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09nov11
Sinopsis de la audiencia de 09nov11 en el juicio por crímenes contra la humanidad cometidos bajo control operacional del Comando V Cuerpo de Ejército con sede en Bahía Blanca.
Comando V Cpo de Ejército
Audiencia del miércoles 9 de noviembre de 2011La audiencia contó con la presencia de los jueces del Tribunal Oral en lo Criminal Federal de Bahía Blanca Jorge Ferro (de la Cámara Federal de Apelaciones de Mar del Plata); José Mario Triputti (del Tribunal Oral Federal de La Pampa), Martín Bava (juez federal de Azul) y el juez sustituto Oscar Hergott (del Tribunal Oral Federal Nº5 de Capital Federal).
Además, participaron los fiscales Abel Córdoba y Horacio Azzolín. Víctor Benamo y Mónica Fernández Avello por la querella de la Subsecretaría de Derechos Humanos de la Nación; y por familiares y la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos, Walter Larrea. Por la defensa pública los dres. Gustavo Rodríguez, Alejandro Castelli y Leonardo Brond y los particulares Walter Tejada, Luís De Mira, Hernán Vidal y Mauricio Gutiérrez.
Raúl Armando García
76 años, casado, tres hijos, jubilado. Trabajó en el Hotel Italia como encargado hasta el año 2010. Vive en calle Darregueira 1781.
Fiscal Abel Córdoba: ¿Usted mencionó que trabajó en el Hotel Italia?
Sí, desde el año 1970 hasta hace un año.
Fiscal Abel Córdoba: ¿Recuerda a Nancy Cereijo?
La tomé de empleada no recuerdo cuándo, fue hace 30 años. Entró a trabajar en la sección cafetería. Trabajó un tiempo, no sé cuánto, pero muy corto, mes y medio y un día me entero que vinieron no sé quiénes, que se la habían llevado del hotel. Cuando llego al hotel me dicen que vinieron y se la llevaron.
Fiscal Abel Córdoba: ¿Fue un secuestro?
No puedo decir nada, por lo que sé que me comentaron, que estaba a las órdenes mías esta chica que está en cafetería, se la llevaron.
Fiscal Abel Córdoba: ¿Recuerda si pidió licencia por casamiento?
Sí, no recuerdo bien, pero a unos días, una semana, me pidió permiso que se iba a casar, me extrañó, yo le di autorización. Ella cumplía con su trabajo. Volvió y le sucedió esto.
Fiscal Abel Córdoba: ¿Usted habló con la familia de Nancy?
El papá y la mamá estuvieron conversando conmigo después de un tiempo, le comenté lo mismo que le dije a usted. Creo, si no me falla la memoria, que esta gente era de Punta Alta.
Recuerdo que una noche, serían las 12 de la noche, aparecieron 20 ó 30 personas. Entraron corriendo al hotel, eran militares. Querían revisar el hotel. Yo estaba en la recepción y vi que subían para arriba, lo paré al encargado, un oficial, y le dije 'Mire me van a romper el hotel'. Al telefonista le di la orden de que llamara a las habitaciones para que les diga que había militares que le querían pedir los documentos. En el bar del hotel estaban todos contra la pared, no me daban explicación de nada. Tiempo después, nos hacían ir con una lista de pasajeros a la regional de policía en calle Alem al 600. Había que ir con la planilla con la documentación. Yo integraba la comisión directiva de la cámara de hoteleros, estimo que todos colaboraban.
Abogado querellante Walter Larrea: ¿Hicieron denuncia por lo de Nancy?
No.
Abogado querellante Walter Larrea: ¿Por qué?
En ese tiempo no aceptaban, uno no sabía dónde dirigirse. ¿Usted vivió ese momento? A algunas personas le pasaban cosas que no tenían mucho derecho a nada. La llevaron pero después de ahí no atinamos a nada. Son cosas que pasaban muy normalmente. Lamentablemente no sabíamos qué hacer.
Abogado querellante Walter Larrea: ¿Habló con quienes se la llevaron?
Quiero decirle que yo no estaba cuando pasaron esos hechos. No denuncié posiblemente por miedo.
Abogado querellante Walter Larrea: ¿Miedo a qué?
Cosas que pasaban que no tenían garantía de nada.
Abogado querellante Víctor Benamo: En el escaso tiempo que trabajó Nancy en la cafetería, ¿hizo comentarios sobre actividad política?
No, no tuve relación con ella.
Defensa oficial: ¿en qué año sucedió esto?
Fue en el año 70, cuando empezaron estos problemas.
Abogado defensor particular Hernán Vidal: ¿El Hotel Italia sigue funcionando?
Cerró hace 10 meses. Trabajé hasta enero de este año.
Abogado defensor particular Hernán Vidal: ¿Tiene idea si se llevaban ficha o legajos del personal?
Teníamos el registro normal del recibo de sueldos. Debe estar en el Hotel Italia, averigüe ahí. Teníamos todo asentado en el registro de sueldos.
Juez Jorge Ferro: Cuando le dicen que se llevaron a Cereijo, ¿le dicen quién se la llevó?
No recuerdo.
Juez Jorge Ferro: ¿Cómo era la situación laboral de esta chica?
No hubo ningún problema laboral. Muy poco tiempo trabajo. No puedo hablar de esa actitud.
Margarita Cereijo
59 años, vive en Monte Hermoso. Nació en la base naval de Puerto Belgrano, es jubilada docente.
Menciona conocer a uno de los imputados: "Conocí a Delmé que era el que nos atendía en el V Cuerpo de Ejército".
Fiscal Abel Córdoba: Se la citó por el caso de su hermana Nancy. ¿Cómo era su familia en el año 1977?
Vivíamos en Punta Alta con mi hermana Nancy Griselda, Carlos Gabriel y mis padres. Nancy tenía 18 años, estudiaba en la UNS Bioquímica, estaba residiendo en Bahía Blanca. Mi papá pagaba un departamento para ella y una amiga que era compañera de militancia. Trabajaba como camarera en el Hotel Italia, Nancy militaba en la UES y yo en JP.
Fiscal Abel Córdoba: ¿Podría relatar los hechos sucedidos durante el secuestro de su hermana?
El 2 de febrero de noche, 21:30, llaman a mi casa, tocan tres timbrazos, la familia tocaba así. Salió corriendo mi hermano, abrimos y nos encontramos con tres personas, chicos jóvenes, nos empujan contra la pared, nos insultaban, nos pusieron contra la pared. Nos preguntaban los nombres nuestros. Una de las personas tenía una tonada provinciana. Yo les gritaba quiénes son. Uno de ellos sacó una credencial que era celeste y blanca, el nombre no lo recuerdo.
Uno se queda conmigo y con mi hermano, tenían armas. Me gritaba no me mires, las otras dos personas fueron al primer departamento donde estaban mis tíos Rosa Santini de Cereijo su marido y Hugo Montenegro que me parece que en esa época era Cabo. Nosotros somos una familia de militares de la armada.
Mi hermano me quiere defender y gritaba. Había dos camionetas, había vecinos gritando. Me sacan con una ropa encapuchada, me llevan en el auto. Como me ahogaba le dije que me sacara la campera. Cuando me la sacan pasa por las vías del ferrocarril y este señor me estaba apuntando con un arma en mi sien. Me hacían preguntas sobre mi hermana, cómo se llamaba, si militaba. Dónde vivía. Me hicieron preguntas sobre Hugo Montenegro que era militar. Les di la dirección de mi hermana, pero se había mudado el último día de enero, le di otro lugar, ellos me preguntaron muchas veces más. Me decían flaca, me sacaron los lentes. Me interrogaron. Lo que noté es que estaban muy bien vestidos. Pensé 'Estos no son militares'. No parecían, para mí eran oficiales, no guardiamarinas.
Me dan todo un paseo rápido en el auto, me dejan en Grumbein en el camino viejo que unía Punta Alta con Bahía. Me dejan los lentes, me dan plata para que tome el colectivo La Acción para que me vuelva a Punta Alta. Donde me dejan había un teléfono público, golpeo, me abre una señora y me da cambio en monedas para llamar a mi vecina que tenía teléfono y aviso a mi familia que estoy bien y que ya voy.
Mi padre salió con familiares en un auto hacia Dorrego. Al otro día como suponíamos que buscaban a mi hermana mi papá viene a Bahía, la contacta a mi hermana que estaba en el hotel. Dice mi hermana que el señor, por García, no quería que hablara con los familiares, ella lo tranquiliza a mi papá y él se volvió. Cuando pasaba esto hacían un allanamiento en la dirección que yo les había dado. Nos enteramos por una vecina que se dan cuenta de que les mentí y uno de ellos dicen nos cagó la flaca.
Ahí empieza todo un periplo de búsqueda. Al otro día mi papá va al servicio de inteligencia naval, era retirado de marina, había trabajado ahí haciendo escuchas de código Morse.
Va a ver a un tal Molina y le cuenta, confiaba plenamente, él le da el arma reglamentaria y le dice 'Investiga por tu cuenta'. Va a la casa allanada, ahí se entera que la brigada de investigaciones había pedido el contrato para ver el garante del alquiler. Mi papá va a todos lados y se presenta como suboficial de marina retirado diciendo que estaba haciendo una investigación para el servicio de inteligencia naval. Se encuentra con Estela, la compañera de mi hermana, él le dice que vaya con él que le ofrece protección de la Armada y Estela Maris le dice que no está segura que ella va a consultarlo con Andrés, el novio de mi hermana que estaban prontos a casarse.
Cuando Estela va a la casa de Andrés ya lo habían detenido, la casa quedaba en Cervantes 162, ahí había un grupo que a todos los chicos que entraban los iban deteniendo. Mi papá queda con ella en encontrase, la espera y no viene, va al otro y después se da cuenta que está en la misma situación que mi hermana. Mi papá pensó que era un grupo de locos que no tenía nada que ver con la Armada.
Así empezamos a buscarla en el V Cuerpo, estuvimos el 8 o 9 de febrero con Delmé, ahí lo conocimos, prometió que iba a investigar que no sabía nada. Hubo cartas a Azpitarte, cartas a todo el mundo. Nos hacían esperar en el V Cuerpo de Ejército, nos encontramos con otros familiares de Córdoba, Bahía, todos buscando desaparecidos. Los que militábamos sabíamos que algo estaba pasando pero no de esa magnitud.
Ahí a mi papá lo atendió el mayor Palmieri con Delmé, éste intenta explicar algo inexplicable, quiso relacionar a mi hermana con una muerte que se había producido y que había salido en La Nueva Provincia donde habían abatido un subversivo que le decían el Salteño, no coincidía lo que decía el diario con lo que él contaba. Mi papá le dice que está mintiendo. Ellos se ponen a llorar y el mayor Palmieri también, Delmé siguió igual, después Palmieri no estuvo más atendiendo a los familiares.
Mi papá consultó abogados, algunos le decían que haga los habeas corpus y otros le decían que era irritativo que los hiciera. Igual hizo algunos, pero todos les contestaban que no, había que pagar.
A veces cuando llovía como que nos demoraban más, nos hacían esperar 3 o 4 horas parados. Como que había un ensañamiento con nosotros.
Después mi papá fue al edificio Libertad a Buenos Aires y vio almirantes, etcétera, el papá de Andrés veía a los de Ejército.
Mi papá tiene demencia senil, hay días que quiere seguir buscando a mi hermana.
Fui a ver al rector del Juan XXIII y me confesó que el Ejército le pedía que informara que si entre sus alumnos había algo raro, él hacía lo que podía. Pedí ayuda a Benito Santechia, a Oscar Barreto, a Jaime de Nevares, también al padre Fan que era el párroco de la iglesia de Punta Alta. Fan nos remite a un padre de acá de Bahía el padre Gerli, cuando le llevamos las fotos de los chicos nos dijo que iba a averiguar, A la semana nos dijo que había perdido los papeles y que volviéramos la otra semana. Fuimos y dijo que iba a averiguar nos dijo que estaban bien, le preguntamos dónde estaban y se enojaba y nos mandaba a rezar. Un día pasó de ser complaciente a ser más agresivo, se enteró que mi papá se había movido, entonces nos dijo que no nos teníamos que mover que era irritativo para el Ejército.
A raíz de que teníamos un abuelo en Galicia y otro dinamarqués, hicimos gestiones ante el consulado español y no nos quiso tomar nada como si tuviéramos lepra, y entonces íbamos a ir al de Dinamarca. Llevo fotos a La Nueva Provincia para pagar una publicación y ni aun pagando nos publicaba eso. Fue un calvario. Había muy pocos, quedaron pocos amigos, los vecinos se cruzaban de vereda. Desde febrero creo que hasta abril seguimos buscando y no aparecía ninguno de los cuatro chicos.
Entre las cosas que hizo mi papá. Cuando esperábamos en el V Cuerpo los familiares les parecía que estaban ahí en el V Cuerpo en unos galpones. A Delmé se le preguntó y él se enojó y los trató de mentirosos.
Seguimos buscando, se conectó con Cruciani. Teníamos una casa de veraneo en Monte Hermoso y se la ofreció a cambio de los chicos. El tío aceptó y quedaron en verse en Villa del Mar, nunca fue.
Mi papá siempre trabajaba en los comandos, en los buques, estaba cerca de donde se tomaban las decisiones. Andaba con la foto de mi hermana. Que era my bonita, rubia de ojos verdes, cuando le muestra la foto a un capitán este le dice 'No es una negrita cualquiera'. Mi papá ahí se da cuenta que los valores no son los mismos.
Seguimos así bastante tiempo hasta que el 24 de abril, en mi casa llaman a la puerta y atiende el que hoy es mi marido. Era la policía de Punta Alta con una citación para mi papá, él quiso averiguar qué pasaba y esta gente no le podía informar. Fuimos a la policía y ahí le dicen a mi papá que mi hermana y a Andrés los habían matado en un enfrentamiento con fuerzas de seguridad en Avellaneda. Mi papá le decía que no podía ser porque estaban secuestrados desde febrero. Esta noticia sale en los diarios. En policiales de a La Nueva Provincia sale un detalle del enfrentamiento, el nombre de mi hermana y el material subversivo. Los cadáveres estaban en la comisaría cuarta de Avellaneda y había que ir a retirarlos. Mi papá llama a su hermano menor Luis José Cereijo y le avisa para que vaya a la comisaria, él vivía en Buenos Aires. Vamos a esa localidad en el auto mi mama se queda con mi hermano. Nos presentamos en la comisaría, el subinspector se llamaba Martín, nos atedió normalmente y la comisaría estaba llena de gente armada de civil.
El papá de Andrés llama a su primo para que lo ayude. Ya le había pedido ayuda cuando desapareció Andrés. Se hizo de noche y no nos entregaban los cadáveres. Volvimos al otro día temprano y nos maltrataban, aparece alguien de civil los escuchamos discutir y ahí nos informan, nos llevan en el regimiento de La Tablada. Yo creo que se arrepintieron, a los hijos de militares se preocuparon de fraguarlo como un enfrentamiento y a los que eran hijos de civiles los mataron.
Nos meten en una furgoneta eran muchos de civil estaban armados teníamos miedo que nos mataran. Nos siguió un Torino blanco y dos camionetas blancas, eran muchos. Nos llevaron a una morgue de Avellaneda, había un cartel que decía "para retirar cadáveres de 8 a 18hs", eran las 16. Enfrente había monobloques, estaba abierto uno de ellos y estaba lleno de ametralladoras. Piden la llave y entra la furgoneta.
Entra primero mi primo Luis Lasini que era médico y mi papá. A Nancy la reconocieron en seguida pero a Andrés no, su mamá decía que no era Andrés. Tenía la cabeza rota en la cara, tenía entre 8 o 10 balazos, conseguimos testigos de esa noche que escucharon las ametralladoras. Había una viejita que ya falleció, que escuchó que los mataron contra un paredón vino el camión de residuos de Avellaneda los cargó y manguereo el lugar.
Un viejito que estaba en la morgue me dice si quería revisar otros mire y había más o menos 5 y 7 cuerpos y había una chica que la conocía de la militancia y de las manifestaciones, otra chica tenía quemaduras de cigarrillos. Al lado había un viejito sentado y mi papá le pregunta quién es, el responde "Soy el guardián de los NN acá señala un pozo, a todos estos los tiramos y tapamos".
Cuando nos fuimos de ahí nos siguieron como 200 kilómetros con las camionetas que tenían equipos de radio y mi papá creía que nos iban a robar los cadáveres. Mi tío había cargado los ataúdes y nosotros íbamos en otro auto, mi papá decía que no nos querían dejar velar a los chicos. Llegamos, hicimos el velatorio y ahí terminó todo.
Fiscal Abel Córdoba: Delmé les atribuía el caso del salteño ¿Usted sabía quién era?
Salió en La Nueva Provincia que habían fusilado a una persona cerca de la casa de Andrés. Mi papá decía que Delmé no era digno de estar en las Fuerzas Armadas.
Fiscal Abel Córdoba: ¿En 1977 usted tiene una declaración en una comisaría?
Me citaron a mí por mi secuestro porque mi papá hizo denuncia en varias comisarías. Me llaman a mí para declarar sobre quién me había secuestrado y voy con mi papá. En vez de interrogarme me hacían preguntas sobre si militaba, en qué lugar militaba mi hermana, mi papá les dijo para qué me habían llamado, ahí se da cuenta para que me hicieron declarar y firmar. Querían saber de otras cosas. Mi actual marido y mi hermana militaban juntos eran militantes de la UES.
Fiscal Abel Córdoba: ¿Desde que desaparece su hermana usted supo dónde estuvo?
Teníamos sospechas, los mismos familiares de las otras personas que esperaban decían que los tenía en el V Cuerpo de Ejército en unos galpones.
Fiscal Abel Córdoba: ¿Más tarde se enteran de algo más?
Si en La Escuelita, que Alicia Partnoy declaró que la vio. Está la declaración de Hurst sobre el fusilamiento de mi hermana. Esta el nombre del piloto que llevó a mi hermana desde la base Espora. Todo eso está escrito por mi papá.
Fiscal Abel Córdoba: ¿Sobre La Escuelita coincide el tiempo de los pedidos a Delmé con el secuestro de su hermana?
Sí, cuando Delmé nos atendía ella estaba en La Escuelita.
Fiscal Abel Córdoba: ¿Hubo más víctimas cercanas a su hermana?
Sí, conozco a Daniel Bombara porque cursábamos juntos.
Fiscal Abel Córdoba: ¿Qué sabe sobre las averiguaciones que realizó Luis Cereijo?
El vive en el barrio privado El Carmen, trabajo en compra y venta en la aduana. Ha viajado por muchos lugares, sabe idiomas, su mujer es paraguaya, y en Paraguay comentó que encontró a un represor escondido. Hablando con él se enteró del modus operandi, estaba a cargo de los traslados.
Fiscal Abel Córdoba: ¿Recuerda el nombre?
No.
Fiscal Abel Córdoba: ¿Qué nos puede contar del aspecto humano de su hermana?
Era muy frontal, del secundario era la que defendía a los chicos más débiles, era muy cristiana, siempre hablaba de Dios y la moral. Decía que no tenía que haber gente pobre. Era muy alegre, muy decidida. Trabajaba, ayudaba, tenía amigas incondicionales. Siempre mediaba en los conflictos, era muy inteligente.
Fiscal Abel Córdoba: Después de los hechos que ha relatado, ¿Usted militó en derechos humanos?
Al principio no, continúe con muchos miedos. Actualmente quería hacer en el colegio Nacional de Punta Alta un homenaje, me conecté con las amigas de mi hermana y ellas se encargaron. Era muy significativo el curso de mi hermana, nunca se reunió y faltan cuatro chicos. Una de las amigas trató de encontrarse y no hubo caso. Con mi familia y amigos decidimos hacer una muestra de cuatro personas desaparecidas. De esa muestra surge un libro donde está el relato de mi hermana y sus compañeros, ahora estamos trabajando en una plaza de la memoria.
Fiscal Abel Córdoba: En este juicio se trata de conocer el daño que causó lo que usted relató, ¿cómo podría explicar el daño a su familia?
Y principalmente el miedo que durante décadas perdura por ejemplo cuando los chicos míos eran chicos no los veía salía corriendo, me agarraba pánico y terror, una frenada de autos hace que me sobresalte. Y actualmente cuando los veo que se van tengo como terror. En la familia hicimos un proceso de duelo los primeros 10 años no podíamos hablar, después hablamos y llorábamos y después de 25 años pusimos hablar normalmente.
Mi papá con su demencia la sigue buscando. Dice que está desaparecida. Me acuerdo los vecinos la desconfianza, eso duró bastante porque era un proyecto de muerte frente a un proyecto de vida. Hay gente que sigue odiando, que no se le mueve un pelo después de haber matado a un chico de 16 años y hay otras fuerzas armadas honestas que es la de mi papá.
Abogado querellante Diego Czerniecky: ¿Qué más puede aportar sobre Cruciani y la negociación con su padre?
No sabía nada de eso, que mi papá se había contactado lo supe mucho después, cuando empezamos realmente a hablar. Ahí me cuenta ese acuerdo y me cuenta que una vez fue a ver una señora que tiraba las cartas.
Abogado querellante Walter Larrea: Sobre las gestiones luego de la desaparición de Nancy, ¿se entrevistó con gente del Colegio de Abogados?
Sí con el presidente, no recuerdo su nombre. El quería hacer el habeas corpus, pero le decían por ahí pasa que los perjudica, por ahí eso enoja al Ejército. Igual los hizo, porque mi hermana estaba secuestrada, hizo tres o cuatro. Recuerdo que los teníamos que pagar.
Abogado querellante Walter Larrea: ¿Pero el colegio qué respuestas le dio?
Ellos le dieron libertad de decidir, de qué hacer.
Abogado querellante Walter Larrea: ¿Luego del asesinato de su hermana tuvo contacto con organismos de derechos humanos, tuvo contacto con la Comisión por la Memoria?
Lo hizo mi tío que tiene 82 años.
Abogado querellante Walter Larrea: ¿Usted requirió información del servicio de inteligencia de la provincia de Buenos Aires?
Sí mi tío fue a La Plata. No sé si se la entregó algo al tribunal.
Abogado defensor oficial Castelli: ¿Sabe la fecha exacta del secuestro de Nancy en Bahía Blanca?
Creo que fue el 3 de febrero de 1977. Lo mío fue el 2. La detuvieron en el hotel, cuando mi papá le va hablar al gerente del Hotel que tenía más de 20 años de servicio y le dice que de la Brigada no conocía a nadie. Si hace 20 años que estás en Bahía, y el hombre le dice que no conocía a nadie. Y le dijo que él tenía miedo de decir. Pero era la brigada de investigaciones.
Luis María Lasini
Médico cirujano, familiar de Cereijo.
Fiscal Horacio Azzolín: Lo consulto por la intervención que usted hizo en el caso de su prima Nancy Cereijo. ¿Puede contarnos los pormenores?
Yo estaba en el hospital de clínica de Buenos Aires haciendo la residencia, un tío mío me dijo de ir a buscar un cadáver. Me pasó a buscar, fuimos a Sarandí. Fuimos en una camioneta llegamos a un lugar en la zona de Avellaneda, había como un patio con una custodia policial de civil, armados. Me acuerdo que estacionamos frente a un portón, había un edificio, cuando llagamos se cerraron las ventanas. Tenía miedo, los de la policía estaban muy nerviosos.
El lugar era como si fueran boxes de un stud chiquititos, en uno de ellos estaba Nancy. Uno de los policías me mostró todos los cadáveres que había en el lugar. Habría unos 20 boxes. Los cadáveres estaban en unas bandejas, estaban tirados, tenían un color lacre, que no es común. Pero cuando tienen ese color es porque estaban amontonados, puestos muchos cadáveres juntos, había cadáveres baleados. Los cadáveres tenían intestinos afuera habían sido baleados por atrás, había muchas mujeres. Cuando hay un combate siempre hay hombres, no mujeres. Eso me impactó. Estaban en bombachas y calzoncillos. Había muchos cadáveres.
Fiscal Horacio Azzolín: ¿Había personal médico?
No. Recuerdo que había 100 cadáveres.
Fiscal Horacio Azzolín: ¿Qué recuerda del cadáver de su prima?
Los ojos, estaban como abiertos.
Fiscal Horacio Azzolín: ¿Recuerda signos de tatuajes de bala?
No sé, estaban llenos de sangre. No estaban identificados.
Fiscal Horacio Azzolín: ¿Usted recuerda cuántas heridas tenía?
No.
Fiscal Horacio Azzolín: ¿Le contó algo el policía con el que habló?
Pateó una chapa y me dijo 'Acá hay 8 metros de profundidad' y había cadáveres con cal.
Llevamos a Punta Alta el cadáver de mi prima y el de su novio.
Fiscal Horacio Azzolín: ¿Qué sabe de su prima?
Sabía que mi prima estaba secuestrada.
Juez José Mario Triputti: ¿Fueron peritados esos cuerpos que vio?
No.
Abogado querellante: ¿Ese lugar era una morgue?
Ese era un lugar de depósitos de cadáveres.
Juez Jorge Ferro: ¿Ese lugar tenía identificación?
No.
Carlos Gabriel Cereijo
Empleado en Solvay Indupa.
Fiscal Horacio Azzolín: Usted fue citado por el secuestro de su hermana, cuente lo que recuerda de ese hecho.
El 2 de febrero de 1977 vivía en Punta Alta, tocan timbre en casa, eran las 21.30. Pensamos que era Nancy, fuimos con mi otra hermana a abrir y nos encontramos que no era mi hermana. Eran tres personas de civil vestidos con campera negra, todos con armas. Nos dijeron 'Contra la pared'. Nos mostraron credenciales de Policía Federal. '¿Ustedes viven acá?', nos preguntaron y entraron en la primera casa. Nosotros vivíamos al fondo. Cuando entramos estaba mi tía, mi tío Hugo Montenegro que era de las Fuerzas Armadas, era cabo aeronáutico, ahí se tranquilizó el que nos había golpeado, le dijo '¿Usted es de la fuerza?'. A mi hermana la arrastró hacia afuera, me puso el arma en el pecho y me dice 'Quedáte piola'. Después se llevan a mi hermana Elvira y preguntan por Nancy.
Fiscal Horacio Azzolín: ¿Vio tres personas?
Había tres autos estacionados. Sentí el ruido a ruedas y se van. Viene mi papá. Tenía un Citroen, fuimos corriendo a la casa de un pariente y nos fuimos hasta Dorrego a buscarla. Ahí nos dicen que no podían tomar la denuncia. Volvimos a Punta Alta y ya estaba mi hermana, la habían dejado en Grumbein. Mi papá se comunicó con Nancy, ella le dijo que no se preocupe, al otro día la detuvieron en el hotel Italia.
Ella estudiaba para Bioquímica. Por lo que se supo la detuvo el Comando Radioeléctrico. Ahí comenzaron los trastornos de mi papá, fueron ochenta días que estuvieron desaparecidos los chicos. Desapareció Nancy, mi hermana, y su novio Andrés que tenía 20 años, se iban a casar el 12 de febrero de 1977. Hubo que suspender el casamiento, se hicieron habeas corpus. Estaba la secretara Girotti que firmó uno que cobraran 100 pesos por cada uno, te los negaban por improcedentes. Mi papá era militar retirado, los jefes de mi padre, el capitán Molina y Boto le dicen que tenía dos caminos, o lo declaraba delincuente común o hacía el habeas corpus. Fue a ver un abogado a Punta Alta tuvo un resultado negativo y ahí comenzó la odisea. Fuimos al V Cuerpo de Ejército, nos recibían de a grupos. Y en todo momento se negó que estuviera ahí. El padre Henry nos decía "no se hagan problema que los chicos están bien" y le recomendó a mi padre que no estuviese molestando tanto porque se estaba yendo de las manos. El cura falleció, creo que estaba en la de calle Espora en Bahía Blanca.
Fiscal Horacio Azzolín: ¿Usted participó de las gestiones?
Participaba en lo que podía.
Fiscal Horacio Azzolín: ¿Qué recuerda de como siguió todo después?
Familiares fueron a Buenos Aires y recibieron en el cementerio de Avellaneda los cadáveres de los chicos que estaban en bandejas. Eso me lo contó mi primo que estaba allá. Se hicieron las gestiones para que le entregaran los cuerpos. Fueron a DIBA le dieron un permiso y en ese lugar mientras se hacían los tramites de los chicos los hostigaron para no entregar el cuerpo de los chicos. Cuando velaron a los chicos había muchos del servicio de inteligencia naval, había muchos.
Fiscal Horacio Azzolín: ¿Cómo fue su vida después de esto?
Complicada. Yo posteriormente a lo de mi hermana, me tocó hacer la colimba. Cumplí 18 años, me tocó Ejército en Bahía Blanca. Me presenté, estaba en policía militar. Después en el campito pasaban cosas horribles.
Jugué al rugby en Puerto Belgrano, un día se acercó uno rubio que jugaba en Universitario, yo no lo conocía. Una persona que venía con ellos que era Coco House, él me dijo que había estado en el asesinato de mi hermana, actualmente vive en Quilmes. En ese momento lo saqué carpiendo de mi casa
Fiscal Horacio Azzolín: ¿Hace cuánto que trabaja en INDUPA?
Hace 25 años. En ese momento en el 81 había un curso en la base, no me dejaron entrar. El jefe me dice 'Vos no podés entrar a la base por el tema de tu hermana y el otro porque es chileno'.
Juez Jorge Ferro: ¿Dónde hizo el servicio militar?
Lo tendría que haber hecho en Bahía pero me mandaron Concepción del Uruguay.
Juez Jorge Ferro: Cuando usted tiene ese diálogo con el del cementerio que le dice de las granadas ¿Le dice si hay un NN?
No, pero hay gente de Punta Alta que sí y en Bahía también para el lado del Shopping.
Luis Carlos Metz
66 años, casado, un hijo de 35, es jubilado ferroviario. Catamarca 746, Puán.
Hermano de Raúl.
Fiscal Horacio Azzolín: Usted fue citado como testigo por parte de la Fiscalía para declarar respecto al conocimiento que tenga sobre lo sucedido con su hermano Raúl Eugenio y con Graciela Elisa Romero, ¿qué recuerda sobre el asunto?
Recuerdo que mi hermano con su esposa y una hija pequeña se fueron de Bahía de urgencia porque anterior a eso sufrió un intento de secuestro. Él era guardabarrera del ferrocarril y una noche lo fueron a buscar al trabajo, por suerte había cambiado el turno con otro compañero. Lo agarraron y le dieron una viaba al compañero, se o querían llevar a la fuerza pero pudo identificarse. Ellos sabían que podían estar siendo seguido.
Se fue para Cutral co con la esposa, consiguió trabajo en la empresa Maronese Roggio y estaba trabajando cuando una noche lo fueron a buscar a la casa. Era una hora muy tarde, como él se dio cuenta, se atrincheró, atrancó las puertas y empezó a gritar como un loco, vivía en un barrio de obreros, un montón de vecinos salieron a la puerta. Finalmente se metieron y se los llevaron a los dos, quedó la nenita.
Uno de los vecinos llamó a mi padre que fue inmediatamente para allá. Se encontró con que la nena la tenían unos vecinos. Fue a hacer una exposición a la comisaria donde le dijeron que no sabían nada pero le entregaron los documentos de ellos. Reclamó la nena e hicieron que los vecinos se la entregaran.
De ahí en adelante comenzó a querer denunciar, nadie le tomaba la denuncia, era como que se hubiesen esfumado. Mi padre dice que hasta los jueces decían 'Tenemos las manos atadas, no podemos hacer nada'. 'Tomenmé la denuncia porque desapareció mi hijo y mi nuera embarazada'.
Fue a Neuquén donde se entrevistó con monseñor Jaime de Nevares, le consiguió una entrevista con los militares de allá, todo infructuoso. A partir de ahí mi padre y mi madre viajaban a Buenos Aires, venían al Comando y siempre con respuesta negativa.
Fiscal Horacio Azzolín: ¿Su cuñada estaba embarazada cuando se fueron de Bahía?
Sí, suponga de dos meses.
Fiscal Horacio Azzolín: ¿Su familia se enteró con posterioridad del cautiverio de su hermano, dónde estuvieron alojados?
Sí, vino una señora que se llama Alicia Partnoy, yo estaba en casa de mis padres y contó que los tenían muy mal en el Comando, el La Escuelita, que los tenían en una cama, permanentemente con los ojos vendados, el único momento que les permitían levantarse era para ir al baño, que le pegaban mucho, había varios, sabían que estaban vivos por los golpes que recibían o por las quejas del otro.
Graciela estaba embarazada y a los efectos que pudiera tener el hijo la hacían caminar alrededor de una mesa. Si mal no recuerdo el 26 de abril nació un varón y ese mismo día los ejecutaron, comentario de la señora Alicia Partnoy.
Fiscal Horacio Azzolín: ¿De María Elena Romero usted tiene algún conocimiento?
Sí, era la hermana de mi cuñada. Por comentarios sé que fue secuestrada ella junto a un compañero, después de un tiempo la llevaron a la zona del Pibe de Oro y los ejecutaron.
Fiscal Horacio Azzolín: ¿El hijo de su hermano nunca fue devuelto a la familia?
Nunca.
Juez Jorge Ferro: ¿Recuerda o sabe de dónde su padre sacó que a su nieta la había llevado un teniente del Ejército?
No, mi padre estaba tan enloquecido y apenado por la situación que por ahí alguien le comentó y él lo afirmaba.
Al momento del secuestro estaba la Policía de Cutral co.
Juez Jorge Ferro: ¿Su padre conocía al vecino que se quedó con la hija?
Transitoriamente sí, porque mi papá fue a visitar a Cutral co a mi hermano. Él comentaba en casa que había varios vecinos que prestarían testimonio de lo que pasó. Pero no sé quiénes son. La nena quedó totalmente sola se imagina, (...) menos mal que la agarró un vecino. Fue rápido, mayormente sobre eso no hubo problemas.
Juez sustituto Oscar Hergott: ¿En qué fecha ocurrieron los hechos?
Pueden ser los primeros días del mes de diciembre del 76.
Adriana Elisa Metz
36 años, nació el 31 de octubre de 1975, casada, tiene dos hijos, es ama de casa. Vive en Mar del Plata.
Fiscal Abel Córdoba: Aclaro que voy a dirigirme a la testigo por su nombre propio para resguardar la simetría en la comunicación necesaria para el testimonio. ¿Dónde vivían en el '76?
En el '76 vivía con mi papá y mi mamá en Cutral co, provincia de Neuquén. Ellos dos, yo y mi hermano que estaba en la panza de mi mamá. Los dos eran de Bahía Blanca. Yo tenía un año, un mes y 16 días.
Fiscal Abel Córdoba: ¿Cuáles son los primeros recuerdos que tiene?
Fue... Por lo que yo siento fue de manera gradual porque siempre supe que era hija de desaparecidos. No, fui hija de mi papá y mi mamá hasta que los secuestraron. Mis abuelos tuvieron la capacidad de explicármelo de manera gradual y jamás lo viví como algo doloroso. Creo que hasta lo vivía con orgullo, porque no fue por ellos que no los tenía sino por toda esta gente.
El rol de papá y de mamá, si bien eran personas mayores porque mi papá nació cuando mi abuela tenía 44 años, lo cumplieron de manera correcta. Las fotos y los recuerdos estaban, siempre se hablaba de ellos, lo viví de una forma natural, naturalizando el horror, pero naturalizado.
Cuando se llevan a mis papás le avisan a mi abuelo que yo estaba en Neuquén sola y me va a buscar y empiezo a vivir con ellos. Hasta el año 82 que falleció mi abuelo y me quedo con mi abuela después.
Ella empieza a enfermarse y no podía vivir más con ella porque no me podía cuidar. A partir de ahí no sé de qué forma empiezan las gestiones para que vaya a vivir a Mar del Plata con la hermana de mi mamá, sus hijas y su marido.
Fiscal Abel Córdoba: ¿Supo quién estuvo en el momento del secuestro y quién cuando sus abuelos los van a buscar?
Hace poco tomé contacto con Miguel Penillán de Cutral co que se comunica con gente de allá que me conoce. Me pasaron su teléfono, lo llamé para decirle que estaba bien y me cuenta que la noche del procedimiento le pegan a él y a su mujer y uno de los milicos le dice 'Críela como suya y nunca abra la boca'. Pasó que yo lloraba mucho y él ya tenía su mujer embarazada, no podía hacerse cargo, así que ubicó a mi familia.
Fiscal Abel Córdoba: ¿Cuándo supo del nacimiento de su hermano?
Una tarde llegó una carta y mi abuelo se sienta con mi abuela a la mesa y se la empieza a leer. Era la primera carta que Alicia Partnoy le escribe a mis abuelos. Ella dice que mi hermano nació entre la noche y la madrugada del 16 de abril. Yo escuché eso y salí de donde estaba escondida chusmeando lo que hablaban y dije 'Tengo un hermanito, quiero un hermanito'. Esa carta la escribió el 4 de diciembre de 1981, yo tenía 6 años.
Fiscal Abel Córdoba: ¿Qué significó enterarse que tenía un hermano?
Significó saber que no tenía a mi mamá, no tenía a mi papá y tampoco tenía a mi hermano. De la situación de ser hija de desaparecidos, algo que siempre supe y que mientras estuvieron mis abuelos en condiciones de hacer una búsqueda de ellos tres siempre los acompañé.
Pero en realidad del hecho de no haber tenido a mis padres me di cuenta cuando mi hijo mayor tenía dos años. Me di cuenta que el abrazarlo, levantarlo, darle la teta, cambiarle los pañales, comprarle ropa, todas las cosas que se hacen cuando una tiene un primer hijo, no las estaba disfrutando porque me estaba dando cuenta que mi hijo tenía una madre y yo no la había tenido. Yo era hija de desaparecidos. Mi hijo nació en 2001.
Ahí me di cuenta que no había podido ser hija de mi papá y mi mamá. También me di cuenta que no tenía un hermano cuando tuve mi segundo hijo, y en los primeros momentos en los que Luca lloraba, se acercaba su hermanito y le decía 'Que pasho Uca'. Después Lucas empezó a crecer a hacer cosas, Enzo empezó a tener celos, a jugar con su hermano, a disfrutar y a hacerse compinche de su hermano y ahí me di cuenta que a mí también me habían sacado un hermano.
Fiscal Abel Córdoba: ¿Cómo fue la búsqueda?
La búsqueda la iniciaron mis abuelos. Primero cuando empezaron a juntarse con los familiares de los desaparecidos y se repartían las listas con nombres de personas para preguntarles donde estaban mis papás y ahí estaba yo porque no tenían con quién dejarme. Cuando se enteraron de mi hermano lo sumaron.
Cuando murió mi abuelo quedó trunca. En 2007, 2008 una amiga de mi mamá quería hablar conmigo y me dice 'Mira Adriana, tenemos el dato de que hay un muchacho que puede ser'. Era diciembre, había que viajar, cargué a los chicos en el tren, fui a Buenos Aires y me acerqué al lugar donde vivía el chico.
Le dije 'Soy Adriana Metz, estoy buscando un hermano y me parece que sos vos'. 'Ah bueno, vení sentáte'. Le conté que era hija de desaparecidos. 'Ah, yo sabía que era hijo adoptado pero no de desaparecidos'. 'Bueno esto se soluciona fácil, haciéndonos un adn', le dije. Me contestó 'Bueno dejá que le pregunte a mi mamá'.
Después me dijo que con el Banco de Datos no se lo iba a hacer porque tenía miedo de lo que pueda pasar con su mamá. Nos volvimos a ver en una estación de servicio, fui con un montón de fotos preparada para convencerlo de no hacer el adn en un estudio privado y no pude. Fue terrible porque sentí que le había fallado a mis viejos en no poder convencerlo para que vaya al Durán.
Tuvimos una audiencia con un juez en La Plata, le explicamos que era muy probable que sea hijo de desaparecidos y se le hizo el examen. Ese muchacho no era mi hermano. Me di cuenta que si bien pude hablar con un juez y logré que se haga el examen, me di cuenta que sola no iba a poder.
Empecé a buscar a alguien que se dedicara a esto. Tardé unos cuantos años en darme cuenta que tenía que acercarme a la oficina de Abuelas y decir que quería trabajar con ellas. Primero iba a cebar mate hasta que me decidí a que quería tener una participación más activa. Fui a una charla con una psicóloga y empecé contando lo que me había pasado con el muchacho.
Conté mi historia y cuando terminé de contar lo que había pasado, alguien me preguntó cómo había tomado ese no del adn. Lo tomé con fuerzas y con ganas de seguir. 'Estás preparada para otro no', me dijeron. Respondí '¿Alguien está preparada para que le roben un hermano? Nadie puede contestar eso, cuando la respuesta es obvia.
Así empecé con la búsqueda, no solo de mi hermano sino de todos los que faltan.
Fiscal Abel Córdoba: ¿Tiene presente el nombre de esa persona?
Sí, Enrique Catuzzi. Era sobrino segundo de Abel Catuzzi.
Fiscal Abel Córdoba: En relación a la condición de desaparecidos de sus padres, ¿qué significado tuvo eso para usted?
Me faltó una pata. Obvio que voy a decir que el día que me casé me faltaron mis padres, el día que nació mi hijo me faltó mi mamá cerca, en los cumpleaños, en los momentos de dolor y en los de alegría.
En el momento que nació mi hijo, Enzo, cuando me lo dan recién salido de mi panza, lo primero que dije es "Que feo que es pero como lo voy a querer'. Pero al instante de pensar esa barbaridad, pensé si mi mamá había tenido esa oportunidad con mi hermano. Con el segundo hijo, ya había visto un bebé feo entonces el otro no era tan feo y pasó desapercibido pero me volvió la duda. Conmigo seguramente la tuvo, conmigo estuvo... me volvió a surgir eso.
Momentos de pelea con mi pareja, ¿a quién recurría? La mayoría de mis amigas recurrían a su mamá y la que no tenía era porque había tenido cáncer de pecho o porque había tenido un accidente pero yo no tenía a mi mamá porque a alguien se le había ocurrido que no tenía que estar en este mundo ahora y eso es feo, muy feo.
Fiscal Abel Córdoba: ¿En algún momento la esperanza que aparezcan con vida va mutando?
Yo vivía con mis abuelos y siempre decían que la esperanza es lo último que se pierde. Ellos tenían la esperanza de que mis papás volvieran. Guardaban en un ropero una caja con ropa de ellos. Decían que estaban secuestrados y que los iban a largar.
A los 14 años, tenía mucha fiebre y mi abuela no estaba. Tuve que salir a buscarla p[orque se había escapado, estaba vieja, se iba a la esquina y no sabía volver. Terminé el día en casa de mi tío Luis y su mujer Olga y mi primo Marcelo. Olga le dice a mi abuela que deje a la chica tranquila porque tiene fiebre. Además dice 'Deje de meterle esas ideas en la cabeza a su nieta que sus padres bien muertos están'.
Ese día le dije a una psicóloga amiga que me habían dicho que mis papás estaban muertos. 'Sí mamita, ¿no lo sabías?'. 'No, la esperanza es lo último que se pierde decía mi abuela'. A los 14 años me enteré que no iban a volver.
Fiscal Abel Córdoba: ¿Supo dónde los tuvieron?
Por el testimonio de Alicia Partnoy supe que pasaron por La Escuelita de Neuquén primero y después los llevaron a Bahía Blanca
Fiscal Abel Córdoba: ¿Hay otros familiares suyos que hayan sido víctimas de la dictadura?
Mi tía Coti, la hermana menor de mi mamá. Otra cosa que me pasó es que perdí contacto con mi familia materna hasta que me llevan a vivir a Mar del Plata. A la única que conocía fue a la tía que crió a mi mamá. No sabía que había pasado con María Elena pero sabía que no estaba. De grande me enteré que había sido asesinada acá en Bahía. Ella también pasó por La Escuelita.
Fiscal Abel Córdoba: ¿Qué significado tiene el juzgamiento de los responsables del caso?
Para la sociedad y para la historia argentina es super importante. A mí no me devuelve nada. Y menos mientras mi hermano no esté conmigo. Si alguno de estos señores se digna y dice dónde está mi hermano puede llegar a ser muchísimo más importante. Por el momento me parece perfecto que se esté juzgando pero a mí no me devuelve a mi hermano hasta que no esté conmigo.
El juez Jorge Ferro pide detalles sobre el trámite de extracción de adn realizado a Catuzzi.
Juez José Mario Triputti: ¿Quiere decir algo más de lo que ya ha dicho?
Estoy acá por mis papás que no están. Estoy acá por mis hijos. Por todos los desaparecidos. Por los que me tocan de cerca y por los de lejos. Por los nietos que no están, que falta encontrar Si los señores que están atrás mío tienen un poquito de... no sé cuál sería la palabra... si les queda algo por hacer que digan lo que saben. No sólo por mi hermano, por el hijo de Graciela Izurieta también. Por todos los que no están, por ellos. Y por nosotros porque los hijos de los desaparecidos tienen que aparecer no solo porque está mi hermano sino porque es lo que corresponde.
Noemí Fiorito de Labrune
81 años, viuda, una hija. Se dedicó a varias cosas, traductora de francés. Vive en Cipoletti, Río Negro.
Fiscal Azzolín: La Fiscalía la citó por las gestiones que hizo desde la APDH Neuquén buscando al bebé del matrimonio Metz, ¿Qué puede decirnos al respecto?
Las primeras gestiones que se hicieron respecto al secuestro de los Metz, estando Graciela embarazada fueron a través del abuelo, del papá de Raúl Metz. Seguramente estuvo en Buenos Aires pero lo que a mí me consta es que en Neuquén hizo una denuncia completa ante Jaime De Nevares que estaba en la APDH, asesorado por él hizo un habeas corpus en Cutral co.
Los miembros de la delegación nos enterábamos semanalmente porque el obispo informaba y nos mandaba una copia para tener en el mismo lugar del secuestro o aledaños y poder aportar pruebas. Recuerdo el habeas corpus de varias páginas porque había una fórmula pero el señor Metz hacía casi todas las presentaciones a mano y agregaba consideraciones con los indicios que podía tener como los juicios de valor que merece este secuestro. No todo el mundo se animaba a hacer denuncias en la justicia en 1977, de hecho le dijimos que ese era el procedimiento pero el juez Pedro Laurentino Duarte había sido auditor de la Brigada de Neuquén. El 24 de marzo se convirtió en juez federal, salió en el diario jurando con esos uniformes camuflados, Metz sabía de esto y sin embargo presentó el habeas corpus y ese habeas corpus fue al muere porque el juez no investigó.
Yo lo he visto un par de veces en Neuquén y era la otra cara del secuestro de sus hijos. Ellos sufrían en el centro clandestino y él sufría un calvario mayor aún, buscándolos sin respuestas. Es notoria la cantidad de cartas que ha presentado del presidente Videla para abajo.
Por el tema, porque era el matrimonio, porque había una mujer embarazada, porque dejó una nena chiquita, muchos vecinos fueron golpeados, algunos aceptaron hacer la denuncia y otros no, es un caso que reunía toda la crueldad y la metodología minuciosamente desplegada que en otros casos se había visto parcialmente.
Al mismo tiempo nos hizo aprender cómo seguir estos casos. El propio Metz en Cutral co hizo su propia encuesta a los vecinos y nos trajo los resultados. Incluso consiguió el certificado del centro médico donde se indicaba que Graciela estaba embarazada.
No supe más del caso hasta que todas las causas fueron llegando de vuelta a jurisdicción civil, federal, después de pasar por la justicia militar. Las de Neuquén, Viedma y Bahía se reunieron acá en el 86. Fue el único caso en el país en que cumplido los 180 días de plazo en que el consejo de las fuerzas armadas tenía que dictar sentencia y como no lo hizo abocó las causas. Vinimos a Bahía Blanca porque el trabajo era mucho, las causas eran de todos, la jurisdicción era de la Cámara de Bahía Blanca que estaba todavía juzgando con el Código Militar.
A través del testimonio de Alicia Partnoy, que vino del exilio, supimos por primera vez del nacimiento del hijo de Graciela de Metz en La Escuelita. El abuelo había muerto, la abuela había tomado la posta, avanzó también la APDH Bahía Blanca con Malisia y surgieron también los nombres de los guardias, Lavayén y Felipe Ayala. Con esos datos se pudo avanzar hasta llegar a los dos guardias que si no habían presenciado el nacimiento porque no fue así, por lo menos habían estado. Llegar a esos nombres fue difícil porque el Ejército ocultaba la información a veces diciendo que era secreto militar, enrollaban las listas de cada jurisdicción y había sido muy difícil seleccionar quiénes habían sido los guardias. Pese a que estábamos tantos trabajando y gracias al impulso que dio la Cámara y también la Fiscalía se avanzó hasta ganarle de mano a la ley de Punto Final porque antes de vencer los plazos la Cámara tenía una lista de más de 50 imputados para indagatoria que no caían con la ley de Punto Final. Después vino la ley de Obediencia Debida y quedó solamente un general, el resto eran obedientes.
Así quedó mi contacto con la causa. En Neuquén seguimos buscando información, hasta que hubo una serie de avances en que se abrió la posibilidad de abrir juicios por la verdad en algunas jurisdicciones. Nos juntamos para trabajar en conjunto en Bahía, pude entrevistar a Lavayén y Felipe Ayala, con la idea de que podían llegar a aportar elementos sobre el bebé que nació en cautiverio.
Lavayén era un hombre de ascendencia mapuche, nacido y criado en la cordillera, había sido baqueano. En el centro clandestino él, como algunos otros, tuvo un episodio de locura, tuvo problemas con el alcohol, el Ejército le dio de baja, cuando lo entrevisté estaba retomando su vida normal y familiar y me dijo 'Yo era baqueano del Ejército Argentino porque sabía estar con las mulas, conocía los pasos fronterizos, y de pronto no había más mulas, había jeeps, entonces me usaron para hacer de guardián en los centros y mire lo que hizo conmigo el Ejército'.
Se acordaba de Graciela cuando daba vueltas y la hacían caminar, del parto, pero no pudo decir si sabía si se lo habían llevado.
Estaba Felipe Ayala que pudo sacar una carta, un arito de Izurieta, teníamos la esperanza de que pueda saber algo más, era un hombre de mayor preparación que el Zorzal y lo fuimos a ver con la señora Izurieta y Nélida Deluchi, a preguntarle.
Teníamos la esperanza que dijera algo, nos dijo que había habido dos partos en ese momento. Principios del año 1977. Ese es el final del contacto con el caso Metz. En el juicio por la verdad se avanzó sobre otros aspectos, la organización del centro clandestino de detención, la cadena de mandos, la identidad de los responsables. Y muchos testimonios que en ese momento se conocían.
Fiscal Horacio Azzolín: Señora Fiorito, ¿usted recuerda cuáles eran los apodos de Ayala y Lavayén?
Ayala era correntino o entrerriano, se le notaba el acento y por eso supongo que le llamaban Chamamé. Por qué le llamaban Zorzal a Lavayén no tengo idea, tenía una voz ronca y no creo que cantara... lo reconocieron, no era misterio para nadie. Después un gendarme llamado Negrete trajo una foto de los que estaban destinados a ser guardias en Bahía Blanca y en Neuquén y nos habló de ellos.
Lavayén dijo que habían calentado agua pero que no estuvo. Fue en las mismas instalaciones de La Escuelita. Retiraron al bebé, según dijo vino alguien a retirar el bebé de sobretodo -me pareció raro porque estábamos en abril-.
Fiscal Horacio Azzolín: ¿En esas entrevistas sintió que hubiera una suerte de pacto de silencio?
Lavayén es un hombre muy primitivo, creo que cuando hablaba se notaba el miedo y terror que tenía de no meter la pata, seguramente así de atemorizado habrá estado prestando servicio. Puede ser Felipe Ayala que manejara esos códigos.
Fiscal Horacio Azzolín: ¿Recuerda el nombre de algún otro guardia que hayan detectado?
Yo estuve en Junín de los Andes, ahí hay un barrio militar donde están todos los que fueron guardias González, el que llamaban el Abuelo, en total vi a tres. González era taxista. Al más terrible de todos le llamaban El Abuelo y ahí sí puedo hablar de pacto.
Me recibió como un señor un domingo frente a una chimenea con esos leños que tienen gas por debajo y la señora, que trabaja en el hospital, estaba por allí escuchando y no salía el tema para nada. Él estaba muy paradito en sus respuestas. Yo le decía que era de la APDH y que estaba buscando datos para saber de los bebés. Con lenguaje bastante militar me respondía sin decir nada. En eso veo las fotos de los nietos, le digo 'Tiene bastantes nietos, ¿por eso lo llamaban El Abuelo en el chupadero?'. Se quedó callado, dijo que no, que no lo podían acusar de esas atrocidades, vino la mujer y dijo que él no podía haber hecho eso. Yo tengo la impresión de que sabía mucho pero me fuí sin saberlo yo.
Me entreviste con Domínguez, Barrera y González. Con los dos tuve la misma impresión.
Si bien mi visita fue por sorpresa, sin dudas habían tenido asesoramiento, por el lenguaje. Otra persona que era enfermera militar cuenta que los citaban permanentemente en la Brigada y les daban instrucciones sobre lo que estaba pasando, sobre el terrorismo, lo que tenían que decirle a las familias. Si es un discurso reiterativo ellos lo pueden repetir. Esas personas me parecieron preparadas como seguramente lo sea Ayala. González no tenía el mismo discurso, el había pedido el retiro y no era más militar. ¿Si había pacto de silencio? A mí me parece que sí.
No recuerdo el apodo de González. Uno era el Abuelo...
Juez Jorge Ferro: Una aclaración respecto de un apodo y de un nombre. Usted dijo que se había entrevistado con un señor González que arriba de la chimenea...
No, González era taxista, además Barrera y Domínguez estaban en sus casa. Uno era el de la chimenea y otro me llevó a la casa del vecino. El de la foto era Barrera o Domínguez.
(...)
El alias de González era "el Perro".
El alias de Domínguez era "el Abuelo".
El alias de Ayala era "Chamamé".
El alias de Lavayén era "Zorzal".
(La testigo relató la experiencia de "padrinazgo de casos" realizado en el contexto de impunidad que permitieron las leyes de Punto Final y Obediencia Debida. Se trata de una figura similar a la de "amigos del tribunal" donde "el padrino del desparecido se va a presentar ante un tribunal para decirle al juez lo que pasó con esa persona y pedirle que haga algo").
Fiscal Abel Córdoba: ¿En esta búsqueda y análisis de documentación y conocimiento de autores y aspectos de los hechos han podido conocer cómo era la circulación de la información entre los destacamentos de inteligencia?
La circulación de la información, sobre la base de cómo se repite cada vez que secuestran en jurisdicción Neuquén una víctima que va a ser derivada a otra jurisdicción lo pasan por La Escuelita. O sea, es como si cada eslabón del arma inteligencia quisiera cumplir su función para no quedar retrasado con respecto a los demás.
Por ejemplo, en este juicio vemos qué cuidado toma la Fiscalía y el tribunal para no revictimizar las personas que tengan que ir a declarar en dos jurisdicciones lo mismo, pero como se trataba de victimizar a los secuestrados, entonces, los interrogaban bajo tortura en La Escuelita de Neuquén, después se lo mandaban a Bahía Blanca conde también pasaba al destacamento y, por ende, a La Escuelita. Algunos han hecho dos y tres jurisdicciones.
Lo que no creo es que estuvieran subordinados. Por lo que vemos en la documentación los destacamentos estaban en un mismo nivel pero trabajaban muy coordinadamente. (...) Había un flujo copioso de información entre los destacamentos, por lo menos los que estaban en una misma jurisdicción, si bien ni uno ni otro dependían del V Cuerpo sino del 601, de todas maneras territorialmente compartían un espacio.
Fiscal Abel Córdoba: ¿Cuál fue la política de atención a los familiares según su experiencia?
(El maltrato a los familiares) Fue parte de la metodología del terror que hacía que las reservas de la comunidad se fueran agotando porque había 'el bueno' y 'el malo' en cada juridicción. Por lo que he leído también ocurre en Bahía. El 'bueno' le decía a la madre 'No se preocupe hemos estado investigando a su hijo, pronto lo va a tener cerca'. Iba luego a la jefatura de inteligencia y le decían 'Cómo está defendiendo un terrorista'. Entre la amenaza y la incertidumbre de saber si su hijo estaba con vida... A veces alguno socarrón les decía '¿No se habrá ido con alguna chica?'.
No era para divertirse era parte del método. Había que victimizar a toda la sociedad y era muy importante tratar de paralizar a las familias. Había que tener agallas para volver después de estas respuestas. Y si de diez volvían siete, esas otras tres eran el ejemplo de que nada se podía hacer, esta idea era muy útil para los militares porque entremedio, ellos seguían sumando abusos no solamente en cuanto a la vida y la integridad física de las personas sino también los derechos intelectuales, la libertad de expresión y sobre todo la estructura económica. Cuanto más aterrorizados estábamos y cuanta más idea teníamos de que nada se podía hacer porque el dominio del hecho lo tenían ellos, más rápido podían desguazar al país.
Hemos trabajado con las familias desde el primer secuestro en Neuquén. No era un oficial más malo que otro, esto lo aprendieron durante años. Si ustedes ven algunos manuales de la Escuela de las Américas hay todo un capítulo de la contrainteligencia y la guerra psicológica. Bueno, esto formaba parte de la guerra psicológica.
Juez sustituto Oscar Hergott: Respecto a Bahía Blanca, ¿pudo determinar quiénes eran los jefes de La Escuelita?
Había un tal Losardo que era oficial que murió pero seguramente por estructura militar era el jefe del destacamento. La Escuelita dependía directamente del destacamento así que Losardo era medio un tapado pero en el Ejército hay una estructura que se respeta. Acá había una estructura clandestina que se superponía pero nunca destruía la estructura castrense.
En Bahía y en otros lados ocurre que por mérito propio, por vocación, por personalidad había efectivos que no podían llegar a una jefatura porque no eran oficiales. Y acá el jefe práctico que estaba todos los días en La Escuelita era Cruciani-Mancini que no podía ser jefe del destacamento sin embargo fungía como oficial en el destacamento e incluso recibía a los familiares como si fuera el mayor Mancini. Pero le faltaba que no era oficial, seguramente por un problema de casta, no de cualquier extracción llegaban a ser oficiales.
Así que Losardo era el jefe de la estructura castrense oficial y la clandestina superpuesta. Quién tenía la voz de mando mayor, no sabemos. Sí sabemos que incluso en la jerarquía castrense no todos los escalones se respetaban. Hay un testimonio en el expediente Reinhold, del padre San Sebastián, el secretario del obispo.
Una vez fue al Comando a hablar con el general Sexton, el jefe de la Brigada, por la detención de dos integrantes del grupo de jóvenes del obispado.
Le explicó y muy contento se levanta, le da la mano al general que le dice 'No se haga problema padre, yo se los devuelvo'. Entra el mayor Reinhold que era el jefe de inteligencia, por debajo del general que era del Estado Mayor de la Brigada, lo increpa a San Sebastían y le dice 'Esa gente no puede salir por ahora'. Ellos se quedaron adentro y los largaron como a la semana. El jefe del Estado Mayor era Sexton... eso lo dice el cura bajo juramento, un cura que a lo mejor no sabía tanto de estos temas pero psicológicamente se dio cuenta quién mandaba.
Bahía Blanca, 09nov11
Corresponsales del Equipo Nizkor
This document has been published on 01Feb12 by the Equipo Nizkor and Derechos Human Rights. In accordance with Title 17 U.S.C. Section 107, this material is distributed without profit to those who have expressed a prior interest in receiving the included information for research and educational purposes. |