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21may08


Médico ratifica que sacerdote fue flagelado


Mientras un certificado emitido por el médico Guido Córdova, de la comunidad Colonia San Martín (a 140 kilómetros de San Ignacio de Velasco), establece que el sacerdote Adalid Vega Veizaga (56) fue víctima de agresiones que se pueden comparar con flagelación, los dirigentes cívicos de San Ignacio aseguran que el religioso no fue golpeado por ellos, como se denunció.

El documento, que fue presentado ayer por el monseñor Carlos Stetter, señala que el sábado 17 de mayo a las 12:30 el prelado se presentó al centro de salud San Martín para ser atendido por los dolores que le provocaban los múltiples hematomas que tenía en diferentes partes del cuerpo.

Luego del examen médico, practicado por Córdova, se observó que el sacerdote presentaba lesiones en el tórax y escoriaciones múltiples en el costado derecho. El certificado indica que presentó las mismas lesiones en el pecho y la espalda.

"Las lesiones observadas son de mediano tamaño, compatibles con flagelación", asegura el documento, que no establece ningún tiempo de impedimento.

"El Comité no golpeó a ningún sacerdote. Hay que ver bien los hechos", precisó el presidente cívico de San Ignacio de Velasco, Carmelo Gómez Ramos, después de una reunión que sostuvo ayer por la mañana en Santa Cruz de la Sierra con el monseñor Sergio Gualberti.

El dirigente cívico lamentó lo sucedido y afirmó que no respaldarán ninguna acción de violencia.

Sin embargo, dijo que considera justa la determinación del Cabildo Indígena que tomó la decisión de ‘sentarle la mano’ al prelado, aunque afirmó que en estos hechos no tuvo nada que ver la entidad cívica.

"No apoyamos, pero hallamos justa la decisión de los indígenas en defensa de la cultura chiquitana", reiteró el líder cívico ignaciano.

De igual manera, señaló que fue el cacique general, Justo Mercado Ribera, el que atacó a Vega, pero precisó que no se golpeó al sacerdote, sino a la persona, "porque perdió el respeto de ser identificado como una autoridad de la Iglesia católica, por los ataques a los chiquitanos".

Por su parte, el vocero del Arzobispado, Marcial Chupinagua, se limitó a indicar que con la violencia no se resuelve ningún problema e instó a las partes en conflicto a sentarse en una mesa de diálogo para buscar solución a sus diferencias.

"Hace bastante tiempo que se viene exaltando los ánimos para entrar a la confrontación y muchos nos dejamos llevar por esa corriente. Por eso corresponde que hablemos de la paz", afirmó Chupinagua.

El monseñor Gualberti sólo repitió las palabras del obispo Carlos Stetter, al afirmar que no es con la violencia que se solucionan los problemas.

Se instalará una mesa de diálogo

Luego del incidente ocurrido el pasado viernes 16 de mayo en San Ignacio de Velasco, donde el sacerdote Adalid Vega Veizaga denunció haber sido agredido por un grupo de cívicos y dirigentes indígenas, se acordó para hoy la instalación de una mesa de diálogo para ‘limar asperezas’.

Esto fue lo que decidieron los representantes cívicos ignacianos, que se reunieron ayer al final de la mañana con el monseñor Sergio Gualberti para explicarle lo ocurrido en esta población.

"Hemos iniciado una mesa de diálogo, una conversación abierta dentro del marco institucional", afirmó Carmelo Gómez Ramos, presidente cívico de San Ignacio de Velasco, al salir del encuentro con Gualberti.

Por su parte, el subprefecto Aurelio Vaca el Hage, el alcalde Erwin Méndez y el presidente del Concejo Municipal Bellvys Núñez, coincidieron en repudiar cualquier acto de violencia y aseguraron que oficiarán de mediadores para lograr la paz social y que sólo esperan el retorno de los dirigentes cívicos para sentarse a conversar.

La denuncia

Carta. El sacerdote de la colonia San Martín, Adalid Vega Veizaga, un día después del incidente envió una misiva al obispo de su diócesis, monseñor Carlos Stetter, contándole los pormenores de lo que le sucedió pasado el mediodía del viernes 16 de mayo.

Almuerzo. El documento que envió Vega a Stetter indica que luego de que ambos prelados compartieron la comida del mediodía, el sacerdote agredido se retiró para irse en el vehículo de la parroquia.

Ataque. La carta señala que cuando Vega pasaba por la puerta del club social de San Ignacio, una persona lo hizo detener y lo bajó de su vehículo. Inmediamente, según la misiva, lo llevaron a los corredores del club social y allí el prelado fue agredido verbalmente por un grupo de personas.

Golpes. Luego de los insultos, el sacerdote cuenta que comenzaron a darle patadas y puñetes, luego un cacique lo atacó con su chicote.

[Fuente: El Deber, Santa Cruz, 21may08]

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