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06dic12
Piden duras penas para los Juliá y Miret
Trece años de prisión y una multa de 140 millones de euros para cada uno se dibujan en el horizonte de los hermanos Gustavo y Eduardo Juliá y de Matías Miret, los tres argentinos enjuiciados por intentar ingresar, en un lujoso avión, casi una tonelada de cocaína por el aeropuerto El Prat, de esta ciudad, en enero del año pasado.
Ayer, el fiscal David Benages presentó su alegato -aquí se llama "conclusiones del debate"- y, como se esperaba, fue durísimo con los acusados.
Según Benages, los hermanos Juliá y Miret -en su defensa negó que formara parte de organización alguna- cumplían una función fundamental dentro de una "planificación estricta y meticulosa" de la custodia y el transporte de los casi 1000 kilos de droga.
El pedido de penas cayó como una bomba entre los familiares de los detenidos . En un momento pareció que el fiscal exculpaba a Miret, sobre todo cuando afirmó que su "situación era más difusa".
"Podríamos decir que [Miret] es un hombre de mala suerte, aunque estuvo en el lugar equivocado en el momento equivocado. Pero hay indicios incriminatorios contra Miret", dijo el fiscal Benages quien, finalmente, sostuvo que, a su entender, el copiloto formó parte del plan.
"Hubo una planificación estricta y meticulosa. Todo el proceso estuvo bajo la dirección de Gustavo Juliá", afirmó el representante del Ministerio Público en la segunda y última audiencia del juicio.
Después, los defensas de los acusados calificaron de fábula y llena de mensajes subliminales la acusación de Benages. Solicitaron la nulidad del proceso y la absolución de los Juliá y de Miret.
Según el informe de su conclusión , el fiscal no creyó las palabras que dijeron los acusados en sus declaraciones indagatorias de que "no tenían conocimiento de la carga oculta" en el lujoso Bombardier Challenger 604.
"Un cargamento de 944,5 kilos de cocaína, 32.116.000 euros, no se abandona en un avión sin control alguno de las personas que la transportan y de la ruta aérea elegida", explicó el fiscal. Y agregó: "¿Parece normal que dejen abandonada una carga en un avión? Es absurdo, ilógico e irracional. Todo estuvo controlado al milímetro. No es posible creer (que no sabían que la droga estaba escondida) más allá de la buena voluntad".
Benages está convencido de que había un plan más amplio. "Esta situación no se organiza de un día para el otro. Tenían una vocación de seguir (con el tráfico de droga) si este viaje terminaba con éxito."
El representante del Ministerio Público dijo que otros de los indicios en contra de los hermanos Juliá eran los vuelos previos que hicieron al aeropuerto de San Javier en junio y en julio de 2010. "Tenían la intención de establecer rutas a seguir" y no descartó que en esos vuelos hayan introducido pequeñas cantidades de droga.
Explicó que Gustavo Juliá fue el "director" del proceso porque se encargó de arrendar el avión en los Estados Unidos, organizó el viaje a España -el vuelo llegó el 2 de enero de 2011- y controló todos los movimientos del avión en el que se descubrió el cargamento.
Sobre Eduardo Juliá, el fiscal dijo, entre otras cosas, que tenía conocimiento de la carga oculta que había en el lujoso jet.
Después de las palabras del fiscal se presentó la conclusión de Lourdes Izquierdo Montijano, una de las abogadas de los hermanos Juliá. Calificó la acusación del fiscal como una fábula. Pidió que se declare la nulidad del proceso porque la prueba de cargo se obtuvo de forma "ilegal", sin una autorización judicial.
Antes de las conclusiones, Izquierdo Montijano y sus colegas Carlos Broitman y Darío Kaen presentaron un video de la requisa del lujoso jet, donde intentaron demostrar contradicciones y mentiras de los oficiales de la Guardia Civil que declararon anteayer.
El último turno a la hora de presentar los alegatos fue para el defensor de Miret, Carlos Echavarri, que con vehemencia y un discurso sin fisuras intentó demoler la acusación del fiscal.
Sostuvo que no hay pruebas en contra de su cliente: "Nada lo hizo suponer como copiloto que llevaba una carga oculta".
"Se los acusó (a los tres argentinos) como si fueran el Misterio de la Santísima Trinidad." Y agregó: "Miret no tuvo ninguna relación con el aeródromo de Morón (donde se cargó la droga)". Y le dijo al representante del Ministerio Público que sí existen las casualidades y que por eso el copiloto se encontró con los hermanos Juliá en Miami, cuando el empresario firmó el contrato con los dueños del jet de lujo y volvieron todos a Buenos Aires en la aeronave.
Acto seguido, Echavarri pidió la absolución y la liberación de Miret.
Antes de pasar a un cuarto intermedio hasta la lectura de la sentencia, que podría ser en no menos de 15 días, los acusados se dirigieron al tribunal para decir sus últimas palabras.
Gustavo Juliá negó haber estado nervioso cuando se descubrió la droga, como dijeron los guardias civiles que declararon como testigos , y volvió a insinuar que él no sabía nada de la carga, su hermano pidió que se tenga en cuenta la rectificación que hizo en un acta un oficial que participó de la requisa y aseguró que sólo es un piloto.
Miret negó ser integrante de una organización: "Nunca sospeché nada", afirmó.
El fiscal se negó a la libertad de Miret y pidió una ampliación de la prisión preventiva que vence el 2 de enero próximo. Benages sostiene que ninguna organización narco contrata pilotos al azar, cuando se traslada una carga valuada en 30 millones de euros.
Ahora la última palabra la tiene la Audiencia Provincial Sección Octava, de Barcelona.
[Fuente: Por Gabriel Di Nicola , Barcelona, La Nación, Bs As, 06dic12]
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