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24sep14
Un funeral que demoró 38 años
Néstor Oliva fue asesinado en la dictadura, en el 1976, en Mendoza.
Los restos de Néstor Alberto Oliva ya descansan en paz en las tierras donde nació.
Había desaparecido hace 38 años los cuarteles de Mendoza y finalmente fue sepultado en Rivadavia Banda Sur.
En el paraje de Pozo Verde estuvieron sus familiares, miembros de la Asociación Lucrecia Barquet, de la Comisión Provincial de la Memoria, Asociación de Artistas de Orán y diversos protagonistas que luchan por los desaparecidos durante la última dictadura cívico militar. Más de 90 personas estuvieron presentes y las palabras de despedida conmovieron a todos.
Se sintió la extraña paradoja de encontrar al familiar desaparecido, confirmar lo que ya se sabía, remover el dolor y finalmente despedirlo.
Los restos de Oliva fueron identificados por el Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF) en una fosa común en el cementerio mendocino de Las Heras, en agosto último. Fueron encontrados a tres metros de profundidad del sector llamado "Cuadro 33".
El Gallego, como le decían tenía 26 años cuando desapareció siendo un colimba, en octubre de 1976. Era estudiante de Ciencias Económicas de la Universidad Nacional de Salta y militaba en el espacio de la Juventud Peronista denominada Tendencia Revolucionaria, por lo que fue perseguido y detenido varias veces por su supuesta vinculación con actividades subversivas.
Por sus estudios pidió varias veces las prórroga y entró de colimba a los 26 años. "Ya estaba marcado" dicen sus familiares, que suponen que por eso fue trasladado a Mendoza, al Comando de la Brigada de Infantería de Montaña VIII, en el 76. De acuerdo a las presunciones, lo ejecutaron de un tiro en la nuca al poco tiempo que llegó a Mendoza.
"Lo que nos dijeron los militares es que había salido de franco un fin de semana y que nunca había regresado. Que había desertado", aseguró su hermana Mercedes.
Desde ese momento la familia lo consideró como un desaparecido por la dictadura y las averiguaciones, los trámites y los caminos para dar con el Gallego se hicieron eternos.
Fue recién en agosto de este año cuando Mercedes recibió el llamado de Cristina Cobos, referente de los organismo en Salta. Los restos del Gallego habían aparecido y la historia finalmente comenzó a cerrar.
Ahora, para los familiares y para los organismos de derechos humanos les queda el largo camino de buscar Justicia.
Compañeros y familiares, en una emotiva despedida
El Gallego Oliva hubiera cumplido 64 años el 7 de abril. Nació y pasó su infancia en un verdadero paraíso en medio del Chaco salteño, a unos 3 km del Bermejo.
Estudió la primaria en la escuelita plurigrado del puesto y para el secundario lo mandaron a Roque Sáenz Peña, Formosa. Siguió sus estudios en la Facultad de Ciencias Económicas de la UNSa y allí fue cuando comenzó a tener protagonismo social. Fue uno de los integrantes de la comisión que participó en la creación de UNSa. Según las postales documentales de los organismos "Le apasionaba el folklore, le gustaba cantar y tocar la guitarra".
Fue el quinto de 14 hermanos. El domingo, y por diferentes circunstancias, había nueve hermanos con sus familias. Una enorme familia unida, como las de antes. De las que se reúnen para los cumpleaños de Mercedes, la mamá del Gallego, que ya está grande y que tuvo el enorme dolor de revolver las heridas. En el último instante estuvo el discurso conmovido de Cristina Cobos, en el recuerdo vivo de Raquel Vaca y en la poesía de Valeria Felice, en la arenga de David Leiva y en el canto de Riky Zarra.
El horror del "Cuadro 33"
Tras largas averiguaciones por saber sobre el paradero del Gallego, sus familiares recibieron una carta del Comando en la que les informaban que Oliva había salido de licencia el 13 de octubre de 1976 y que había sido declarado desertor por no haber regresado.
"Esta era una práctica habitual con los conscriptos desaparecidos. Hubo muchos casos que siguieron el mismo modus operandi", dijo su hermana Mercedes.
El de Oliva es el tercer caso de los 15 cadáveres que recogió el EAAF, teniendo en cuenta que la mayoría de ellos eran jóvenes de entre 20 y 25 años que murieron con un disparo en la nuca.
La historia del "Cuadro 33" comenzó en 1986 cuando apareció una gran cantidad de huesos humanos desparramados en la olla, en las 6 excavaciones que se realizaron.
[Fuente: El Tribuno, Salta, 24sep14]
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