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03mar11
Narcoavión: cruzan llamadas de los seis celulares de Juliá
Los seis celulares de Gustavo Juliá dicen la verdad sobre los negocios que empezó y concretó durante 2010 cuando España se volvió un destino frecuente y el empresario le decía a su familia que tenía un nuevo y poderoso cliente español ansioso de exportar pescados y flores. A su mujer, Amalia Domínguez, una contadora que manejaba las cuentas de Federal Aviation -una de las sociedades de los Juliá- le parecía normal que el BlackBerry Torch color negro que su marido había estrenado hacía pocos meses tuviera un número que él no quería revelar.
"Este es sólo para los españoles" , decía, según revelaron a Clarín fuentes del entorno íntimo de la familia. Ese teléfono, según un informe de la Guardia Civil española, tenía apenas dos contactos en la agenda: un tal Henry con un móvil de Benin, un país de África Occidental, y alguien llamado Mem, con número de Bolivia , el país adonde los Juliá viajaron en abril -como reveló Clarín - para contactarse por primera vez con los proveedores de la cocaína que cargaron en el Challenger 604 que aterrizó el segundo día del año en Barcelona.
En el juzgado en lo Penal Económico de Alejandro Catania ya recibieron el registro y los cruces de los llamados que Juliá hizo y recibió desde ese y sus otros celulares.
Esa información se cruzará con otros datos sensibles . Los que proveerá EE.UU. una vez que envíe la información precisa sobre la transferencia bancaria que permitió el depósito de 400 mil dólares en una cuenta que Gustavo Juliá tiene en Estados Unidos junto a su socio Gustavo Luaces. Ese dinero estaba destinado a pagar el leasing del avión que había sido pactado con un depósito de garantía y cuotas de 250 mil dólares cada tres meses. En la casa de Juliá aseguran que Gustavo siempre nombraba a "John" como el misterioso empresario español con el que se comunicaba por el teléfono exclusivo. Esa certeza se diluyó cuando Gustavo, su hermano Eduardo y el copiloto Matías Miret fueron detenidos en Barcelona. Más aún cuando leyeron en los diarios que el 14 de abril los Juliá habían viajado a Santa Cruz de la Sierra, Bolivia, junto al socio, Luaces, el empresario Daniel Amitrano, y el tal "John" de apellido Wilson Díaz Vélez , que no es español sino un colombiano que está siendo monitoreado desde hace tiempo por fuerzas de seguridad de varios países y que sería el nexo de Juliá con el cartel del Valle, los supuestos proveedores de la droga. En Bolivia, a Wilson lo tienen identificado como un nexo del cartel con argentinos y españoles. El hombre ya figura como objeto en una causa en la justicia del norte por sus sospechosas y permanentes entradas y salidas a Bolivia. Entre Wilson y la droga, se sigue la pista de Mem y Henry.
Por estos días, en Bolivia hay una conmoción por la detención de funcionarios involucrados en tráfico de cocaína a EE. UU. El operativo fue en Panamá organizado por la policía ese país y la DEA. En la causa de los Juliá todavía faltan precisiones sobre el rol que tuvo la DEA en el seguimiento del vuelo. Es seguro que no alertó a las autoridades argentinas. En el expediente que se tramita en España figura la detención de los argentinos luego de la requisa del avión. En el segundo fueron por el seguimiento de los viajes anteriores a España. Si la DEA estuvo involucrada en este caso, prefirió alertar sólo a la justicia de Barcelona y a último momento.
[Fuente: Por Luciana Geuna, Clarin, Bs As, 03mar11]
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