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21ene11


Juicio en Mendoza: Violaciones y delitos de lesa humanidad


En el juicio de Mendoza se demostró que los ataques sexuales sufridos por las detenidas políticas fueron realizados en forma sistemática por los represores, como un modo de humillar y de infundir terror.

Mendoza está sacando a la luz que, en relación al terrorismo de Estado, existió una justicia cómplice que permitió que todos estos hechos ocurrieran; pero también está poniendo a nivel nacional a la luz pública

que los ataques sexuales fueron realizados en forma sistemática contra las detenidas por razones políticas, como un modo de humillar y de infundir terror.

En el campo de concentración D2 que funcionó en la Central de la Policía de Mendoza a las órdenes del genocida Pedro Dante Sánchez Camargo, las personas no tenían alimentos, estaban encerradas y vendadas, sufrían vejaciones y maltratos permanentes, eran torturadas en los sótanos con picanas eléctricas y hasta asesinadas a golpes. Todo esto ocurrió en el D2 desde 1975 en adelante. La valentía de Rosa Gómez, de Luz Faingold y de Silvia Ontiveros, junto con Fernando Rule, Eugenio Paris, David Blanco y Alicia Morales ha permitido reconstruir el horror y el espanto, el carácter sistemático del ataque sexual, al igual que la tortura, la desaparición y la apropiación de niños.

Sin dudas Mendoza está marcando un punto de inflexión en el país en sacar a la luz estos hechos para que, finalmente y a pesar del tiempo transcurrido, los mismos permitan que exista justicia, justicia en democracia, es decir justicia con todas las garantías y posibilidades de defensa; pero justicia para que los represores finalmente sean condenados y para que la sociedad no pueda seguir mirando para otro lado.

Esto que yo transmito en estas líneas no le gusta a nadie, nadie quiere saber qué pasó y, tal como el pueblo Macondo en la novela de Gabriel García Márquez, muchos prefieren ocultar y negar lo sucedido, pero sólo con la verdad y la justicia podremos construir una Mendoza digna que mire de otra manera su futuro. Sólo con la verdad y la justicia se puede construir un futuro mejor para los argentinos.

La Argentina está dando un ejemplo a nivel continental y mundial con los juicios por crímenes contra la humanidad que se desarrollan y porque los represores están recibiendo sus condenas, un ejemplo como el que se dio con los Tribunales de Nuremberg y como el que se dio con el juicio a los Coroneles Griegos y el juicio a Eichmann en Jerusalén La Argentina en general y Mendoza en particular están permitiendo que se haga justicia contra los represores de la dictadura 1976-1983, y esto quedará marcado en la Historia, del mismo modo que el hito que se produce en Mendoza con la fuerza del testimonio de tres mujeres valientes, Silvia Ontiveros, Rosa Gómez y Luz Faingold, que permitirá que muchas otras compañeras que vivieron situaciones similares empiecen a sentir que existe algo de reparación y esa reparación está dada por la luz de la justicia.

Mendoza siempre fue una provincia que se hizo notar a nivel nacional por violaciones graves a los Derechos Humanos, con casos graves de gatillo fácil, con una justicia cómplice de la dictadura, una justicia federal integrada por jueces y fiscales que habían ascendido en plena dictadura, e ingresado en el Poder Judicial en plena dictadura.

Pero en estos momentos en Mendoza se producen dos situaciones dignas de destacar, una es que un fiscal federal acusó a todos los jueces y fiscales de la dictadura ante un juez, y este los imputó y los está investigando. La otra situación que está abriendo paso a un tema muy difícil y que en pocos lugares ha sido puesto en el tapete es el ataque sexual como parte del plan criminal desarrollado por la junta militar, para de esta forma, junto con la tortura y la desaparición forzada, infundir el terror, del mismo modo que hizo Hitler con los decretos de "noche y niebla", donde ordenó que no aparezcan los cadáveres de sus opositores asesinados para sumir en la incertidumbre a las familias, en definitiva, para producir terror.

Se está revirtiendo lo que estaba sucediendo en todo el país y en Mendoza en el sentido de que los jueces están valorando como crímenes contra la humanidad los ataques sexuales cometidos en el marco del terrorismo de Estado. Es fundamental esta valoración porque permite que dichos crímenes sean imprescriptibles, y por lo tanto sus ejecutores encarcelados, como ocurrió el 27 de diciembre de 2010 en Mendoza, y los autores mediatos también responsabilizados por estos crímenes. Autores mediatos que se valieron del aparato del Estado para imponer la tortura, la violación, la desaparición forzada, la apropiación de niños y los más de 340 centros clandestinos de detención, que no fueron otra cosa que campos de concentración en manos de las Fuerzas Armadas y de seguridad, con lo que generaron un gran pacto de silencio para impedir que la verdad salga a la luz.

El juicio oral que se lleva adelante en Mendoza permite que las víctimas puedan hablar y declarar situaciones, ya que antes la justicia no les daba las garantías mínimas para declararlas. La impunidad reinó en la Argentina por muchos años y hoy empieza a derrumbarse, y sentimos que se empieza a construir un país mejor, un país con memoria, un país con verdad y finalmente un país con justicia.

[Fuente: Pablo Salinas, Tiempo Argentino, 21ene11]

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