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02ene08
Un avión militar argentino operó en Bolivia en apoyo al gobierno de Evo Morales
El presidente boliviano Evo Morales es un buen aliado de la Casa Rosada. Y cuando tiene problemas recurre a sus amigos argentinos. Con las rutas bloqueadas, su gobierno necesitaba usar la vía aérea para anular una protesta que paralizó el transporte de carne y disparó una corrida inflacionaria. Pero Morales no tenía los aviones necesarios. Y los pidió prestados a Venezuela y a la Argentina. Con una aeronave argentina de transporte militar, el Gobierno buscó en noviembre darle una ayuda a Morales para romper las huelgas en Bolivia.
La decisión de enviar un avión Hércules C-130 fue tomada por la Cancillería después de escuchar el pedido del presidente de Bolivia. La operación fue considerada como "ayuda humanitaria", por lo que no se pidió permiso al Congreso para enviar esa aeronave.
Durante cinco días un avión militar argentino operó fuera del territorio nacional sin autorización. Y regresó a la Argentina antes de lo previsto por una mezcla de análisis político y tragedias personales que forzaron la vuelta a casa.
El propio canciller Jorge Taiana aseguró en declaraciones periodísticas a fines de noviembre que "un avión argentino" daba apoyo a Bolivia.
En explicaciones a una radio de La Paz, el ministro de la Presidencia, Juan Ramón Quintana, fue más directo al definir el 7 de diciembre la gestión llevada adelante por la aeronave argentina: "Hace 15 días teníamos un avión militar argentino, C-130, de las mismas características del avión venezolano, apoyándonos en el transporte de carne del Oriente al Occidente". Agregó entonces el funcionario boliviano que esa aeronave debía ser reemplazada en breve por otra.
En la cartera militar argentina afirman que no se repetirá esa experiencia.
El regreso de la aeronave fue a fines de noviembre al repatriar los cuerpos de dos jóvenes jujeños fallecidos en el lago Titicaca. Esa acción, verdaderamente humanitaria, abrió la vía de escape a la misión decidida por la Casa Rosada, que se había transformado en una operación de riesgo por los permanentes focos de estallidos sociales que convulsionan cada día a Bolivia. Las permanentes amenazas de toma de aeropuertos en los que operan los aviones militares extranjeros fue concretada.
En Buenos Aires varios funcionarios respiraron aliviados con el avión argentino de vuelta en el país el 6 de diciembre, cuando casi fue tomado un Hércules venezolano en un pueblo boliviano cercano a la frontera norte con Brasil. Los pobladores reaccionaron indignados por la sospecha de que en ese avión venezolano se transportaban armas para los seguidores de Morales, minoría en la zona. El Hércules tuvo que despegar de urgencia en un escape a Brasil mientras cientos de personas corrían tras la aeronave y la apedreaban.
Venezuela tiene un acuerdo militar con Bolivia al menos sospechoso para todos los especialistas en temas militares de la región. Las informaciones generadas en Bolivia aseguran que es cada vez más ostensible la presencia militar chavista en ese país.
La Argentina también firmó en los últimos años un tratado de asistencia con Bolivia, pero sólo es un acuerdo general de cooperación y no un mecanismo legal que permita el paso de un avión de transporte militar argentino al espacio aéreo boliviano sin la autorización por escrito del Congreso.
Fuentes legislativas aseguraron que no hubo pedidos desde el Gobierno para permitir la operación de un avión militar argentino en territorio boliviano.
Con el aval de la Cancillería, Evo Morales intentó contar con un sistema de transporte aéreo que le permitiera llegar a puntos distantes de su país con una oferta de carne a bajo costo para forzar un retroceso en el precio de los alimentos, disparados en esos días por la disminución en la oferta.
Un sistema similar al que aquí empleó el año pasado el secretario de comercio interior, Guillermo Moreno. Incluso idéntico en el uso de los militares para romper huelgas.
Cuando en 2006 un paro ganadero frenó el ingreso de animales en el mercado de Liniers, situación que amenazó con provocar un salto en los precios, el Gobierno ordenó a las Fuerzas Armadas que pusiesen a disposición de la faena comercial el ganado criado en los campos militares.
En Bolivia, no fue ganado en pie lo transportado, sino los cortes preparados para la distribución domiciliaria y leche para que Evo Morales evitase levantamientos populares por falta de alimentos.
Verdadero apoyo
La Argentina tuvo antes participación militar en Bolivia, pero en acciones claramente enmarcadas dentro de una operación de ayuda humanitaria.
En febrero de 2007 se produjo un desastre natural en Bolivia, con inundaciones que afectaron a miles de personas. Entonces el Gobierno envió un contigente importante de militares para dar asistencia a las víctimas.
Fueron 156 uniformados argentinos los que aportaron ayuda, con apoyo de dos aviones de transporte Hércules, otros dos aviones Fokker, 20 botes de rescate, cuatro plantas potabilizadoras de agua y cuatro helicópteros del Ejército.
Además de 50 toneladas de mercancías de primera necesidad, la Argentina permitió que el grupo de helicópteros operase en Bolivia durante más de un mes.
La urgencia que demandó el caso y la visible necesidad de dar ayuda humanitaria permitió que fuese salteado el paso de pedir permiso legislativo para la salida del país de las unidades militares argentinas. Menos entendible puede resultar la colaboración dada a fines de año, cuando el Hércules argentino volvió a Bolivia con una misión poco clara.
En el Ministerio de Defensa se aceptó que al llegar el avión a su destino boliviano no se supo bien de qué se trataba la operación; de todas maneras, voces importantes de la cartera castrense sostuvieron que se dio respuesta a un pedido de ayuda humanitaria.
[Fuente: Por Daniel Gallo, La Nación, Bs As, Arg, 02ene08]
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