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16sep18
A pie y en chalanas, contrabando en la frontera con Argentina
En Aguas Blancas, uno de los puntos fronterizos de Argentina con Bolivia, todos escapan. La gente huye del implacable sol, de los agresivos mosquitos, de los ladrones ocultos entre los arbustos y en especial de los policías que controlan el contrabando. Cientos de personas usan al menos dos rutas para pasar mercadería ilegal. Una de sus principales opciones es cruzar el río, por donde escapan apurados dejando como huellas cientos de cartones de zapatos o empaques de ropa.
A paso rápido, pero sin correr. Tratando de disimular el nerviosismo que provoca estar rodeado de policías y ladrones, arrastrando un gran bulto con docenas de prendas, ciudadanos bolivianos y argentinos cruzan un río que separa a Bolivia de Argentina o viceversa.
“Por ese lado cruzan los contrabandistas, si la Policía los encuentra tienen que dar dinero para pasar”, asegura Jorge Zeballos, un tarijeño que vive en Argentina desde hace más de 20 años. Mientras ingresa a una oficina de Migración, cuenta que no conviene a los paisanos volver al país en esta época, cuando la devaluación del peso argentino hace difícil pagar los servicios en bolivianos.
Si los mosquitos pudieran picar los ojos de la gente, lo harían. En Migración, los tarijeños tienen pase libre a Argentina. Quienes son de otros departamentos deben pagar 18 bolivianos (100 pesos). En cambio, los argentinos que llevan mercadería para vender evitan la Aduana, sorteando varios obstáculos.
El río Bermejo se cruza en chalanas, en un recorrido que dura menos de un minuto. El viaje cuesta 20 pesos (3,50 bolivianos), pero los que llevan mercadería de contrabando cruzan el afluente a pie. Algunos arrastran sus maletas que flotan en el agua, otros caminan como equilibristas por el río intentando cargar bultos de más de un metro de altura.
Ya en la orilla los arbustos cubren a las personas que huyen de la Policía, algunos vuelven con ropa y otros se dirigen a comprarla. Las plantas también cubren a los uniformados que hacen guardia por el lugar. Aquí, entre la arena y la vegetación, los ladrones tienen su guarida en una carpa azul y están en busca de alguna persona solitaria. La mayoría cruza en compañía y la premura de los pasos no termina hasta dejar los bultos en el bus que los llevará a otra ciudad.
“No vas a encontrar nada, era que llegues más temprano”, dice el encargado de Migración de Bolivia. Es mediodía y el mercado de Aguas Blancas se encuentra vacío, dos abarrotes venden papel higiénico, galletas, cremas y ropa. Hay dos restaurantes y tiendas de bocaditos que ofrecen frescos y pizza, pero el mercado argentino no se compara al del vecino boliviano, este lugar es sólo de paso. Mucha gente espera con bultos que los buses con rumbo a Jujuy o Salta se llenen para iniciar el viaje.
“No hay mucha ropa, el mercado está vacío”, comenta una mujer que pasó al lado boliviano para abastecer de prendas su tienda en Jujuy. Espera sentada en un puesto de comida en Aguas Blancas, se ve muy tranquila. No se refiere a la ciudad argentina fronteriza, sino al mercado de Bermejo. Asegura que la devaluación del peso no afectó a sus compras. No habla mucho.
Teófilo Tantacalle trabaja desde hace casi seis años como transportista, todos los días realiza el recorrido de Tarija a Bermejo y viceversa. Coincide en que en la ciudad fronteriza del país el comercio se ha visto afectado por la devaluación del peso argentino. “En estas épocas, el mercado sabe rebalsar de gente. Ahora está vacío”, dice.
Solía cruzar la frontera para tomar una cerveza porque cuesta sólo 2,50 bolivianos. La harina, el arroz y otros productos de abarrotes son los que conviene adquirir en Aguas Blancas, dice. Ahora no pasa al lado argentino porque los precios de la mercadería y los alimentos suben constantemente.
“Sólo pasé a Bolivia porque mi mamá falleció. En estas épocas no conviene salir”, comenta Jorge, quien antes se dedicaba a arreglar zapatos y ahora sólo confecciona a pedido para las personas que conocen su mano de obra porque es muy difícil competir con el mercado chino.
A paso lento, cuenta que es parte de una familia de cinco hermanos, dos están en Tarija y otros dos en Santa Cruz. Él echó raíces en Argentina y este año no podrá visitar más Bolivia, es que el dinero no le alcanza. El minibús que le llevó hasta Tarija le costó 200 pesos.
Con un par de bolsas, no tiene problema en pasar las inspecciones de Migración. Junto a él muchos ciudadanos argentinos llevan mochilas o bolsas de compras para transportar pequeñas cantidades de mercadería.
Bermejo: los comerciantes cierran puestos y viven en la incertidumbre
Los habitantes de Bermejo, la ciudad boliviana que limita con Argentina, están atentos a la conversión del peso. El pasado miércoles, 1 peso argentino equivalía a 18 centavos de boliviano; al día siguiente bajó a 17.
La crisis económica que vive Argentina golpea a los comerciantes de Bermejo, quienes dicen que aún llegan compradores, pero cada día las ventas bajan.
Algunos aseguran que un 70% del comercio en este sector se encuentra totalmente cerrado. Cuentan que la caída del peso argentino también afecta a los vecinos de Bermejo, quienes ofrecen servicios que van desde restaurantes hasta tiendas.
Pese a que Bermejo tiene un mercado más grande, la ciudad fronteriza de argentina Aguas Blancas es la más visitada.
En la frontera boliviana casi todas las cosas se pueden adquirir en pesos argentinos, pero aún así no conviene. “Antes cobrábamos a 50 bolivianos el pasaje, ahora nos estamos rogando por 35”, explica Teófilo Tantacalle, un chofer que conduce tres horas para llegar de Tarija a Bermejo.
En el mercado de Bermejo, quienes más aprovechan la crisis en Argentina son los librecambistas (el boliviano equivale a 5,75 pesos argentinos). Por 100 bolivianos te dan 500 pesos argentinos, y 350 pesos argentinos equivalen a 50 bolivianos. Es que la conversión del peso argentino en estos negocios es igual a 17,5 centavos.
Para viajar a Tarija, un argentino paga por transporte 230 pesos (40 bolivianos), que equivale a un pago jornal. “Es difícil regresar a Bolivia porque volverán sin nada y aquí el poco dinero no les alcanzará. Mi mamá se quedó porque ahí tiene trabajo seguro”, comenta Carlos Vedia y dice que su madre y hermanos viven en Argentina.
Según la Cámara Nacional de Industrias, la producción de manufactura es y será la más golpeada por la actual situación de crisis que se vive en Argentina, lo que se traduce en una fuerte depreciación de su moneda con respecto al dólar norteamericano.
La institución explica que la situación provocará el incremento de internación legal e ilegal de productos como bebidas alcohólicas, alimentos, medicamentos y otros de consumo masivo. Esta situación supone una mayor competencia para la producción boliviana que no nace de una mayor competitividad de los productos de origen extranjero, sino de una condición artificial creada por la depreciación del peso argentino. En Bermejo, el boliviano es codiciado y el dólar aún más. A unos metros de Argentina, en el lado boliviano muy pocas tiendas realizan el cambio de pesos argentinos a bolivianos.
[Fuente: Por Wara Arteaga, Página Siete, La Paz, 16sep18]
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