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27nov18
A cincuenta años de “Vísperas del Mar”, primer libro de poemas de un vate que murió en el exilio
Nació en Salta, el 27 de enero de 1930 y falleció en Bruselas, Bélgica, el 28 de agosto de 1978.
En octubre de 1968, el ya desaparecido abogado y poeta salteño, Holver Martínez Borelli presentó “Vísperas del Mar”, su primer libro de poemas (Salta, Ediciones CEPA, 1968, cuidado por Manuel J. Castilla). Con tal motivo, la profesora Marta Susana Juárez Terán de Teyssier, escribió para el Suplemento Literario de El Tribuno, un análisis del libro que tituló: “Algunos elementos de la cosmovisión de Martínez Borelli”.
Por el archivo de nuestro diario, que guarda testimonios de los últimos 70 años, hoy podemos rescatar conceptos sobre la creatividad de este desaparecido vate. Poeta que hace cuarenta años murió en el exilio (Bruselas) pero que aún pesa sobre él, la persecución de un injusto y premeditado olvido.
La crítica
Pero volvamos al trabajo de Juárez Terán de hace cincuenta años. Decía la profesora: “La poesía no es una invención delirante de los caprichoso, ni un divagar del mero representar e imaginar hacia lo irreal -dijo el filósofo alemán Martín Heidegger-. Lo que la poesía despliega de desnudez en el esbozo iluminador y lanza de antemano en la escisión de la figura, es lo abierto que ella hace acaecer y precisamente de suerte que es ahora cuando lo abierto en medio de lo existente hace brillar y sonar lo existente”.
Por ello, cuando se habla de un poeta, hay que referirse no solo a su talento, a la fuerza y originalidad de su producción sino también y ante todo, es necesario descubrir su actitud , el punto de vista que el poeta adopta para valorar el mundo y la realidad, para apreciar lo que se debe tener como esencial y lo que se debe desechar como accesorio, es decir, su cosmovisión.
Porque la verdad como iluminación y ocultación de la existencia sucede al poetizarse. Porque la esencia misma de la poesía no es sino “la comunicación de la leyenda de la desnudez de lo existente -con palabras del ya citado filósofo Martín Heidegger- la leyenda que esboza, es aquello que en la disposición de lo decible, lleva al propio tiempo al mundo indecible como tal”.
Holver Martínez Borelli, cuyo nombre no es nuevo en el concierto de nuestra poesía, ha seleccionado para este su primer libro Vísperas del Mar, un conjunto de 22 poemas representativos de distintos momentos de su actividad literaria y en los que podemos descubrir algunos elementos constantes, de su visión del mundo y de la vida.
Casi desde su adolescencia -y acaso por herencia materna- con depurada lentitud contemplativa y gran despejo estético, rescata en sus poemas rasgos vitales y existenciales del ser humano, que tienen en su trepidante ritmo algo de la fuerza urgente de lo cósmico.
Su estilo de alto vuelo, se sostiene en el arrastre de todas las emociones, de todas las potencias positivas y negativas de lo humano, y se solidariza certeramente con su facultad de poetizar.
El título
El sugerente título del libro "Víspera del Mar", encuentra su motivación en los ojos como un mar presagiante de tormentas de la mujer amada, que fue también la inspiración de uno de sus poemas más logrados que dice:
“Ni tú misma adviertes cómo la inminencia del mar,
la víspera del mar cae en tus ojos
y exaspera las flores.
Hasta en la luz, amor,
hasta en el aire
tras el vuelo migrador de tus pájaros”.
“Hasta cuando tendré que acomodar el tiempo para...”El amor, el espacio, el tiempo y la filosofía, son algunos de los temas que le preocupan.
El tema del amor, se repite en la poesía de Martínez Borelli; y hay una luna inmensa y bella que lo hace expresar:
“Ahora que la luna
te crece como un árbol
desde la sangre,
y sientes como quema su pulpa,
la memoria del cielo
se te esfuma en los pájaros
y aprende el gracioso talante de la lluvia”.Y en la segunda cántiga de amor, responde a la poesía de Sor Juana Inés de la Cruz:
“Viniendo la alborada
sobre el alcor
con la color quebrada
va el amor.La luz del cielo tizna
su palidez ansiosa
y en su pelo se posa
como una garza triste la llovizna.Ay, tan de madrugada
con la color quebrada
va el amor”.Y en su poema “De pronto el día suelta”, él expresa su actitud de constante enamorado de la vida, del amor, de Todo:
“Me enteraré de amar la nube
y algo más al aire
hasta volverme pájaro
en el escándalo del vuelo”...Hay además, algo característico y notorio en su poesía, y es su pretensión de hacer poesía sustancial, eludiendo de intento los objetivos. Veamoslo en su poema “He llegado hasta el fondo”, donde habla el pie -combativo- según lo declara.
Otro de los méritos que podemos señalar en la poesías de Holver, es el de ser filosóficas, pues en ellas enuncia reflexiones profundas sobre los universales problemas de la existencia.
El tema de la comunicación, el misterio del tiempo y de la muerte, la grandeza incomparable de lo sagrado, lo atrajo también con fascinación.
Pero el eje sobre el cual giran otros problemas filosóficos, es el tiempo. Se lo ve en estrecha conexión con la idea de espacio, e identificado con el espíritu mismo, lo penetra convirtiéndose en la esfera de su finitud. Se desliza también en lo absoluto de cuya infinitud originaria ha surgido, para regresar de nuevo a ella luego de recorrer las esferas de lo infinito.
En la vivencia íntima del tiempo, no se le escapa que la dimensión del futuro no se agota en el “ahora”. De ahí que lo efímero vital no lo angustia, y dice en “De tanto como voy”:
“Acoge esta consigna de lo efímero
y crece alegre todavía de su última prisa...”A Holver sí le preocupa, el hombre que no tiene tiempo para encontrarse consigo a solas. Y dice:
“Hasta cuando tendré que acomodar el tiempo
para verme conmigo...”.La poesía, la amistad y las anécdotas del abuelo
El epitafio que no fue: “murió de tanto estar ausente de su muerte”.
La idea de la muerte, surge en algún momento de la poesía de Holver; y es frente al recuerdo de la madre ausente que dice:
“Estamos casi amurallados por la misma distancia
cedidos al terror de una noche que no acaba,
a una voz donde el aire no suena”...Y prosigue:
“Sabrás que soy la sombra de tu duelo.
Este muñón sumido por los cuatro costados
de no encontrar tu mano
ni el final de tus huesos
donde nació mi muerte”...Y en “Elegía a Juan Carlos Dávalos” dice:
“No sé si aún habría de creer en tu ausencia
o despaciosamente repetirla,
pero no de palabra
sino muriendo de tu misma muerte”...Fue también este mismo tema el que inspiró su poema “Me he confiado a la muerte”, escrito -según el poeta- después de la muerte de su amigo Raúl Galán, poeta jujeño que murió prematuramente.
Podemos encontrar en este poema, la concepción que Holver tiene de lo sagrado, pues recuerda que en su pasado tuvo una cancelada vocación sacerdotal a lo que renunció por experimentar demasiado el peso de Dios, y que su debilidad no podría soportar.
Lo natal
Y siguiendo una larga tradición de la poesía norteña, hay en Holver una gran valoración por la tierra, por lo natal: “Todo es contarse la desgracia...”
“Un solo día el corazón sonaba en los aljibes,
y era mirar la infinitud del cielo
caído entre las malvas del agua”...Anécdotas del abuelo
Son las que le narrara su madre y que vuelven en poesías:
“Me negaré a morir sin ver el alta mar
donde mi abuelo oyó cantar sirenas...”A veces añora el pasado.
Es cuando disfruta del arraigo, sabiendo que no puede retornar al pasado (Poema: Hay días...).
[Fuente: Por Luis Borelli, El Tribuno, Salta, 25nov18]
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