alegrarnos a todos los bolivianos, sin distinciones. El gran Chaco, escenario, hace 80 años, de una insulsa guerra fratricida, es hoy el nombre de una planta separadora que une a dos pueblos hermanos en un acuerdo comercial de beneficio mutuo.
A su vez, nuestro Gobierno ha querido mostrar la adjudicación de marras, por un lado, como un paso hacia la internacionalización de YPFB y, por el otro, como prueba de que la planta separadora de licuables Gran chaco es un gran éxito.
Coincido con otros expertos en que la internacionalización de YPFB es una prioridad en tiempos en que no podemos depender sólo de acuerdos entre gobiernos amigos para la venta de nuestros recursos naturales. Hay que volverse jugadores transnacionales, crear cabezas de playa en otros países, especialmente en las regiones fronterizas, para asegurar el mercado de nuestros productos. En el caso que nos atañe, YPFB desbarató la competencia y Petropar obtuvo un buen precio para sus usuarios, gracias a una transparente licitación internacional, exactamente lo que no suele hacer nuestro Gobierno.
Sin embargo, todo lo bueno anterior queda ofuscado por las lacras de la gestión energética actual: falta de información transparente y exceso de datos confusos y contradictorios; camuflaje de las dificultades y magnificación de logros, y buenos deseos. ¡Ojalá que la ministra del ramo se ocupara de exigir transparencia a las empresas estatales con el mismo empeño con que promueve la lectura mediante libros baratos!
En efecto, una primera mala noticia es que YPFB no internacionaliza absolutamente nada: se trata de una venta pura y simple y además en planta, posiblemente debido a la amarga experiencia de las narcocisternas. En fin, el GLP de Gran chaco llegará a territorio paraguayo, mas no YPFB.
Tampoco en el tema específico del contrato hay claridad. Lo único seguro es el precio de venta de la tonelada métrica (282 $/TM, 68 dólares menos que los anteriores contratos y algo más del precio internacional "Mont Belvieu"). Luego, se menciona volúmenes "entre 500 y 1.000 TM" sin precisar si es por día, por mes o en total; no obstante, según reporta el diario Cambio, Bolivia recibirá "cada mes 2,5 millones de dólares". Ahora bien, si la aritmética plurinacional sigue siendo la misma del planeta Tierra, ¿cómo es posible que la venta de 1.000 TM a 282 $/TM genere un ingreso de 2,5 millones de dólares/mes? ¿O serán 2,5 millones de dólares/año? ¡Algo (o mucho) no cuadra!
Pero eso no es todo. Hay más malas nuevas en el tema económico. El kilo del GLP le costaría 2 bolivianos a Petropar, menos de lo que pagamos los bolivianos con subsidio (2,25 bolivianos/kg).
Si se aplicara por analogía el artículo 87 de la Ley 3058, el precio del GLP en el mercado interno no debería ser superior a 1 boliviano/kg y la garrafa debería costar 10 bolivianos. ¿Estamos subsidiando también al Paraguay?
De hecho, sospecho que se ofertó un precio exageradamente bajo (casi la mitad del otro proponente) por la desesperación de ganar el contrato. ¿Por qué digo desesperación? Acá salta a la luz lo más feo del proyecto GLP: la planta Gran chaco, que costó 500 millones de dólares, estaría operando al 30% de su capacidad de 2.500 TM/día, debido a una suma de desaciertos que no vale la pena recordar.
En fin, la venta de GLP a Paraguay es ciertamente una buena noticia que, sin embargo, deja una serie de interrogantes sobre YPFB y la política energética del Gobierno, que merecen ser debatidos.
Termino con una pregunta (no tan) inocente: ¿El contrato con Petropar, obtenido a cualquier precio, es un adelanto de lo que sucederá con la comercialización de la urea y otros productos industrializados?
Francesco Zaratti es físico y analista.
[Fuente: Por Francesco Zaratti, Página Siete, La Paz, 24sep16]
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