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28may11
Una empresa bajo sospecha
La Misión Sueños Compartidos es un proyecto de la Fundación de las Madres de Plaza de Mayo dedicado a la construcción de viviendas.
Manejó unos 300 millones de dólares y desde 2006, cuando fue creada por Sergio Schoklender, hizo 4.800 en más de seis provincias . Además, levantó 6 hospitales, 2 centros de salud, y un jardín de infantes.
Muchas de esas obras estuvieron a cargo de la empresa constructora Meldorek SA que, curiosamente, comparte su domicilio fiscal con el ex apoderado de la Fundación. Pero Schoklender dice que es sólo un empleado de esa firma.
“Yo trabajo para ellos en relación de dependencia, les facturo” , respondió ayer en una entrevista con Clarín . Según su versión, las viviendas que Meldorek le construyó a la Fundación son muy pocas y no generaron ingreso alguno. “Solamente se le cobró el costo”, asegura.
Con apenas siete años de existencia, la empresa Meldorek registra un crecimiento desmesurado. Aunque Shocklender era representante de la Fundación, que a su vez contrataba a la empresa, se movía hasta hace algunos meses en un avión que está a nombre de Meldorek S.A, una sociedad que también tendría un Pipper Chayanne matrícula LV-MNR.
Según reveló la revista Noticias , la empresa también sumó a su patrimonio un yate de 14 metros de eslora, valuado en 420.000 dólares, de nombre Arete y matrícula REY 044668.
La vida lujosa del mayor de los hermanos Shocklender incluye la compra de varias propiedades y terrenos en la provincia de Buenos Aires. Por dos de esas operaciones, dos diputadas de la Coalición Cívica lo denunciaron hace un año ante la Unidad de Información Financiera (UIF). La causa, por supuesto lavado de dinero, muestra escaso avance. Tampoco hay ninguna denuncia judicial en marcha. “El proyecto Sueños Compartidos es impecable por donde lo miren”, se defiende Schoklender tras su salida escandalosa de la Fundación, que ahora quedó en manos de su hermano Pablo.
Una de las operaciones que están en la mira es la compra de una casona en José C. Paz con 19 habitaciones y un quincho para 60 personas, entre otras comodidades. Según Schoklender, la adquirió para evitar el desalojo de unas 80 familias. Pero nunca vivió en ese lugar. “Jamás estuve un día, fui tres veces de visita”, dice.
[Fuente: Clarin, Bs As, 28may11]
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