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17jul13
Versión familiar del asesinato de agente del SIDE conocido como "El Lauchón"
"El Lauchón" se había quedado dormido haciendo zapping. María Denis, su esposa, le sacó el control remoto de arriba de la panza y cambió de canal. Puso uno de noticias y al rato, a las 4 am, apagó la tele. La casa entró en el silencio profundo de las madrugadas. Pero una hora y media después, la puerta explotó y despertó a todos. La mujer gritó "ˇAlan!", pensando en su hijo menor, de 25 años, que había salido con una chica. El espía, mejor preparado para el combate, agarró su pistola Glock .40, que colgaba dentro de su estuche sobre la mesa de luz, y se asomó semi dormido al estrecho pasillo que comunica la habitación con el resto de la casa. Cuando vio que delante suyo no había ladrones si no policías, según su familia exclamó: "ˇSIDE! ˇChapa, Chapa!". Pero ya era tarde. A las últimas palabras del agente se las tragó una balacera espeluznante. Recién 20 disparos después la casa volvió a quedar dominada por el silencio. Pero esta vez no era la madrugada la que aquietaba el lugar, sino la muerte.
A seis días de aquel 9 de julio, María Denis recibe a Clarín sentada sobre la cama matrimonial, en la misma posición que tenía cuando vio pasar en calzoncillos a su marido, espía de la Secretaría de Inteligencia (ex SIDE), armado para enfrentar a la Policía a todo o nada en la casa de La Reja, partido de Moreno.
Es el lunes a la tarde. Rodeada de fotos viejas en las que aparece junto a "El Lauchón", todavía con el estuche de la Glock .40 y la última ropa que se puso su marido a la vista, esta mujer cuenta su versión de la extraña secuencia que terminó con el espía esposado boca abajo en el baño, muerto a balazos.
"Siempre vivíamos al filo, pero no pensé que lo iban a matar así", dice Denis, nacida en Tucumán, casada con el agente desde hacía 40 años, los mismos que llevaba su marido en los servicios secretos. "El intentó refugiarse en el baño porque se quedó sin balas, pero ahí lo remataron con dos tiros", relata, y con cierta frialdad muestra orificios en la bacha y en el zócalo del baño. Cuenta que cree que se le vació el cargador antes de lo previsto porque sus hijos le habían usado el arma para practicar.
"Mi marido siempre estaba nervioso por su trabajo. Tenía puesta la camiseta de la SIDE", lamenta, mientras guía a este diario por la secuencia de tiros, marcados en las paredes y puertas que dan al pasillo. A primera vista se cuentan unos 20 agujeros, distribuidos entre las fotos de los nietos de "El Lauchón", otras de viajes y una donde el espía le da la mano al papa Juan Pablo II en su visita a la Argentina de 1987.
"Fue una locura, ni a (el jefe narco colombiano) 'Mi Sangre' lo fueron a buscar así.
A mi viejo lo ajusticiaron ", sentencia Luciano (33), el hijo del medio del matrimonio, que acompaña a su mamá. El también cayó en la redada del martes 9 de julio: fue un rato después de la muerte de su padre, pero en un operativo simultáneo hecho en su casa. Lo acusan de tener un título inmobiliario trucho, como parte de la red ilegal por la que era investigado su padre (ver " Un expediente...").
Luciano dice que los policías que fueron a su casa ya sabían que "El Lauchón" estaba muerto, pero que él no: se enteró cuando estaba en el calabozo, por un televisor prendido en la comisaría.
"En casa los policías me cagaron a palos y me robaron 70 mil pesos delante de mis narices. También se llevaron camperas, dos rieles de pesca y una linterna. Yo creo que no me mataron porque antes se habían equivocado y entraron a la casa de mi vecino", agrega. Y enseguida pide: "Pongan las cosas como las decimos, las crean o no, esta es nuestra versión".
Luego, María cuenta que no entiende por qué la Policía entró así a su casa, en lugar de haber procedido con tranquilidad. "Recién a las 10.15, cuando me enteré de que mi marido estaba muerto, un oficial me mostró la orden de allanamiento", dice. Entre las 5.30 y las 10.15, ella creyó lo que le decían: "Su marido está bien". Estaba preocupada porque "El Lauchón" venía con problemas cardíacos -tenía dos stent - y estaba de licencia. Su médico le había dicho que tenía el corazón fundido . " Andaba con miedo de morirse, por ahí lo encontraba despierto a la madrugada, preocupado", recuerda.
El último episodio que comprometió su salud, "El Lauchón" lo padeció hace poco más de un mes, cuando a su hijo Luciano le pegaron un tiro en un supuesto intento de robo mientras estaba detenido ante un semáforo, en Floresta. "Mi viejo se preocupó mucho, se descompensó y terminó internado en el Otamendi", revela Luciano.
Ni él ni María aportan hipótesis que expliquen por qué "El Lauchón" terminó así. Si bien admiten que era amigo de Raúl Martins -ex agente espía acusado de regentear prostíbulos vip en Buenos Aires y Cancún-, niegan vínculos comerciales entre ellos. "Mi viejo no andaba en nada raro. Todavía pagaba la hipoteca de esta casa, se murió sin conocer el Caribe.
Acá no había ni títulos truchos ni droga. Y sin embargo entró el Grupo Halcón", se queja Luciano en el living de la casa, amplia pero para nada lujosa, con parque, árboles y parrilla.
La familia también descarta que "El Lauchón" estuviera esperando la llegada de la Policía. "Si hubiera tenido miedo de que lo vinieran a buscar hubiera pedido custodia. Mirá todos los que nos cuidan ahora", concluye su hijo.
[Fuente: Por Fernando Soriano, Clarín, Bs As, 17jul13]
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