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09ago03
Respuesta a la posición de Rafael Braun y Carlos Floria publicada por el Diario La Nación sobre la nulidad de la leyes de impunidad.
Pbro. Eduardo de la Serna
En el programa radial Jaque Mate del jueves 7 de agosto, Román Lejman entrevistó a un Teniente Coronel retirado del Ejército Argentino. Había organizado un encuentro en la Plaza de Mayo con la intención de entregar un petitorio al Presidente de la República el día 8. En el reportaje puso en duda (o para decir mejor, negó) la objetividad del juicio a las Juntas, argumentando que todos los que integraron la Cámara después tuvieron cargos en la función pública; dudó de que muchas de las cosas que se hicieron realmente se hayan hecho ("no hubo ningún plan sistemático", afirmó); se preguntó por qué se habla de la violencia del '76 en adelante y no del '73 al '76. Nada informan algunos periódicos del éxito o no de dicho acto, pero no es eso lo que interesa aquí.
Precisamente, el día 8 de agosto, en el diario La Nación, Rafael Braun y Carlos Floria publicaron un artículo titulado Entre la justicia y la paz posible, que me merecieron un comentario, comenzando por la serie de similitudes entre ambas intervenciones...
Se habla -por ejemplo- de sectores de derecha e izquierda, cuando dice: "combate por la propiedad intelectual de la historia -o leyenda- oficial y por la conquista del poder moral sobre el presente como pasado del futuro". Y no deja claros en esta anacrónica referencia a quiénes se refiere. Los más de 300 firmantes de la solicitada "No es la Iglesia" ¿somos izquierda para los escritores? los organismos de Derechos Humanos ¿son la izquierda? ¿quiénes son la derecha? El general Brinzoni, o los marinos sancionados ¿son la derecha? Como esto no queda claro, realmente me encuentro desorientado. Los que hablan de las extradiciones, ¿son de izquierda? El presidente Chiriac o el Likud de Israel, ¿son de izquierda?
Tampoco queda claro ¿por qué el "pasado que interesa" -como lo llaman- lo empiezan a fines del '60 y no en el '55? ¿por qué empiezan la reflexión, o apertura del "debate"- en los actos de terrorismo y no en la injusticia social, o los fusilamientos de Valle y los compañeros o la proscripción del peronismo? ¿por qué no en el hambre y la "violencia institucionalizada"? Un ejemplo, uno de los actos característicos del ERP para conseguir apoyo popular que nunca tuvieron fue el secuestro de camiones de leche y el posterior reparto en barrios carenciados, villas o lugares marginales. ¿Esto no era signo de una situación social que se iba deteriorando? Hacer comenzar la "espiral de violencia" en la guerrilla es olvidar que esta jamás hubiera gozado del más mínimo consenso si no hubiera un caldo de cultivo, de injusticia y dolor. Pero precisamente como esto no cuenta para los autores, porque los pobres casi "no existen" -como los daños colaterales de Bush- la cosa la hacen comenzar en los actos de terrorismo. Actos terribles y nefastos, para que quede clara mi opinión. Desde 1955 el peronismo, expresión indudablemente popular, estaba proscripta en la Argentina hasta 1973. ¿Eso no aparece como expresión de la violencia? ¿los sucesivos golpes de estado? la imposición de oligarquías de adentro y poderes de afuera de modelos económicos liberales, ¿no entra en el análisis de la violencia?
Cuando se habla del terrorismo después del 24 de marzo del '76, ¿qué actos importantes de terrorismo hubo a partir de entonces? Ya era evidente que lo que quedaron eran "manotazos de ahogado", por no contar la innumerable cantidad de atentados, violencias y bombas que se atribuyeron a "elementos subversivos" cuando en realidad se debían a "internas" de poder en las Fuerzas Armadas, como se puede recordar el asesinato del Gral. Actis, o la atribución a los Montoneros del secuestro de las monjas francesas. A menos -claro- que se consideren actos de terrorismo que un grupo de mujeres caminaran todos los jueves al rededor de la Pirámide de Mayo, en la Plaza, o que alguien hablara de las cosas horribles que pasaban en Argentina y fuera esto visto como "Campaña Antiargentina en el Exterior"; por no recordar acuerdos de Massera y Firmenich en torno al Mundial '78 y la consiguiente muerte de Elena Holmberg. A nivel "militar" fue evidente que el copamiento frustrado en Monte Chingolo fue el último acto importante de la guerrilla, y esto ocurrió en diciembre del '75 demostrando claramente que estaban derrotados. Hoy son muy pocos los que dudan que el Golpe Militar fue instigado por civiles economistas y empresarios para implantar un modelo económico. El 26 de marzo -Clarín del 27 lo informa- el gobierno de EEUU reconoce al gobierno argentino y el FMI concede un préstamo al país. ¿A este terrorismo se refieren los autores? Creo que no.
Cuando hablan de "episodios" de delincuencia común ¿A qué se refieren? ¿al robo de bebés, robo de propiedades (como los que enriquecieron a Cavallo y a tantos otros cuyo patrimonio no se investiga e incauta), las violaciones y torturas, la falsificación de documentos? Estos son "episodios" o un plan sistemático. Los "pedidos de rescate" como el que tantas familias sufrieron, y Estela de Carlotto es un ejemplo, ¿son episodios de delincuencia común?
Las firmas de venta de propiedades bajo presión ¿son episodios de delincuencia común? Las casas dedicadas a la venta de elementos capturados como "botín de guerra", como una importante casa de electrodomésticos, ¿son episodios de delincuencia común?
Cuando dice que las mal llamadas "leyes del perdón" y el indulto se aprobaron "sin mayores protestas" los autores ¿estaban ciegos y sordos en esos tiempos? No recuerdan las marchas multitudinarias que siguieron a cada uno de estos nefastos acontecimientos (marchas que siempre despreciaron, y por tanto no tuvieron en cuenta, y quizá por esto para ellos "no existieron").
Cuando se hace referencia al silencio por la violencia de los años '73-'76 ¿no recuerdan los autores que hubo 10 años de gobierno genocida que se dedicó precisamente a "juzgar" eso? Y lo "juzgó" con "todo el peso" de la ilegalidad, con detenidos sin juicio, sin abogados, sin ninguna garantía de justicia. Los hechos de violencia son aberrantes, todos ellos, aunque ciertamente no es lo mismo cuando la violencia se ejerce desde el mismo Estado que cuando la aplican delincuentes, o delirantes, o terroristas. En el análisis que realizan ¿por qué no aparece nadie "de afuera"? A esta altura de los acontecimientos es evidente que Argentina, Brasil y EEUU tuvieron que ver en el golpe de Pinochet; ¿nadie tuvo responsabilidad en el nuestro? El embajador Hill -traído con mala fama- en el '74, ¿fue ajeno al golpe? Las internas con Patricia Derian y quienes recibían denuncias en la
Embajada, ¿no tienen nada que ver en esto? Los empresarios que desabastecieron de harina, azúcar, yerba, y festejaron el modelo inaugurado por Martínez de Hoz, ¿nada tuvieron que ver? ¿y los que se enriquecieron en ese tiempo de sangre y muerte, que no son leyenda? Demasiado ingenuo y con actitud de espectadores parece a la hora de hablar de la violencia y la Dictadura. Los actuales empresarios pertenecientes a la Asociación Cristiana (sic) de Dirigentes de Empresa, a la que Braun asesora, y que tanto bregaron para que la Conferencia Episcopal Argentina no hable de la Deuda Externa (por el riesgo país, entre otros motivos), ¿eran ajenos al Golpe? Empresarios que hoy conocemos bien y aparecen como prósperos, ejecutivos y eficaces -y candidatos- desconocidos ayer y enriquecidos en la Dictadura ¿nada tuvieron que ver con el Golpe? El crecimiento impresionante de la Deuda Externa, la "estatización de las deudas privadas" ¿nada tuvieron que ver? Parece, para los autores, que el único motivo por el que tuvimos democracia -y precaria, según iluminan- fue la humillación de Malvinas. ¿La crisis económica nada tuvo que ver? Si hasta tuvimos que soportar que el capitán ingeniero Alvaro Alsogaray nos dijera sin reírse ni ruborizarse que Martínez de Hoz era socialista.
Cuando hoy elevan su crítica a la extraterritorialidad, ¿no la gritaban cuando se aplicó el "Plan Cóndor"? Los desaparecidos en Brasil, traídos a la Argentina, como Jorge Adur, o en Argentina y llevados al Uruguay, como Zelmar Michelín por citar dos ejemplos clásicos, ¿no son aberraciones que lesionan la soberanía...? Y sin la garantía de un juicio justo, por supuesto. Y que no se me tome como defensor del juez Baltasar Garzón, que es el mismo que no ha investigado las denuncias de torturas a los dirigentes vascos, o el mismo que negó que las casas matrices de los bancos españoles deban garantizar a los estafados en Argentina. Tengo serias dudas que España entregue a Aznar por genocidio de iraquíes, o por la muerte de dos periodistas argentinos en una guerra por él -entre otros- causada. Pero tengo muchas más serias dudas que mientras no haya leyes de impunidad, mientras no se los considere crímenes de lesa humanidad, imprescriptibles, inindultables, no hay ninguna garantía de que haya justicia.
Me quedan sólo dos temas para reflexionar brevemente: el artículo casi parece oponer, para estas circunstancias, la justicia y la paz, desde su mismo título, y optando por ésta como valor superior. En aras de la paz, a veces debemos tolerar la injusticia, o un cierto escándalo. Ahora bien, las leyes y los indultos se aplicaron, ¿cuál fue la paz conseguida? Incluso cuando hablan del período '73-'76 cuestionan la ley de amnistía, ¿esa estuvo mal y estos bien? ¿alcanzamos la paz posible? ¿Es con una "ley" o una "norma" que se alcanza la paz? ¿no hace falta mucho más para que la paz sea una realidad? Un "mucho más", absolutamente ausente en esta aparente reflexión. Se cita al Papa para justificar la posición, y curiosamente se omite el lema para la jornada de la Paz 2004: "El derecho internacional, un camino para la paz". Es cierto que hay países que no adhirieron a la Corte Penal Internacional. Siempre fue así: las leyes existen para defender a los débiles, porque los fuertes se defienden solos. No en vano EEUU presiona con garantías de impunidad para sus tropas. Eso no es signo ni de verdad ni de justicia, sólo signo de fuerza.
Por otra parte, es probable que la declaración de nulidad de las abominaciones de las leyes de "obediencia debida" y "punto final" no se ajuste a derecho. Por eso esperamos la declaración de inconstitucionalidad del Poder Judicial. Pero -cosa curiosa- en el artículo "nos dejan encerrados": el Legislativo no puede, el Judicial no debe, y que todo quede como está, con los genocidas sueltos en una "jaula de oro" llamada Argentina. Y además, estos no pueden extraditarse por la "territorialidad", y asunto acabado (o "punto final"). Y todo esto dicho "sin reavivar heridas" que es lo más parecido a "borrón y cuenta nueva".
Claro que la paz es un valor fundamental. Pero la paz se alcanza cuando una sociedad restaña sus heridas, las que -en este caso- causaron los defendidos por la nota. Mientras sigan diciendo -como se sigue haciendo- que "hubo una guerra", mientras se nieguen a reconocer la misma verdad de los hechos incontrastables llamándolas "leyenda", mientras se nieguen sistemáticamente a la verdad, a dar la información que tienen sobre los paraderos de los desaparecidos, mientras no se restituya -en alguna medida, porque la sangre no tiene precio y las vidas no se devuelven- entonces hablar de paz será un enorme cinismo, o -como parece en este artículo- una "prolija" excusa para que "todo quede como está".
Todo esto me permite formular una pregunta final: ¿por qué comienzan ahora a gritar algunos? ¿por qué siempre los que plantean estas cosas son los mismos que callaron en el '76? ¿por qué hablan de paz y justicia los que al menos con su silencio fueron cómplices de la más terrible violencia que enlutó nuestro país? ¿por qué siempre detrás de esto están los defensores del modelo económico genocida que impulsó Martínez de Hoz, continuó Menem y sostiene López Murphy? (Gran parte del staff de la revista Criterio, a la que Braun y Floria pertenecen, adhirió, como "gente de la cultura" a la candidatura de López Murphy) La semana pasada, el presidente de la Sociedad Rural afirmó que "revolver estos temas cuando estamos en negociaciones con el FMI no es conveniente". Cuando ocurrió el teatral casamiento de Máxima Zorriegueta con el príncipe Alejandro, la radio y televisión holandesa se preguntaba sobre el cura que iba a participar de la boda, el padre Braun, si había sido o no cómplice, amigo o adherido a la dictadura. Acá se tiene una respuesta. Y con respecto a nuestro pasado, ¿por qué no nos conceden al menos el placer del silencio?
Buenos Aires, 09 de agosto de 2003
Pbro. Eduardo de la Serna
DNI 11.451.363
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