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22may17
Eugenio Burzaco: "Vemos más ingreso de metanfetaminas por los pasos de Salta y Jujuy"
El norte salteño es escenario de crímenes y ajustes de cuentas de extrema violencia que, en voz baja y con carteles en marchas, la gente vincula al narcotráfico. Dos fenómenos más se suman al panorama provincial: el cada vez mayor incremento de metanfetaminas y las nuevas rutas que surcan el chaco salteño y la puna. El secretario de Seguridad bosquejó ante El Tribuno los logros de la gestión de 18 meses en la lucha contra el tráfico de estupefacientes a nivel nacional y también por las tierras de Güemes. Confirmó que a fin de año o principios del 2018 comenzarán a funcionar los centros de control fronterizos que cerrarán el espacio aéreo y dificultarán el paso por tierra de quienes transporten drogas.
¿Cómo está el narcotráfico hoy en la Argentina?
Lo que percibimos y lo que nos dicen los números es que estamos, después de muchos años, comenzando a avanzar. Estamos con niveles de decomisos con incrementos muy grandes en todas las sustancias: cocaína, marihuana y, sobre todo, metanfetaminas y pastillas. Empezamos a avanzar en la detención de las cabezas de los negocios, o sea, no quedarnos en los últimos eslabones sino que avanzamos en desestructurar bandas. Terminamos de detener bandas que estaban operando hace muchos años, con mucha impunidad y en varias provincias. Empezamos a trabajar sobre el "paraguas de impunidad" que generaba la política y la Justicia como se ha visto en un caso en Corrientes, con el presidente del Concejo Deliberante y el intendente de Itatí. Hemos sacado mejoras legales importantes como la ley de precursores químicos, como las leyes que generaron mecanismos especiales como la del arrepentido, entrega controlada, agente encubierto. Son todos pasos adelante en un camino que es largo. Lo que debemos lograr es que menos droga quede accesible a los jóvenes y que este negocio no se siga expandiendo y afectando estructuras del Estado.
Han instalado radares y refuerzos en las fronteras, pero ¿cuánto más se necesita?
El próximo paso importante, sobre todo en el norte del país, es la instalación de cuatro centros de control fronterizos en puntos críticos a nuestro entender: La Quiaca, en Orán - Aguas Blancas, Profesor Salvador Mazza y en la triple frontera. Tendrán radares, cámaras térmicas, sensores, centros de comando y control y toda una tecnología disponible tanto en la frontera como en profundidad a 100 kilómetros donde convergen las rutas. Esos puntos nos van a dar un control mucho más fehaciente de lo que pasa en esas zonas calientes y ser más eficaces en el control y decomiso de drogas.
¿Cuándo van a estar instalados los centros de control?
Entre fines de este año y principios del próximo van a estar instalados los cuatro centros. Se están construyendo las torres donde van a estar los radares, los sensores, y lleva un tiempo capacitar a la gente que va a estar operando allí.
Con esos centros ¿llegarán más gendarmes?
Sí, sí, sí. Llegarán más gendarmes y no solo más sino que entrenados en el uso de estas nuevas tecnologías como drones, radares. Llega más personal y personal especializado.
Como contrapartida de ese mayor control, el narcotráfico ¿está buscando nuevas rutas?
Sí, sí. Vemos que como todo negocio que tiene mucho dinero se va diversificando. Empezamos a encontrar vuelos que en vez de ir al norte, a pistas que veníamos controlando en Santiago del Estero y distintos lugares del norte, empiezan a llegar con tanques de combustibles de emergencia a la provincia de Buenos Aires, a La Pampa. Hemos visto acciones fuera de lo común y que corrían inclusive riesgo para los que lo hacen. Lo otro que hemos empezado a encontrar es un poquito más de hidrovías. Hemos tenido decomisos enormes, como las 10 toneladas de marihuana en un barco de bandera paraguaya. Lentamente estamos ajustando los puntos de control y eso se verifica en datos: el precio de la droga en los mercados de consumo más grande va subiendo, por ejemplo. Pero es un trabajo de largo plazo.
¿La frontera de Salta está entre las zonas más inseguras a nivel país? Pienso en relación con la triple frontera, Buenos Aires, Rosario.
Lo que pasa es que en las zonas de frontera, cuando hacemos decomisos, son decomisos muy grandes, muy elevados. Pero en términos de violencia, comparativamente con lo que es el narcomenudeo y la pelea por el control territorial en el lugar de venta para consumo, es menor. El nivel de violencia está mucho más instalado en el Gran Rosario, en el Gran Santa Fe, en Córdoba, Buenos Aires, Mar del Plata, o sea ciudades de consumo importante, más que en las fronteras mismas. Esto no quiere decir que no haya episodios como hubo la semana pasada en Orán - Aguas Blancas. En la medida que vamos ajustando el control, algunos de estos episodios van a haber porque se va haciendo más difícil el tráfico y los que están acostumbrados a abrir este negocio van ir peleando por un negocio que se va achicando. Sabemos que es parte de las consecuencias no deseadas pero que marcan que vamos siendo más restrictivos en el tráfico. Nosotros sabemos que tenemos que tratar de ser eficaces en la frontera, y lo verificamos en los cargamentos. Cuando agarramos un cargamento de cocaína o de marihuana en los primeros 400 kilómetros, en general superan la tonelada en el caso de la marihuana y a veces los 100 kilos en el caso de cocaína. Cuando llegamos a las grandes ciudades, en general está mucho más fraccionado, es mucho menor el impacto que tenemos. Por eso el esfuerzo que estamos poniendo en la zona fronteriza.
Para usted, ¿el daño colateral del mayor control es el incremento de la violencia?
La droga por donde pasa deja su tendal de consumo y de violencia. Esto es un hecho verificable en otros países que han tenido situaciones más graves que la nuestra. Lamentablemente, si uno mira a lo largo de la ruta 34, o de la 9, de la 12 o 14 que van camino a tener bastante más cocaína de la que venía antes, se verifica esto: mayores niveles de violencia, mayores niveles de consumo. Porque este negocio criminal se maneja así: ellos pagan en droga y necesitan generar situaciones de violencia para controlar ese tráfico y, bueno, eso termina redundando en mayor cantidad de personas inocentes afectadas. Es como si fuera un costo colateral de este negocio criminal.
En las últimas semanas hubo en la zona de Orán y de Salvador Mazza crímenes como ajustes de cuentas y otros hechos violentos. La gente salió a reclamar más seguridad, ¿qué están haciendo para contener esto?
Estamos primero elevando lenta y sostenidamente la cantidad de gendarmes en la zona. La presencia de estos centros de control también va a mejorar el panorama para entender el proceso y para saber las vías de ingreso que son múltiples. Es una zona de frontera muy amplia y muy vasta, donde si uno no le agrega tecnología al recurso humano es muy difícil cubrirla y demás. Lo otro es coordinar con las provincias. Estamos haciendo convenios conjuntos con las provincias que nos van generando resultados tanto en términos de desarticular bandas criminales como en bajar los niveles de inseguridad. Creo que ahora vamos a avanzar con Salta y Jujuy, la vez pasada lo hicimos con Misiones y Corrientes. Esto es trabajar con las provincias fronterizas para darles una mano desde el Gobierno federal para ser más eficaz en el control del delito y las ramificaciones que tiene esta criminalidad.
El departamento Rivadavia, que no era una ruta del narcotráfico, ahora lo es ¿Vieron eso?
Lo que ha pasado es que los narcos brasileños, que operan en el norte de Paraguay, han empezado a trasladar la cocaína de Perú y de Bolivia por la ciudad de Juan Pedro de Caballero (NdR: esa ciudad es considerada hoy la capital narco de Sudamérica). Parte de esa cocaína que se traslada rumbo a Brasil baja a la Argentina. Entonces las rutas consolidadas que antes eran La Quiaca, Orán y Salvador Mazza, empezaron a diversificarse, uno por los controles que hacemos nosotros y otro por esta realidad del negocio narco. Así empezamos a incautar cocaína en rutas y pasajes que antes no eran tan comunes. Esta es una mutación que hay en el mercado y que estamos siguiendo y atacándola porque es un cambio más reciente de la tendencia de tráfico histórica.
¿Vieron otro cambio en Salta?
Lo otro que vemos también es, a medida que empezamos a controlar más en los aeropuertos, más ingreso de pastillas y metanfetaminas que vienen de Europa a través de pasos en Salta y Jujuy. Evidentemente, utilizan la misma logística que tienen las bandas para entrar cocaína y marihuana, para pasar metanfetaminas que vienen de Europa. Como decía, es más difícil entrarlas por los aeropuertos, aumentamos más de 500% el año pasado y este año llevamos más de 1.000% de aumento de decomiso de metanfetaminas. Empezaron a diversificarse y ahora algunos entran por el norte.
Ud. habló de desarmar el vínculo de la política y la Justicia con el narcotráfico ¿Qué ven en Salta?
En Salta hubo la detención de algunos miembros de Concejos Deliberantes de Joaquín V. González y de Salvador Mazza. Después no hemos verificado otras situaciones como las que sí verificamos en Corrientes y otros lugares. Pero si ello ocurriese, tenemos en claro que si existe esa connivencia nosotros vamos a fondo, aun si nos llevamos puesto personal de las fuerzas federales, jueces.
El bagayeo en el norte es el nuevo empleo para muchos y se han visto casos de este contrabando vinculado a narcos...
La realidad del narcotráfico así como se da en la frontera se da en las grandes ciudades con los dealers y demás. Yo puedo entender que la gente genere comercio local, y en ese sentido creo que los gobiernos provinciales y municipales deben ayudar a que se vaya formalizando. Ahora eso no puede justificar que se trafique droga en la zona de frontera. Lamentablemente, y esto también lo vemos acá en las grandes construcciones urbanas, para muchos jóvenes el narcotráfico se ha transformado en una forma de vida y debemos evitarlo. Debemos generar nuevos horizontes, nuevas expectativas, nuevas oportunidades. Porque, en general, estos negocios vienen aparejados con desastres, porque muchos de estos chicos se transforman en consumidores, y los tienen atados a través de consumo al negocio de la distribución y se generan esos círculos viciosos de los que después se hace muy difícil salir, que son muy destructivos para ellos y para su entorno familiar.
Tras la visita de Ud. y la ministra Patricia Bullrich a Orán, habían anunciado sanciones a finqueros que dejaran pasar por su tierra a narcos, ¿avanzaron con eso?
Una de las cosas que hemos decidido es agregar lo que se llama control de profundidad. Somos conscientes de que no todo se puede controlar en la frontera. Hay lugares donde necesitamos trabajar a 100 o 200 kilómetros donde convergen las rutas provinciales y nacionales y eso es un poco lo que estamos haciendo con estos centros de comando y control.
El año pasado se secuestró gran cantidad de hojas de coca. ¿Sospechan que en Argentina ya se procesa la hoja?
No tenemos evidencia de esa primera etapa de producción. Lo que hacemos es cumplir con la ley. No se puede ingresar ilegalmente la hoja de coca; además tenemos que generar desincentivos para que a nadie se le ocurra hacer la elaboración de la etapa primaria.
¿En Salta hay instalados carteles de droga?
No hay carteles de droga en Argentina. No hay estructuras. Los carteles tienen una característica que es que realizan el negocio desde la primera etapa hasta la última, o sea integran verticalmente el negocio. Se encargan de traer la droga, de juntarla, de comercializarla y después de lavar el dinero. En Argentina no vemos estructuras con toda esa capacidad. Sí vemos estructuras que la traen y la acopian, después que vemos otras que la comercializan en las grandes ciudades, otras que la exportan y hacen lavado de dinero. Eso no quiere decir que no nos pueda pasar. Creo que estamos actuando en un momento bisagra para evitar que se consoliden algunos de estos grupos y se transformen en carteles. Yo no puedo decirle que si no hacíamos nada con los monos, en tres o cuatro años tuviéramos un cartel en Rosario. Por suerte, y con mucha decisión política, hemos desarticulado por completo esa estructura criminal.
La desfederalización de los casos de microtráfico, ¿fue una solución?
Hay provincias donde funciona mejor, y Salta es una, y hay provincias donde funciona peor, como la provincia de Buenos Aires. No hay un solo caso, creo que sirve cuando está bien aplicada y bien coordinada con la Justicia Federal. De manera que si uno trabaja una causa de microtráfico porque tiene relaciones con el macrotráfico, uno puede continuar la investigación. Estamos trabajando una ley en el Congreso para tratar, justamente, de dirimir cuándo la instancia de la Justicia Federal, aun siendo microtráfico, se hace cargo de la investigación. Porque es cierto que muchas veces desde los pequeños uno llega a los grandes negocios. Un ejemplo es el caso de Itatí, al que llegamos a partir de un caso de microtráfico de la Villa 1-11-14.
Si es posible calificar del 1 al 10, ¿cuánto avanzaron en la lucha contra el narcotráfico?
No es razonable una evaluación numérica porque lo que diga no va a ni mucho ni poco. Lo que le puedo asegurar es que hemos avanzado mucho en 18 meses de gestión. Y eso no solamente lo percibe la gente sino que se observa en muchos objetivos como dije antes: en la cantidad de droga decomisada, en la cantidad de detenidos, en el precio de la droga en el mercado de consumo en las grandes ciudades, en lo que transmiten distintos actores del sistema. También somos conscientes de que este es un camino largo, que no hay que generar falsas expectativas ni pensar en soluciones milagrosas, que hay que trabajar mucho tiempo y de manera sostenida para que el problema se desestructure de raíz, que es un poco lo que buscamos.
Esa percepción de avance que Ud. menciona, insisto, no parece ser lo que ven los vecinos que viven en la zona de Orán y Salvador Mazza que manifiestan su preocupación por los niveles inusuales de violencia que están viendo. La gente está asustada, ¿saben eso?
Lamentablemente ese es un subproducto del narcotráfico. El narcotráfico tiene ese nivel de violencia, y lamentablemente en esas zonas el impacto del crimen empieza a generar ese problema. Nosotros somos concientes de que en los momentos iniciales de este combate, o de este trabajo, va a haber algo de nivel de violencia sobre todo cuando desarticulamos las bandas. Nos pasa con el personal policial, nos atacan cuando vamos a hacer un allanamiento y demás. Pero bueno, creemos que eso es menor frente al daño general que genera el narcotráfico. Y como dije antes, no es que no nos estamos ocupando. Estamos generando estos centros de control en Salvador Mazza, otro en Orán, y estamos trabajando en la provincia de Salta para encontrar soluciones a este problema. Estoy convencido de que va a disminuir a largo plazo, como ha pasado aun en ciudades que parecían descontroladas. En Rosario, en un año y medio hemos bajado la tasa de homicidios a un 30%, y en la ciudad de Santa Fe, que tenía una de las tasas de homicidios más altas del país, también a un 20%. Somos concientes de que hay un costo transicional en el combate del narcotráfico, pero también de que a largo plazo se ven mejoras que son buenas en términos de vidas humanas que se preservan. Estamos en medio del proceso.
¿Usaron ya la ley de derribo?
No. La verdad que no ha sido necesario derribar ningún avión, sí estamos tratando hoy de hacerles más difícil el ingreso por vía aérea.
[Fuente: Por Yamile Abraham, El Tribuno, Salta, 22may17]
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