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13mar08
La increíble vida del único prófugo de la Masacre
El único prófugo por la Masacre de Trelew, el ex teniente de navío Roberto Guillermo Bravo, gastó casi un cuarto de millón de dólares en una casa nueva en Estados Unidos, según datos recabados por este diario. La cifra demuestra que en el gran país del norte el represor logró prosperidad económica que también se refleja en sus constantes cambios de domicilio: la primera dirección de Bravo en Miami fue 27101 SW 143 Court – Homestead; la segunda, 1375 Marseille Drive - Miami Beach; la tercera y definitiva –según los informes- 2235 Arch Creek Drive - Keystone Islands. Se trata de una casa de 3 dormitorios y 2 baños que habría comprado en agosto de 1998 por 225.000 dólares y hoy está valuada en 750 mil de la misma moneda. La habría adquirido con un pago inicial de 40 mil dólares y una hipoteca por otros 168 mil.
El documento exclusivo de Jornada revela la firma de Bravo y de su esposa Ana, y corresponde a uno de los papeles que rubricó para la transacción de su último domicilio conocido. En cuanto a la imagen, corresponde a su legajo personal de ingreso a las filas de la Armada Argentina. La Justicia Federal acusa al ex militar, que perteneció a las filas de la Infantería de Marina, haber integrado el pelotón de oficiales que fusiló a 19 guerrilleros en la Base Almirante Zar de Trelew, en agosto del ´72.
Cabe apuntar que el progreso monetario del marino –que tiene orden de captura internacional- está atado a su compañia RGB Group, que funciona desde 1990. Sus propietarios serían Roberto y Fernando Bravo y de Marilyn McDaniel. Su domicilio, 4141 North Miami Avenue -Suite 210 y 301. La empresa se dedica a servicios de alta tecnología para compañías e instituciones en los campos de la Seguridad Nacional y la Salud.
Ayer, el diario Clarín reveló que en los últimos diez años la empresa del ex teniente vendió servicios médicos a EE.UU. a través de contratos por 100 millones de dólares con el Pentágono.
El diario porteño accedió a la lista completa de contratos que RGB Group firmó con distintas reparticiones de las Fuerzas Armadas de EE.UU., desde 1998 hasta la fecha. Son en total 460 contratos, y fueron firmados con el Ejército, la Fuerza Aérea, la Marina y el cuerpo de Marines de Estados Unidos. A todos esos contratos deberían sumarse además todos los contratos que Bravo firmó con el Departamento de la Seguridad Interior, la Agencia de Logística de Defensa, los Guardacostas y la oficina federal de prisiones que no figuran en la lista.
Según las normas que regulan en el gobierno de Estados Unidos la adjudicación de contratos a empresas privadas, una de las condiciones principales es que el contratante sea "responsable, íntegro y con ética en los negocios".
El abogado defensor de Bravo, Neal Sonnett, dijo que es inocente y que no vendrá al país a declarar a la Argentina porque se trata de "procesamiento político". Sin embargo, aclaró que su cliente aceptará declarar en Miami. Como sea, se sabe que la Embajada de Estados Unidos en Argentina analiza si le retira la ciudadanía y lo deporta. Y para decidirlo ya pidió informes de las acusaciones contra Bravo al juez Federal Hugo Sastre.
Por ahora, pese a la difusión de su vida actual, Interpol no informó nada acerca de la detención del prófugo. Y es que el Gobierno y la Justicia de EE.UU. tienen que estudiar primero el pedido argentino. Tanto el capitán Luis Sosa como Bravo fueron enviados a la Comisión Naval Argentina en Washington. También Carlos Marandino, quien permaneció allí varios años con un sueldo de 3.800 dólares como chofer de los agregados navales argentinos.
Otro fallecido
Respecto a la marcha de la investigación, la Fiscalía Federal de Rawson confirmó que el teniente coronel retirado Guillermo Muñoz, sobre quien pesaba orden de detención, está fallecido. Muñoz era jefe de Operaciones y segundo en la línea de mando detrás del general retirado Eduardo Ignacio Betti, responsable de la zona de emergencia que el ex presidente Lanusse decretó tras las muertes.
Entre otras conductas fuera de la ley, a Muñoz se le atribuye una frase conocida luego de que 6 líderes guerrilleros se fugaran de Trelew en un avión rumbo a Chile. Ese día, los 19 presos que no lograron escapar pidieron un nuevo traslado a la Unidad 6 para asegurarse su integridad física. Y según el militar muerto, "estoy desilusionado. Veníamos a liquidar a todos y están vivos. Si se hubieran animado a disparar un tiro, no dejábamos uno vivo. Pero se rindieron, los muy cobardes".
[Fuente: Diario Jornada, Trelew, Arg, 13mar08]
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