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07feb16
Argentina sigue a la espera de fondos buitre
El gobierno argentino presentó una oferta de pago de deuda que le reportan a los fondos buitre utilidades de hasta mil por ciento en bonos impagos del 2001, pero sigue hoy esperando respuesta de los principales litigantes.
Los grupos pleiteantes a los que se sumaron los "me too" (yo también) demandan unos nueve mil 882 millones de dólares, y el nuevo ejecutivo les propuso la noche del viernes pagarles "in cash" siete mil 382 millones de dólares; o sea, con una quita del 25 por ciento, pero aun así las ganancias para ellos rondan mil por ciento.
Daniel Pollack, el mediador designado por el magistrado Griesa, quedó más que satisfecho y dos de esos fondos de capitales lo aceptaron el mismo día, pero los principales litigantes NML, Aurelius y EM siguen analizando la situación.
La administración del presidente Mauricio Macri quiere poner fin cuanto antes al litigio con los bonistas norteamericanos. Si logra ese oneroso arreglo, podrá cantar una victoria política, pero a un altísimo costo económico futuro para el país.
El gobierno persigue obtener el "Ok" del establecimiento financiero que le abra las puertas a más créditos y préstamos a menores tasas de interés en su búsqueda de dólares, lo cual conllevará a un mayor endeudamiento externo, alertan economistas.
De todas formas, algunos expertos en temas financieros se preguntan por qué tanto apuro en satisfacer a esos grupos de la usura internacional si el gobierno a 45 días de haber asumido, obtuvo un préstamo contingente de cinco mil millones de dólares de un grupo de grandes bancos extranjeros, sin que ningún "default" (impago) se lo impidiera.
Al explicar el apuro con que el gobierno apresuró los trámites, el ministro de Finanzas Alfonso Prat-Ga, explicó el sábado que como la anterior gestión hizo lo posible para llegar a un acuerdo con los fondos buitre, pero no lo logró, la estrategia ahora fue resolver el tema lo más pronto posible.
Para el comentarista Raúl Lattorre, los resultados hasta acá conocidos indican que ese apuro tuvo un elevado costo, y las consecuencias ya de por sí gravosas en materia económica podrían aún ampliarse.
El costo puede medirse -añade- tanto en función de las utilidades extraordinarias (más del mil por ciento) que Argentina le reconoce a los fondos litigantes, como por el sobreendeudamiento al que se obligará el país para cubrir el pago en efectivo a los buitres y los otros bonistas.
"Y todavía falta conocer si el fondo liderado por Paul Singer prestará acuerdo o le arrancará al gobierno alguna concesión adicional. O cuál será la reacción de los bonistas que aceptaron formas de pago más restringidas al ingresar al canje (de 2005 y 2010)", escribe Dellatorre para Página 12.
Esos grupos especuladores que compraron los títulos de deuda del 2001 a terceros a precios viles en 2008 representan menos del siete por ciento de los tenedores de bonos que no ingresaron a las reestructuraciones de 2005 y 2010. Los restantes acreedores que si entraron al canje conforman el 93 por ciento.
Al pacto que se busca con los fondos buitre norteamericanos, se suma el preacuerdo sellado hace unos días con los bonistas italianos no reestructurados, con quienes la Casa Rosada se comprometió a pagarles mil 350 millones de dólares.
Contando intereses y comisiones bancarias por el apuro de hallar un arreglo con los bonistas no reestructurados -calcula Dellatorre- Argentina estaría ofreciendo pagar este año unos 13 mil millones de dólares en efectivo para cancelar el siete por ciento de la deuda impaga del 2001.
"Ahora paga mucho más caro e inició un ciclo de sobreendeudamiento. Los números son evidentes. Las consecuencias, están por verse, aunque la historia tiene algo para decir sobre el destino de estos procesos", concluye el comentarista.
[Fuente: Por Martin Hacthoun, Prensa Latina, Bs As, 07feb16]
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