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05ago06
Por secuestros y torturas, le dan 25 años de cárcel al "Turco Julián".
El ex policía que confesó por televisión no estar arrepentido de sus crímenes durante la dictadura militar, Julio Héctor Simón, recibió la primera condena por violaciones a los derechos humanos desde la anulación de las leyes del perdón. Un tribunal oral federal le impuso ayer una pena de 25 años de prisión por el secuestro y las torturas sobre un matrimonio y por el apoderamiento de su beba.
Simón —alias El Turco Julián— trabajó en el centro clandestino de detención de El Olimpo. En noviembre de 1978, integrando unas autodenominadas Fuerzas Conjuntas, secuestró a José Poblete, a su esposa Gertrudis Hlaczik y a la hija de ambos, Claudia, de ocho meses. La nena terminó apropiada por un militar, ya condenado por esto; Poblete y Hlaczik continúan desaparecidos.
La decisión anunciada ayer fue por los dos casos de privación ilegal de la libertad, doblemente agravada por el lapso de duración y por la condición de policía de su autor; por tormentos reiterados en perseguidos políticos y por el ocultamiento de una menor de edad. En la sala de audiencias, el veredicto fue recibido con aplausos. "Te vas a morir en la cárcel", le gritaron a Simón.
El escuchó todo con la misma cara de nada que exhibió en las siete jornadas de audiencias. Cabello engominado hacia atrás, chaleco gris sobre un suéter azul, lo espera otro juicio por 145 secuestros más. Ya en este, los testigos lo señalaron como un represor particularmente cruel, antisemita y violento.
Por la mañana, el Turco Julián había rechazado la última oportunidad de hablar antes del final de este proceso. La audiencia de la tarde —comenzada con hora y media de demora— duró sólo 15 minutos: lo que le tomó al presidente del tribunal, Luis Di Renzi, leer la condena de un papel que le temblaba en la mano derecha.
Los fundamentos de la decisión se harán saber la semana próxima; los 25 años que aplicaron los jueces Di Renzi, Guillermo Gordo y Ricardo Farías remiten al máximo posible de las escalas penales previstas para el conjunto de estos delitos.
El fiscal Raúl Perotti —cuestionado por organismos de derechos humanos— había pedido 24 y medio, con una sorprendente mención a la falta de antecedentes penales del acusado. Y los familiares de las víctimas, patrocinados por el CELS, habían solicitado una pena de 50, aprovechando las desproporciones implantadas por las llamadas leyes Blumberg, tan criticadas por ellos en otros contextos.
Este fallo no sienta ninguna jurisprudencia, porque los tribunales orales no están obligados unos a seguir los criterios de los otros. Sí confirma con claridad el rumbo que vienen trazando casi todos los jueces desde que el Congreso anuló el Punto Final y la Obediencia Debida, en 2003, incluyendo una sentencia de la propia Corte en este mismo expediente. Son casi mil las causas reabiertas por violaciones a los derechos humanos perpetradas durante la última dictadura.
José Poblete tenía 23 años. Era chileno, muy cristiano, y desde los 16 andaba en silla de ruedas porque lo había atropellado un tren en Santiago. Vino a Buenos Aires por un tratamiento médico. Se empleó en Alpargatas, donde terminaría conociendo a su mujer, y ayudó a fundar el Centro de Lisiados Peronistas. Consta en la causa que Simón lo trató con más saña por su nacionalidad.
Fue visto vivo por última vez en marzo de 1979, preso. Gertrudis Hlaczik, descendiente de alemanes, dos años mayor que él, repartía su tiempo entre el trabajo y la militancia social hasta que también la secuestraron. La identidad de la nena que tuvieron fue recuperada en 2000 por las Abuelas de Plaza de Mayo.
Buscarita Roa, madre de Poblete, ayer dijo estar "satisfecha" con el veredicto. Cuando terminó la audiencia, se encontró en la vereda de los tribunales de Comodoro Py con unos 200 militantes que la aplaudieron. A Simón lo devolvieron a la cárcel de Marcos Paz casi de noche en un auto gris, marca Falcon.
[Fuente: Clarin, Bs As, Arg, 05ago06]
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