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06feb14
Declaró exintendente en el segundo juicio de lesa humanidad
Se reanudó el debate del segundo juicio de lesa humanidad que transita la última parte, resta un testigo y la contestación de la defensa sobre el pedido del Ministerio Público Fiscal y las querellas sobre la ampliación de la imputación a los acusados: Antonio Vargas (interventor del Penal de Gorriti) y los expenitenciarios Carlos Ortíz, Ricardo Ortíz, Hermino Zárate y Mario Gutiérrez. Luego, el Tribunal Oral Federal resolverá el planteo y se conocerá fecha de los alegatos y posterior sentencia.
En la víspera se escuchó el testimonio del exintendente de la Capital Pablo Labarta durante la última dictadura cívico militar, quien brindó su testimonio en el marco de la causa de los hermanos desaparecidos Pedro y Juana Torres Cabrera, hecho que se investiga en este juicio. Vale recordar que los hermanos Torres Cabrera, Dominga Álvarez de Scurta, Alicia Ranzoni, Osvaldo Giribaldi, Ernesto Turk y Jaime Lara Torrez fueron detenidos a fines de mayo de 1976, alojadas en el centro clandestino de detención del Penal de Gorriti y entregados el 10 de junio de ese año al excomisario Ernesto Jaig y al suboficial del Ejército César Darío Díaz y permanecen desaparecidas con excepción de Álvarez de Scurta, cuyo cuerpo fue enterrado como NN en el cementerio de Yala y recuperado por sus familiares.
Labarta relató ante el TOF, y ante la consulta de la querella que Pedro Domingo Torres -padre de Pedro y Juana- fue empleado de su finca una empresa productora de madera, durante un año y medio, y fue una excelente persona. La finca estaba situada en Bella Vista entre Tilcara y Valle Grande, en esta provincia.
Cuando terminó la zafra de madera se vinieron a la capital jujeña a preparar las máquinas en un taller para la próxima. Labarta recordó que cerró su empresa por la inflación y en esa época no podía hablar de presupuesto.
Posteriormente tuvo la oportunidad de trabajar en el Gobierno de la Provincia, había sido designado secretario de Industria por "Pipo" López Iriarte. Mientras que en la casa ubicada en El Tipal - al otro lado de la ruta en Cuyaya-, se encontraban los talleres, llegó un hijo de Torres, Pedro y a los días una hija -Juana- con una niña. Luego relató que le cuentan que la policía y el ejército se llevó a los hijos de Pedro Domingo Torres detenidos en el predio propiedad de Labarta. La niña estaba hospitalizada en el Soria.
Labarta al ser consultado si hubo orden para ingresar al domicilio, dijo que no sabía, pero que no era su casa sino que entraron por donde estaban los talleres. "El padre no podía entender la detención de los hijos".
Consultado si supo algo de los hijos de Torres, contestó que por comentarios decían que fueron fusilados en Palomitas.
Recordó que estando en Casa de Gobierno un militar le contó que se los llevaron a los Torres, pero que él no tenía trato con el ejército.
Fue consultado por la querella sobre un primo sacerdote, dijo que era Cipriano Labarta que estaba en la Catedral. "Por los diarios me enteré que iba a la cárcel".
Reconoció a Fernando Urdapilleta, exgobernador de facto como una persona de confianza y fue quien lo nombró intendente en el período 77-81 y que aceptó bajo condiciones.
Destacó que Urdapilleta lo convocaba a reuniones de gabinete "eran una fiesta porque siempre había conclusiones. Los integrantes hacían un análisis interdisciplinario. Urdapilleta tenía una virtud escuchaba, trajo mucha gente de confianza de Buenos Aires y luego la reemplazó por jujeños", dijo.
Ante la consulta del querellante Ariel Ruarte sobre si trataban en esas reuniones detenciones, desapariciones Labarta dijo que no, que no se trataban temas de seguridad. "Desconocíamos totalmente eso", dijo.
Segundo testimonio
Fue Hugo Eleit expreso político, exdiputado provincial, funcionario de la provincia y actual integrante de la Defensoría del Pueblo. Fue convocado por la defensa del acusado Carlos Ortíz.
Eleit brindó testimonio en el primer juicio de lesa humanidad y el audiovisual fue proyectado a los imputados en este juicio.
Destacó que durante los 19 días de detención en el penal de Gorriti, el verdugo fue Eduardo Bulgheroni, condenado a prisión perpetua en el primer juicio.
En cuanto a Carlos Ortíz dijo que fue compañero de la primaria y que no lo vio en el penal.
Sobre su detención dijo que no fue torturado como otros detenidos, recordó a Bulgheroni cuando le hizo un simulacro de fusilamiento. Sólo recibió tortura psicológica.
No recordó quién era en aquellos años la autoridad del penal; pero que Bulgheroni era el dueño, dijo.
Destacó que la mujer de Ortíz era pariente de su papá y fue ella quien avisó a los padres que estaba detenido en Gorriti. Cuando lo detiene la policía en su estudio jurídico dijo que se comunicó con el juez de Instrucción Alberto Matuk actual ministro de Gobierno de la provincia, que lo acompañó a la Central.
[Fuente: Por Mariana Mamani, El Tribuno, Salta, 06feb14]
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