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12jul12
Un fuerte eslabón en la cadena de encubrimientos
En 2002, cuando fue secuestrada Marita Verón, el comisario mayor Víctor Hugo Lisandro era jefe de la Brigada de Investigaciones Norte, jurisdicción ajena al hecho. Sin embargo, y aunque ningún fiscal ni juez se lo ordenó, por su cuenta intervino varias veces en la causa. Se contradijo con otros testigos, incluso con jefes policiales. Sus explicaciones refuerzan la hipótesis de la querella, que afirma que tuvo una función destacada para desviar la investigación e impedir que fuera hallada la joven.
Lisandro era testigo propuesto por el doctor Carlos Posse, defensor de varios de los imputados de La Rioja. Sin embargo, quien hizo el gasto de las preguntas fue el abogado querellante José D'Antona. Si bien el comisario dijo al menos una decena de veces que jamás tuvo contacto directo con la causa, que nunca investigó, y que para él "era primordial dar con el paradero de Marita Verón", quedó en claro que sí se inmiscuyó en la pesquisa e incluso en el expediente, en el momento justo en que había surgido la pista de La Rioja.
A pesar de que la denuncia por la desaparición de Marita había sido radicada el mismo 3 de abril de 2002 en la comisaría 7ª de la capital, Lisandro reconoció que, sin que nadie se lo ordenara, labró varias actuaciones complementarias, como tomar algunas declaraciones, entre ellas al compañero de la víctima, David Catalán, quien ya lo había hecho en la seccional 7ª. Dijo haber acompañado a Susana Trimarco hasta la remisería Cinco Estrellas, por orden del entonces subsecretario de Seguridad, Julio Díaz, quien el martes negó haber hecho ese contacto y también quedó sospechado de encubrimiento.
Dijo también que allí los atendieron sus dueños, Rubén "La Chancha" Ale y María Jesús Rivero. Se pusieron "a nuestra disposición -afirmó- para acordar movilidad, cuando uno lo requería, si había información o algún lugar adonde ir, (...) sin perjuicio de la movilidad y la logística que posee la Policía".
Lisandro no logró explicar por qué en la Brigada de Investigaciones Norte, el sábado 10 de mayo él en persona -como asegura- atendió un llamado de la señora (Gladys) López, vecina de El Chañar, quien le dijo que había visto a Marita en los cañaverales de esa localidad, a 15 kilómetros al nordeste de la capital. Afirmó haber enviado efectivos suyos a hacer inteligencia, pero no pudo explicar por qué prácticamente todo el personal a su cargo intervino desde el primer momento en el intenso rastrillaje que duró tres días, cuando era jurisdicción de la Brigada de Investigaciones Este, la que participó recién el último día.
Es preciso pasar en limpio estos dichos, y reponer otras informaciones. La Brigada de Investigaciones Norte, que conducía Lisandro, tiene asiento en el municipio de Yerba Buena (Gran Tucumán), donde en 2002 vivían las imputadas María Jesús Rivero -acusada de dar a su hermano Víctor la orden de secuestrar a Marita Verón y llevarla a su casa- y Daniela Milhein, en cuyas casas fue vista la víctima. En cuanto a Lisandro, es compadre del doctor Cergio Morfil, defensor de los hermanos Rivero, quien es padrino de su hija.
Por otra parte, el 24 de abril pasado, cuando declaró en el juicio la señora Gladys López, afirmó no haber visto a ninguna joven parecida a Marita, ni hecho ningún llamado a la Policía, ni haber hablado jamás con ningún efectivo, ni menos aún declarado sobre la supuesta aparición de la joven en El Chañar. Lo único que pudo decir fue que unos chicos que iban al colegio -y nadie más-- dijeron haber visto a una chica con colitas que no era de la zona, "que jugaba con un palito, sentada a la orilla de la calle".
Sin embargo, en el expediente figuran dos presuntas declaraciones policiales de la vecina, introducidas por Lisandro, en las que no está su firma.
El otro dato a reponer es que a principios de mayo de 2002, Daniel Verón supo, a través de una mujer en situación de prostitución en el Parque 9 de Julio, que su hija habría sido llevada a un burdel de La Rioja como esclava sexual. Verón murió en 2010, pero declaró en el expediente que justo el 10 de mayo de 2002, el mismo día en que pensaba viajar a La Rioja por su propia cuenta en busca de su hija, "curiosamente me llama el comisario Lisandro de la Brigada Norte, diciendo que mi hija había aparecido en El Chañar y que se encontraría en medio de los cañaverales y que no quería salir, (...) y con ese dato me obliga a quedarme".
¿Quién sabía que el padre de Marita había decidido ir ese día a La Rioja? Lo dice el propio Verón: al menos el entonces secretario de Gobierno, Fernando Juri Debo, compadre de Angel "El Mono" Ale, hermano de "La Chancha", funcionario al que había pedido colaboración.
La pista falsa de El Chañar significó una demora de una semana para Daniel Verón, quien finalmente fue a La Rioja, por su cuenta, el 17 de mayo, y buscó a su hija en el prostíbulo Candy, entonces propiedad de la imputada "Liliana" Medina. Se hace evidente que la red de trata se enteró, porque tres días después, "y por disposición de Rubén Ale -declaró Verón--, me puso al servicio una combi de su propiedad y me envió a La Rioja, juntamente con un suboficial de la Policía de Tucumán de apellido Díaz, conocido como 'El Coquero', y con el suboficial (...) Lisandro, hermano del comisario Lisandro, pertenecientes los dos a la Brigada Norte y que también, por lo que he visto y tengo entendido, colaboraban con Rubén Ale".
Hoy, el comisario Lisandro dijo no conocer la pista de los prostíbulos riojanos e ignorarlo todo sobre redes de explotación sexual. Por enésima vez reiteró que no había participado en la investigación del caso, y negó haber comisionado a nadie para viajar a esa provincia. Pero tras reconocer su firma en el acta sobre ese viaje, no tuvo otro remedio que admitirlo.
No obstante, y pese a la insistencia de la querella, se las ingenió para no decir quién le había dado la orden de mandar a su hermano Julio y a Juan Carlos Díaz, entonces cabos de su repartición, a "hacer inteligencia" en los burdeles de La Rioja y Catamarca, y llevar con ellos al padre de Marita.
El viaje, afirmó, fue "costeado por nosotros mismos", del propio bolsillo, e insumió unos 500 pesos. Pero Verón contó otra cosa: "La combi era manejada por el 'Coquero' Díaz, a quien Rubén Ale le dio dinero para el viaje. Creo que le dio 150 pesos (...)".
Según el padre de Marita, "todo era sospechoso, porque (Díaz) se paraba a hablar por teléfono y no sé con quién (...). Sí sé que hablaban con gente de Saadi en Catamarca". En la plaza principal esa ciudad los esperaba José "Buby" Saadi, empresario bailantero, quien les mandó a su secretario privado para acompañarlos a La Rioja. Allí fueron al prostíbulo El Desafío, uno de los que, según declararon víctimas de trata, fue vista Marita. "Aparentemente sabían de nuestra visita", contó Verón.
El comisario documentó ese viaje no ordenado por la fiscalía ni por ningún superior en un acta policial que aparece descolgada de todo en el expediente. La querella supone que ese viaje con Verón tuvo dos fines: una fachada de colaboración en la búsqueda, e impedir que encontrara a su hija.
En el acta policial, Lisandro consignó que su hermano y Díaz fueron al prostíbulo Candy -no El Desafío--, donde vieron a dos chicas cordobesas privadas de su libertad; hoy admitió que ni sus hombres ni él hicieron nada por ellas. Según Daniel Verón, cuando se hallaban en El Desafío, una chica que estaba en el salón se acercó corriendo a Díaz, lo abrazó y le pidió que la sacara de ahí; en esa versión, los policías ni después su jefe tampoco hicieron nada por ella.
[Fuente: Por Sibila Camps, Clarín, Bs As, 12jul12]
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