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02ene14
Un fotógrafo denunció que fue torturado por gendarmes luego de cubrir una protesta
La noche del 30 de diciembre, el fotógrafo Brian Palacio salió a cubrir una protesta en medio de apagones en el shopping Alto Avellaneda. Casi no lo cuenta. Segun denunció, oficiales de Gendarmería lo secuestaron, torturaron y lo amenazaron de muerte por haberlos fotografiado en medio de un operativo.
"Estaba en frente al Alto Avellaneda. Nadie sabía de dónde eran los que estaban protestando. No lo hacían por la luz, le habían pegado a una mujer embarazada, estaban haciendo lío, agrediendo motoqueros. Cayeron dos camionetas de Gendarmería, fueron a deternos y yo fuí a sacar la foto", relató Palacio.
El fotografo capturó el momento en el que los efectivos golpeaban a las personas que cortaban el tránsito. Fue entonces cuando le gritaron: "No nos saques fotos". Luego, empezaron a perseguirlo. Brian salió corriendo. Pero cuando los perdió, preocupado, decidió volver y mostrarles su buena voluntad y decirles que iba a borrar las fotos.
A pesar de su actitud, los gendarmes lo agarraron entre cuatro y lo subieron a la camioneta. "¡Dejenlo! No se lo lleven!", gritaban los vecinos del lugar, que fueron testigos de todo. "¿Por qué no se llevan a los chorros en vez de al fotógrafo?", reclamaban.
"¡Por qué nos escrachas! ¡Por qué nos sacas fotos!", le decían los efectivos mientras él iba con la cabeza entre sus rodillas, con su remera tapandole la visión. Mientras recibía golpes en la nuca, confió a Clarín Palacio, los oficiales lo amenazaban de muerte. "Te vamos a tirar al Riachuelo", le dijeron, mientras lo insultaban.
Tras una hora dando vueltas, lo bajaron en un terreno baldío y le sacaron el equipo. Antes, lo obligaron a borrar las fotos del violento operativo. "Por más que les mostré que había eliminado las fotos, se quedaron con todo mi equipo y me volvieron a pegar en la nuca, hasta ese momento pensé que me iban matar", se sinceró el joven reportero gráfico.
En medio de la tensión, cuando el terror y la desesperación lo embargaban, Brian se ahogó. Fue entonces cuando uno de los gendarmes se apiadó de él y le alcanzó su inhalador. "Ahí me di cuenta que no me quería matar", explicó. "Me volvieron a subir a la camioneta, me tomaron misa datos, y me amenazaron otra vez: me dijeron que si hacía público esto me iban a venir a buscar", rememoró.
"Dimos más vueltas y me bajaron en otro descampado. Habré caminado 100 metros, me tiraron al piso y sentí una enorme presión sobre el cuerpo. Me dijeron que cuente hasta 1.000 y se fueron". Brian escuchó a la camioneta salir. De la desesperación solo llego al 200, se sacó la remera de la cabeza y vio cómo una rueda de camión lo estaba aplastando.
Faltaban 30 minutos para que comenzara el último día de 2013 y estaba perdido. Vio un monoblock, le preguntó a unos chicos dónde estaba y le dijeron Wilde. Ahí pudo ubicarse y regresar a su casa, donde le contó a sus padres lo sucedido.
"Estuvimos 4 horas en la clínica mientras le pasaban suero con calmantes porque estaba en shock y con analgésicos porque le dolía todo. Le hicieron placas, muestras para laboratorio, electro. Él me miraba a los ojos y me decía que había pensado que no nos iba volver a ver. También me pidió que llame a casa para que los hermanos no salgan, que no atiendan a nadie", contó su madre en Facebook.
Según explicó Brian, ya hicieron la denuncia en la fiscalía de Avellaneda y mañana la ampliarán con su testimonio y los análisis del médico forense.
[Fuente: Clarín, Bs As, 02ene14]
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