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30mar08
Continua el enfrentamiento con Rico y la política de derechos humanos
Varios hechos de la semana política mendocina quedaron cubiertos por la lógica expectativa que generó el fuerte paro del campo. El agravamiento de la situación, que tuvo su punto culminante con las protestas callejeras que alentó el discurso del martes de Cristina Kirchner, obligó al gobernador Jaque a viajar de urgencia a Buenos Aires para sumarse al coro de apoyo a la gestión kirchnerista, dejando de lado su presencia, en Chile, en una reunión del comité de integración por el paso El Pehuenche.
Entre los acontecimientos locales se destacaron las reiteradas protestas contra la conducción del Ministerio de Seguridad, fundamentalmente a raíz de la permanencia en el cargo del subsecretario Carlos Rico. Los pedidos de renuncia del polémico comisario se escucharon en un par de discursos en el acto que el Gobierno organizó el lunes para inaugurar un memorial que recuerda a los desaparecidos mendocinos durante el gobierno militar y, con gran énfasis, en la movilización del martes, que juntó a unas 5.000 personas. Jaque no estuvo presente en ninguno de los casos.
En el marco de esta nueva embestida contra la dupla Aguinaga-Rico aprovechando el nuevo aniversario del golpe de 1976, no pasó para nada inadvertida la presencia de dos funcionarios de Jaque en la marcha del martes: el subsecretario y el director de Derechos Humanos, Diego Lavado y Pablo Salinas, respectivamente. Los encontronazos entre Aguinaga y Salinas desde que este gobierno se constituyó, hace tres meses, son ya habituales y casi no sorprenden. Pero, lo que sí sorprende es esta "convivencia" de posturas tan disímiles ante la pasividad o indiferencia del Gobernador.
Lavado y Salinas, que están en la órbita del Ministerio de Gobierno, a cargo de Juan Marchena, son el soporte de una postura clara de este gobierno: fijar una política de derechos humanos en sintonía con la gestión nacional. Aguinaga y Rico, en cambio, son las principales figuras de la conducción demócrata que Jaque eligió para el Ministerio de Seguridad.
Jaque sostiene a Rico considerando que mientras la Justicia no demuestre su vínculo con la represión el comisario no debe dejar su cargo. Pero también sostiene en sus puestos a dos funcionarios que con sus actitudes condenan la presencia del policía como responsable operativo de la política de seguridad.
En el PD piden que Lavado y Salinas, extrapartidarios como ellos aunque afectivamente vinculados al peronismo, los dejen gestionar.
Todo es muy confuso. ¿Quién responde a Jaque? ¿Los dos sectores? Y entonces, ¿por qué uno de estos sectores marcha en protesta por la permanencia del otro?
Otro aspecto curioso. Cada vez más la conducción demócrata de Seguridad se aparta de una de las promesas electorales fuertes del Gobernador: bajar los índices delictivos un 30 por ciento durante los primeros seis meses de gestión. Para el ministro es un tema sin relevancia. De todos modos, si Jaque no modifica su diagnóstico, dentro de tres meses la ciudadanía igualmente le estará pidiendo una rendición de cuentas al respecto.
Luces y sombras de la gestión. Dejando de lado las diferencias "internas" sobre la conducción de Seguridad y la polémica que esto genera en su gobierno, a Jaque también le está costando mucho esfuerzo imponer temas que impacten como grandes iniciativas políticas.
El martes logró la votación favorable del Senado para la designación del ingeniero Frigerio a cargo del Departamento de Irrigación, pero sin poder evitar las dudas que crearon los cuestionamientos previos efectuados en la audiencia pública, que hacen presagiar un monitoreo riguroso de la gestión del nuevo funcionario por parte de quienes se oponían a su designación.
En segundo lugar, la ronda de consultas por el pacto educativo que impulsa el justicialismo local en principio no hace vislumbrar mucho entusiasmo político. Tanto los concertadores (el cobismo) como los demócratas salieron con dudas de las reuniones con el oficialismo que mantuvieron el viernes en la Casa de Gobierno.
En realidad, estos sectores ya plantean diferencias generales con la actual gestión provincial. Los cobistas entienden que el único logro que ya puede mostrar el Gobierno es el acuerdo salarial con los sectores estatales, pero consideran que el mismo ha sido logrado a muy alto costo (500 millones de pesos), complicando a los municipios en su relación con los gremios. Opinan que sin ayuda nacional mediante pueden comprometerse recursos para otros requerimientos durante el año.
En el PD buscan diferenciarse insistiendo con que la relación con el Gobierno sólo pasa por Seguridad. Y piden que Jaque defina líneas estratégicas a largo y mediano plazo. Entienden que el justicialismo hasta ahora sólo atina a administrar la crisis y a auditar gestiones anteriores. Reclaman una "fuerte apuesta" en la política educativa, pero tienen dudas sobre cómo ha encarado el oficialismo el pretendido pacto.
Una cuestión de estilos. Tal vez a Jaque lo esté comenzando a afectar un estilo de gestión bastante cerrado, limitado en la toma de decisiones o en el planteo de estrategias a su círculo íntimo, que lo lleva a adoptar posturas lógicas en lo formal, pero muchas veces alejadas de la realidad y aisladas del contexto político.
En el justicialismo provincial hay quienes ya sugieren al Gobernador acercarse nuevamente a dirigentes y caciques departamentales con escasa participación hoy. Así como Néstor Kirchner busca revivir al PJ para darle soporte partidario a la gestión de Cristina, tal vez Jaque esté necesitando en estos momentos su propio acto de Parque Norte.
[Fuente: Los Andes, Mendoza, Arg, 30mar08]
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