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01jun06
El fiscal, tras la red de encubrimientos que tapó el asesinato de Chandía.
Una decena de policías desfilaron ayer frente al fiscal de Delitos Complejos, Luis Correa Llano, y prestaron declaración sobre la participación que tuvieron el sábado pasado por la noche en el operativo que terminó con el homicidio del joven Jonathan Chandía (20).
Los policías fueron dando datos con cuentagotas; casi sin querer comprometerse con el caso y por miedo a quedar acusados de encubrimiento. Por el momento, la única imputación es contra el oficial ayudante Juan Carlos Oruza, por homicidio agravado.
La fiscalía está investigando actualmente cómo funcionó el plan que se llevó a cabo para tapar el hecho luego de que Chandía fuera ejecutado de un tiro en la nuca. Se comprobó que hubo efectivos que ‘plantaron’ pruebas en el lugar y que cambiaron la versión de lo que había ocurrido para evitar que Oruza fuera sancionado.
Las responsabilidades podrían afectar al ahora ex director de la Policía, Héctor Quiroga, y al comisario Daniel González, destituido como jefe de la Distrital Gran Mendoza tras el último caso de "gatillo fácil".
Uno de los rumores escuchado ayer en los pasillos de Tribunales indicó que el revólver calibre 22 que fue puesto en lugar donde murió Chandía y que los efectivos dijeron que pertenecía a la víctima, lo habrían sacado de una camioneta Ford Ranger blanca que concurrió a la calle Boulogne Sur Mer al 330, de Godoy Cruz. Por lo general, esas camionetas son usadas para el traslado de altos funcionarios de la fuerza.
Por eso, otras de las medidas dispuestas por Correa Llano es el secuestro de las grabaciones del Comando Radioeléctrico para determinar cuáles fueron los primeros móviles que llegaron al lugar y quiénes iban en esos patrulleros. También habría existido una comunicación en la que los efectivos (uno de ellos Oruza) habrían dicho que hubo una situación de "fuego cruzado". Sin embargo, según las pericias, ni el arma que llevaba el hermano de la víctima ni la que pusieron los policías estaban aptas para ser disparadas.
En tanto, se supo que Oruza tenía antecedentes en su foja de servicio por hurto y amenazas. Actualmente está detenido en uno de los calabozos de la división Caballería, donde se alojan los efectivos de la fuerza de seguridad encarcelados por algún delito.
Jonathan Chandía cumplió 20 años en terapia intensiva del Hospital Central. Lo balearon horas antes de su cumpleaños y murió el domingo por la mañana. ‘El Chanta’, como le decían, era un chico creyente, que practicaba la religión mormona y que decidió trabajar en una gomería con su padre cuando terminó la secundaria. Bailaba y enseñaba a bailar rap y breakdance a otros jóvenes.
[Fuente: Los Andes, Mendoza, 01jun06]
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