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29dic06


El Presidente está convencido de que es un ataque político.


Néstor Kirchner se lo dijo a su jefe de Gabinete, Alberto Fernández, y al gobernador bonaerense, Felipe Solá: "Esto es un ataque político al Gobierno. Nos quieren desestabilizar. Meter miedo". Hacía rato que analizaban la delicada situación que despertó, pasadas las tres de mañana de anteanoche, al Presidente y al gobernador: un albañil que había declarado contra Luis Patti no había vuelto a su casa.

El Presidente pasaba anoche de la preocupación a la tensión.

Luis Gérez, de 51 años, había salido a comprar carne y cigarrillos. Fue a lo de unos amigos. Estaba su auto y su celular, pero ningún rastro. La familia hizo la denuncia enseguida, la alarma se instaló en ese instante en lo más alto del poder y empezaron a buscar a Gérez, hasta ahora sin éxito.

A cien días de la desaparición de Julio López, el albañil que dio testimonio en el juicio que se condenó a Miguel Etchecolatz, llegaba "un mensaje mafioso" , según interpretó un funcionario de extrema confianza. Además se consideró la coincidencia con el último día hábil del año.

En el Gobierno se teme que sea otro caso como el de López: un secuestro político por parte de ex policías vinculados al aparato represivo de la dictadura militar. El objetivo: crear un clima de temor por los juicios contra ex represores que se vienen.

Kirchner decidió ponerse al frente de la búsqueda. Anoche, en su despacho, seguía de cerca los operativos para encontrar a Gérez que realizan en conjunto Solá, el ministro del Interior, Aníbal Fernández, y el secretario legal y técnico, Carlos Zannini. Había extrema tensión.

El Presidente suspendió su viaje a Santa Cruz, donde pensaba pasar fin de año y tomarse unos días de descanso hasta el 8 del mes próximo.

Dio una indicación precisa: todas las fuerzas de seguridad deben buscar al albañil que militaba en una agrupación kirchnerista de Escobar llamada Piensa Escobar.

El alerta llegó enseguida a la policía bonaerense por la denuncia que hizo la familia a las tres de la madrugada y eso para las fuerzas policiales es clave: no se esperó 72 horas, como en el caso de López, para empezar los rastrillajes y operativos que se hacían anoche en Escobar y en otros distritos.

Solá tuvo ayer varias reuniones con el Presidente. La primera fue a las 9, mientras comenzaba la intensa búsqueda. Ya estaba al tanto el ministro del Interior. A las 9, Solá ingresó desencajado en el despacho del jefe de Gabinete y luego se entrevistó durante una hora con el Presidente.

Se hizo un análisis de los pocos datos que se tenían y Kirchner dijo que este hecho era "gravísimo" y que lo consideraba un ataque a la política de derechos humanos del Gobierno.

El gobernador suspendió toda su agenda y dio una orden al Comisionado General de Investigaciones bonaerense: "Descarten cualquier alternativa que no sea un secuestro". Un secuestro político.

Aníbal Fernández daba sus instrucciones a la Policía Federal, a la Prefectura y a la Gendarmería. También la Secretaría de Inteligencia del Estado (SIDE) trabaja en el tema. Además, de inmediato ordenó el traslado del departamento antisecuestro (la misma división que sigue investigando la desaparición de López) a Escobar, donde anoche Aníbal Fernández se reunía con la fiscal que tiene el caso.

"Lo que pasa -explicó el Presidente- es que muchos están pensando que «cuando se vaya este loquito que está ahí, en la Presidencia, va a volver todo a ser como antes». Es lo que muchos sectores de interés esperan; están esperando que me vaya", había dicho Kirchner en una entrevista con el programa La voz de las Madres , de Hebe de Bonafini, que se difundió ayer. La entrevista fue hecha el martes, cuando Kirchner no imaginaba que podía ocurrir lo de Geréz.

Después que analizó temprano el tema con Solá y el jefe de Gabinete, el Presidente encabezó el acto que tenía previsto en la Casa Rosada en homenaje al ex presidente Héctor J. Cámpora, mientras esperaba buenas noticias que no llegaron.

Convocó más tarde a sus hombres de confianza y habló otra vez de la teoría del secuestro político y de disponer de todo el aparato de seguridad del Estado. La acción es conjunta entre la Nación y la provincia de Buenos Aires, lo que trajo alivio también a Solá, que se quedó en su oficina del Banco Provincia, cerca de Kirchner. Hasta allí fue Aníbal Fernández a la tarde y coordinaron el operativo.

Anoche, Solá volvió al despacho presidencial. Kirchner se fue pasadas las 23, preocupadísimo. La tensión no cedía. Cree que quieren desestabilizar la democracia ex policías y ex militares vinculados con la dictadura.

[Fuente: Por Paola Juárez, de la Redacción de La Nación, Bs As, 29dic06]

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