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21jun06
El ex represor Etchecolatz se negó a declarar y apeló a la Constitución.
Como no se vivía desde hace más de veinte años, más precisamente desde el juicio a los ex comandantes de la dictadura, en 1985, los relatos del horror volvieron ayer a una audiencia pública del ámbito judicial. Fue al leerse la acusación contra el ex policía bonaerense Miguel Etchecolatz que se negó a declarar y hasta se amparó en la Constitución Nacional. Etchecolatz comenzó a ser enjuiciado por seis casos de desaparecidos y otros dos secuestros de la dictadura. Los testigos comenzarán a declarar mañana y de sus bocas saldrán las atrocidades de la represión ilegal de la guerrilla.
Ayer esos relatos surgieron de lo que dijeron los testigos durante la investigación de la causa. Y los leyó el secretario del Tribunal Oral Federal 1 de La Plata. Más de 400 personas escucharon atentas, pero quizá no con la misma tensión que se dio en 1985, cuando la Cámara Federal porteña tomó declaración a los sobrevivientes de los centros clandestinos de detención en el histórico juicio a las Juntas.
El juicio que empezó ayer también tiene una carga simbólica importante. Es el primero que se hace contra un represor tras la anulación de las leyes del perdón. Por eso, el escenario era el Salón Dorado de la Municipalidad de La Plata. Y por eso estaban allí una decena de Madres de Plaza de Mayo, sentadas en primera fila. También llegó al lugar la ex diputada Patricia Walsh, autora del proyecto de ley de anulación de las leyes del perdón e hija de un desaparecido, el escritor y periodista Rodolfo Walsh.
De saco y corbata, y con un prendedor con la Bandera a modo de escarapela, Etchecolatz fue abucheado cuando entró y se retiró de la sala. También cuando salió cinco minutos para ir al baño. "¡Que se quede!", reclamó alguien a los jueces desde el público. "Hacéte cargo", gritó otro. "¡Asesino! ¡Decinos dónde están nuestros viejos!", inquirió al acusado un joven de la agrupación HIJOS.
Pero el ex policía —que apenas le sacaron las esposas se aferró a un rosario— prefirió no declarar.
"Me asiste el sagrado derecho de la Constitución", explicó. ¿La razón? Dijo que debe ser juzgado por un tribunal militar. "He perdido capacidad auditiva a raíz de un atentado terrorista de los idealistas", ironizó cuando le preguntaron si comprendía las graves acusaciones en su contra.
A la derecha del estrado, entre los querellantes se encontraba María Isabel de Mariani, ex presidenta de las Abuelas de Plaza de Mayo. Es que en este juicio se juzga a Etchecolatz por el secuestro, torturas y homicidio de su nuera, Diana Teruggi, la mamá de su nieta, apropiada ilegalmente por los represores cuando era una beba de tres meses.
Como ex director de Investigaciones de la Policía Bonaerense, Etchecolatz fue el principal colaborador del fallecido general Ramón Camps, a cargo de la represión ilegal en la zona de La Plata y sus alrededores. Hoy de 77 años, el acusado cumplía detención domiciliaria en su casa de Mar del Plata. Los querellantes quieren que durante el juicio, que durará por lo menos tres meses, sea alojado en la Unidad 20 del Servicio Penitenciario Federal. Ahora está en una dependencia de la Prefectura.
La protesta de los militantes de organismos de derechos humanos y partidos de izquierda, más una oportuna gestión del presidente del tribunal, Carlos Rozanski, permitió el ingreso de todos los presentes al Salón Dorado de la Municipalidad platense. Con todas las sillas ocupadas y público de pie, Etchecolatz debió escuchar una decena de veces el cántico: "Olé, olá, como a los nazis les va a pasar, adonde vayan los iremos a buscar".
Etchecolatz está acusado por los secuestros, torturas y homicidios de Diana Teruggi, Patricia Dell Orto, Ambrosio De Marco, Nora Formiga, Elena Arce y Margarita Delgado, además de los secuestros y torturas en perjuicio de Nilda Eloy y Jorge López.
[Fuente: Diario Clarin, Bs As, Arg, 21jun06]
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