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08nov11
Sinopsis de la audiencia de 08nov11 en el juicio por crímenes contra la humanidad cometidos bajo control operacional del Comando V Cuerpo de Ejército con sede en Bahía Blanca
Comando V Cpo de Ejército
Audiencia del martes 8 de noviembre de 2011La audiencia contó con la presencia de los jueces del Tribunal Oral en lo Criminal Federal de Bahía Blanca Jorge Ferro (de la Cámara Federal de Apelaciones de Mar del Plata); José Mario Triputti (del Tribunal Oral Federal de La Pampa), Martín Bava (juez federal de Azul) y el juez sustituto Oscar Hergott (del Tribunal Oral Federal Nº5 de Capital Federal).
Además, participaron el fiscal Abel Córdoba y los abogados querellantes Víctor Benamo y Mónica Fernández Avello por la Subsecretaría de Derechos Humanos de la Nación; y por familiares y la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos, los abogados Walter Larrea y Diego Czernieky. Por la defensa pública los dres. Gustavo Rodríguez, Alejandro Castelli y Leonardo Brond y los particulares Walter Tejada, Luís De Mira y Hernán Vidal. Por la tarde se sumó al último grupo Mauricio Gutiérrez.
Pablo Bohoslavsky
Profesor en la Universidad del Comahue y vice rector de la Universidad del Alto Valle de Río Negro. Vive en calle Vicente López al 600 de Cipolletti.
Fiscal Abel Córdoba: ¿Dónde vivía y con quién en 1976?
Primero quiero decir que es una circunstancia única e irrepetible en mi vida espero. Me da una sensación de tristeza pero también de satisfacción personal. De tristeza porque es el aula magna donde recibí mi título. Universidad que me permitió desarrollar mi actividad académica. Y por otro la satisfacción personal y cumplir con un acto de higiene espiritual conmigo mismo.
Cuando ocurrió mi secuestro, el 19 de octubre de 1976 yo tenía 25 años y dos hijos varones muy pequeños. Mi esposa se encontraba embarazada de nuestra hija que nació cuando estaba en Rawson.
Fiscal Abel Córdoba: ¿Cómo fue el momento de su secuestro?
Yo era militante del Peronismo de Base, estábamos enfrentados con la burocracia sindical y luego el golpe del 24 de marzo con una intervención en la UNS pedí una licencia de mi cargo como profesor adjunto. Estaba en mi casa cuando golpean la puerta, rompieron una ventana. Era en calle Córdoba, en la primera cuadra en Bahía Blanca. Me llevaron a un cuarto, comenzaron con un cable pelado a picanear un rato después me llevaron en un auto, después de dar varias vueltas y detenerse en un lugar donde solicitaron la venia para continuar, me metieron en un lugar donde se escuchaban gritos de dolor, donde pude encontrar a Julio Ruiz. Estuve u par de días torturado sobre un camastro de sunchos, atado de pies y manos. Me pasaban corriente eléctrica por todo el cuerpo, esto fue entre el 19 y el 21 de octubre de 1976. Después estuve en una habitación encadenado a un camastro o poste. A lo largo de esos días hubo simulacros de fusilamiento, submarino, con intención de declarar con relación a la preguntas que se formulaban. Nos alimentaron, identificamos que era comida del V Cuerpo, el lugar era próximo al V Cuerpo. Lo identificó un dirigente telefónico que había estado trabajando cerca de ese lugar, el paso del tren lo identificó y comenzó a gritar y lo golpearon.
Recuerdo porque lo he declarado en otras ocasiones nombres que identifiqué, que luego integraron la nomina de desaparecidos: la Vasca Izurieta que estaba con un embarazo avanzado, uno cuando esta vendado agudiza el sentido del oído. Cayó allí Rubén Ruiz, compañero del Peronismo de Base que fue secuestrado en mi casa un par de días después. Algo que se conoce como ratonera, se quedaron las fuerzas de seguridad, él fue llevado por una camioneta del Ejército al mismo lugar donde yo estaba.
El 22 me indicaron que me bañe y pensé que iba a aparecer en alguno de esos tantos enfrentamientos. Junto a tres personas fuimos bañados y afeitados con la misma ropa del secuestro, nos llevaron en un camioncito, dio vueltas por el Parque de Mayo, nos hicieron bajar, estábamos atados y vendados. Nos dijeron que contáramos hasta cien y que no nos metiéramos más en política. Se escuchó una sirena, me saco una venda, escuchamos que venía una camioneta, se identificó el personal y nos dicen que nos salvamos de la pesada. Nos llevaron al V Cuerpo. Nos pidieron documentos que no teníamos. Y aclaro que el oficial que nos recibió dice que vamos a permanecer allí hasta que se aclarara la situación. El operativo fue la manera de blanquearnos. El ex diputado Solari Yrigoyen apareció de la misma manera.
Fiscal Abel Córdoba: ¿Recuerda el personal que trabajaba ahí?
Sí, el primero de ellos que se conoce como el Tío. Un hombre grandote de lentes, un personaje sádico, a otro le decían el Laucha, el Pelado y recuerdo allí Núñez, que se ufanaba de ser el enlace entre el servicio penitenciario y el Ejército.
Fiscal Abel Córdoba ¿Recuerda otra víctima?
No en este momento.
Fiscal Abel Córdoba ¿Al momento en que son tomados del parque dónde era eso?
En el ingreso al V Cuerpo, en la entrada principal fuimos alojados en una oficina contigua. Estábamos maltrechos, habíamos perdido peso y teníamos muestra de golpes. Los médicos se negaban a reconocer eso. A los pocos días se nos informa que vamos ser juzgados por un tribunal de guerra conformado a esos efectos. Pregunté si podía ser un abogado del foro local y me dijeron que no y que debía ser un oficial del V Cuerpo.
Le consulté a Botta que era oficial de intendencia, que tejió la estrategia. El presidente era Páez y el juicio se desarrolló sin pruebas ni testigos y fuimos condenados de manera ejecutiva. Fuimos condenados a un año y medio de reclusión e inmediatamente el fiscal apeló a instancias del comandante del V Cuerpo, fue a Consejo Supremo de la FFAA, y en ausencia y sin derecho a defensa fui condenado a cuatro años e inhabilitación perpetua que no fue anulada por los gobiernos constitucionales. Catuzzi le comunicó al rector y se equivoca en la fecha, pone que fue en 1974, le entrega nota del V Cuerpo, le informa al rector de la UNS que yo estoy detenido desde esa fecha. Había una coordinación entre quienes te secuestraban.
Fiscal Abel Córdoba ¿Había médicos en La Escuelita?
No estaban permanentes pero sí ante alguna circunstancia. Cuando algún torturado lo necesitaba. Ante esos casos venía un médico.
Fiscal Abel Córdoba ¿Ya en el comando fue algún médico?
Pedimos que nos revisaran y la actitud de los médicos fue igual a la de Madueño. No comprometerse, no dejar rastros de su actuación profesional, un paliativo pero lejos de su juramento hipocrático. Lo mismo que en Rawson.
Fiscal Abel Córdoba ¿Qué puede contar del juez Madueño?
En agosto de 1977 vino a verme Madueño. Para ver si había otras causales de enjuiciamiento. Entonces le planteo que estaba dispuesto a declarar pero quería referirme a un lugar donde estuve secuestrado. El juez dijo que no lo iba a hacer pero por reciprocidad que tuviera confianza en él. No declaré en ese momento y en noviembre fui sobreseído y luego por la Cámara Federal.
Fiscal Abel Córdoba ¿Esto ocurrió delante de otra persona?
Estaba acompañado por el secretario. Era un hombre.
Fiscal Abel Córdoba ¿En el consejo de guerra había testigos?
No.
Fiscal Abel Córdoba ¿Los oficiales tenían información sustraída a raíz de la tortura?
Supongo que sí.
Fiscal Abel Córdoba ¿Tenía expectativas en ese proceso?
Nosotros veníamos de la muerte, fuimos muy afortunados porque he conocido gente que no volvió de esos lugares. Y nosotros estábamos enfrentando un tribunal armado y decidido a condenarnos pero habiendo dejado atrás de que nos asesinaran. Una condena a un año medio de reclusión habiendo vuelto de la muerte era casi tocar el cielo con las manos. Por las condiciones en que se desarrollo el juicio los cargos no fueron probados pero tampoco imperaba la Constitución ni norma alguna por debajo de lo que impusiera el llamado Proceso de Reorganización Nacional.
Fiscal Abel Córdoba ¿Esos oficiales sabían dónde había estado usted?
Yo creo que sabían por varias razones. Por nuestra condición física, perdimos 20 kilos en un mes con signos de golpes y en una semana es juzgado por un tribunal militar y la nota de Catuzzi. Para mí conocían que estaba en un lugar de secuestro.
Fiscal Abel Córdoba ¿Después de la condena del consejo de guerra que ocurre?
Fui trasladado en los primeros días de enero de 1977. Pasé a la cárcel de Villa Floresta por mi condición de profesor fui ayudante de la biblioteca. Después me llevaron a Rawson. Se la consideraba por carceleros y presos como la cárcel de máxima seguridad. Vi crecer a mis hijos a través de un vidrio. En el 79 estuvo la CIDH.
Las condiciones en ese lugar donde no teníamos lectura alguna excepto la Biblia. Hasta el año 1979 era un lugar donde el odontólogo no tenía anestesia para realizar extracciones. Un lugar en el capellán te golpeaba la cara e invitaba a que recordaran algo más. En el año 1979 visitó el penal la CIDH y mejoró un poco la comida y había libros. Yo estuve hasta junio de 1981. Las condiciones eran extremadamente duras las puertas de las celdas se abrían todos los días y a la tarde luego del almuerzo entonces podíamos compartir con los presos de todo el país la vida cotidiana.
Fiscal Abel Córdoba ¿Qué sabe sobre el Mono Núñez?
Éramos llevados en Floresta a unas oficinas y nos interrogaban personas que ya conocíamos de La Escuelita y él era el enlace.
Fiscal Abel Córdoba: Relate el traslado de la Unidad 4 a Rawson.
Fue un viaje en avión, fuimos vendados, cuando llegamos a Trelew el 22 de agosto del 77 nos llevaron a Rawson nos interrogaron oficiales de inteligencia del servicio penitenciario. Ellos decidían donde nos alojaban. Las autoridades del penal revisaban las cartas de los familiares.
Fiscal Abel Córdoba ¿Qué significan para usted las muertes de la personas que compartieron cautiverio?
Yo celebro este juicio. Algunos ya no van a conocerlo y en otros casos de familiares que han buscado y buscan a sus familiares es apenas un alivio. Lo que marca también los que participaron de este operativo han demostrado una cobardía mayúscula. Si uno ve la historia de la guerra civil española, los campos del hitlerismo, había alguien que se hacía responsable, que firmaba los traslados. Aquí no hubo nada de eso y pienso por dos razones, porque en el fondo guiados por el fundamentalismo donde están esas concepciones pero también acompañado por la cobardía de no acompañar la responsabilidad de lo que se hacía. El valor más importante es para con la generaciones más jóvenes no para aquellos que la vivieron sino para los que no la han conocido.
Fiscal Abel Córdoba ¿Qué dimensión tiene el daño que el produjeron?
Soy una persona que en 1976 tenía 25 años, era profesor adjunto de esta universidad y eso lo perdí y recomencé una nueva vida y he sido afortunado pero aquello lo troncharon de una vez y para siempre. No sé que hubiere pasado con mi carrera académica. De ese entonces ahora soy otra persona
Abogado querellante Walter Larrea: ¿Recuerda si había gente detenida que fuera de la zona?
Sí, había un chico de Huanguelén y una persona de Mar del Plata, eran dos varones. Los comentarios cuando podíamos hacerlos era que se traía gente a Bahía cuando estaba vinculada con un hecho que investigaban.
Abogada querellante Mónica Fernández Avello ¿Había otras mujeres aparte de Izurieta?
Sí, había otras. Estaban juntas. Eran por lo menos dos espacios físicos, con piso de madera.
Defensa oficial ¿Referencia o recuerda los cargos del consejo de guerra?
Tenencia de explosivos.
Defensa oficial ¿El trato en el Batallón como era?
Fue contradictorio, nos visitaban oficiales, nos amenazaban que íbamos a volver al lugar donde habíamos estado. Algunos juegan de buenos y otros de malos.
Defensa oficial Usted dijo que fue torturado, ¿fue interrogado?
Por supuesto, la razón de la tortura era para interrogarnos.
Defensa oficial ¿Sobre qué le preguntaban?
Sobre mi actividad política.
Defensa particular ¿Qué enfrentamiento había con la burocracia sindical?
Fue de orden ideológico y político. Apuntábamos a la renovación y actuábamos en los lugares donde trabajamos en esa dirección.
Defensa particular Usted dijo que el capellán golpeaba a los presos, ¿a usted lo golpeó?
Sí, lo hacía con todos los presos. A mí una vez, misa teníamos un par de veces por semana. Y era un momento donde podíamos salir.
Defensa particular ¿Su suegro era personal civil del V Cuerpo?
Sí, era empleado civil.
Defensa particular ¿Sabía de su detención?
Cuando yo fui secuestrado un par de días después mi esposa fue llevada a Villa Floresta y los chicos en guarda de sus abuelos. Mi madre tenía una amiga correntina muy querida por un familiar que era del V Cuerpo, le dijo efectivamente que estaba detenido ahí. Mi suegro lo supo porque en el lugar de trabajo lo hostigaron por eso.
Haydee Cristina Gentili
61 años, tres hijos. Jubilada. Mujer de Pablo Bohoslavsky
Fiscal Abel Córdoba: Relate lo que vivió cuando fue secuestrado su marido
Fue el 19 de octubre del 76 a las 14 horas, estaba mi marido mis hijos y era casi seguro que estaba embarazada. Iban a venir mis padres de visita a casa. Fui a abrir la puerta con mi hijo en brazos, abrí la cortina y me estaban apuntando con armas largas. Abrí la puerta, me empujaron, no sé cómo se fue dando todo. Me llevaron a la habitación. Había una persona fornida que revisaba el placard, al lado había quejidos de Pablo. La persona que estaba conmigo me dijo que saliera, yo me mantuve ahí le dije que Pablo estaba en la habitación de al lado. Dos días hubo gente en la casa.
A mi papá el Ejército lo dejo pasar, tuve varios desmayos, vino un medico y sugirió que se me internara. Le dijeron a mis padres que estaría en el hospital militar. Iba en la ambulancia con soldados, se detiene y escucho portones que se abren. Y me dice una que no era el hospital. Abren la ambulancia, uno le pregunta si era una muerta. Era Villa Floresta donde mujeres me revisaron, me preguntaron de dónde venía, les dije de casa. Pasé al pabellón con otras detenidas, no recuerdo cuántos días. Me anunciaron que salí en libertad y pedí que avisaran a mi padre, vino y volví a mi casa, reuní a mis dos hijos. Y ahí empezamos a averiguar dónde estaba Pablo. Unos días después aparece detenido en el V Cuerpo. Lo vimos de lejos junto a Julio Ruiz. Los pusieron en una ventana para qué los viéramos. Después vino el consejo de guerra.
Fiscal Abel Córdoba: ¿Hizo reclamos por la liberación de su marido?
En varias oportunidades estuvimos reclamando, nos recibieron en el consejo de guerra. Siempre nos recibieron y pudimos preguntar cómo seguía todo el proceso. Hasta el 20 de junio del 81 estuvo detenido.
Fiscal Abel Córdoba ¿Puede relatarnos si luego del secuestro hubo otro secuestro?
Cuando se lo llevaron a Pablo llego el Ejército y se lo llevaron. Cuando estaba el Ejército estuvo Vilas armaron carpas y ahí comentaron que había venido el general. Cuando ya estaba el Ejército vino una persona que se sentó en una silla me pregunto cosas la verdad que sentí que me iba a dar un cachetazo, un golpe.
Fiscal Abel Córdoba ¿Esa persona había estado en el lugar de secuestro de su marido?
Me preguntaba si Pablo tenía actividad terrorista. Me preguntaba cosas que Pablo había dicho o había quedado sin responder
Fiscal Abel Córdoba ¿Qué puede contarnos de su detención en la cárcel?
Creo que pase quince días y Pablo apareció a los 33 días.
Fiscal Abel Córdoba ¿Le dicen si está a disposición de alguien?
No sé porque me llevaron al penal. Alguien del comando sé que se me hizo la confirmación del embarazo, de ahí vinieron a hacer un análisis de orina.
Fiscal Abel Córdoba ¿Le explicaron por qué ese interés?
No, era confirmar si estaba embarazada no recuerdo que me hayan dado los resultados.
Fiscal Abel Córdoba ¿Recuerda personas que vio en la Unidad 4?
Mabel Rodríguez, Salto, Juliá. No recuerdo más, todas habían sido golpeadas o torturadas.
Fiscal Abel Córdoba ¿Luego de su liberación, consulto a algún religioso?
La mayoría de las gestiones las hacía con mi suegra, ella era muy inquieta. A mí se me complicaba con los chicos. Nos atendió Ogñenovich, le contamos, tomó el teléfono, marcó el número pateándose con una persona. Le dijo que estábamos ahí y cortó, nunca nos dio una respuesta.
Defensa oficial ¿Usted conoce el resultado de la sentencia del consejo de guerra? ¿Al momento en que fue notificada concurrió a alguna gestión?
Fuimos las tres esposas al consejo de las fuerzas armadas, nos recibieron y pedimos que se deje esa sentencia, y las sentencias fueron triplicadas después de la apelación.
Juez Jorge Ferro ¿Usted dijo que los militares armaron carpas en su casa?
Estuvieron dos días y medio. Había carpas y soldados, estaban en el patio. Recuerdo que uno de los soldados vio los libros de economía y dijo 'Si van a mi casa me llevan a mí'.
Juez Jorge Ferro ¿Se llevaron algo cuando se fueron de su casa?
En la casa se quedaron mis padres. A mí no me consta.
Juez Jorge Ferro ¿Usted tenía militancia?
Era peronista y alfabetizaba y sigo siendo.
Juez Jorge Ferro ¿Usted sabía dónde estaba detenido su marido?
Después del penal le avisó una amiga a mi suegra. Le dijeron a mi madre que se quedara tranquila, que estaba bien. Todos sabíamos que funcionaba La Escuelita.
Quería decir que mi pobre padre, él empezó a trabajar como civil del Ejercito, empezó como sastre y después administrativo, era su gran familia. Después de esto termina confinado en un galpón.
Sergio Voitzuk
Vive en Córdoba, médico.
Fiscal Abel Córdoba ¿Puede relatarnos cómo fue su secuestro?
El 20 de diciembre de 1976 a la noche, a las 22 horas, estaba trabajando con mi tesis, para recibirme del secundario en construcciones. Un grupo de varias personas golpean la puerta de casa. Interrogan por mí, me presento. Me colocan una capucha, me llevan a la rastra a un automóvil. Vivía en calle Santiago del Estero 171, después de quince minutos de viaje encapuchado llegamos a un predio pasando por vías del ferrocarril. Abrieron una tranquera y me hacen bajar. Me envisten unos perros. Me colocan en una habitación, me atan a un elástico de cama me interrogan con violencia, me consultaron por un atentado a una concesionaria de la Ford de Amado Cattaneo. Les dije que no tenía conocimiento. Me colocan electrodos en la cabeza, me torturan y siguen los golpes y amenazas.
Varias horas después quedo en estado de semi conciencia. Yo venía comiendo mal por el trabajo que estaba preparando. Luego de ese tiempo una persona me coloca un arma en la cabeza, me martilla y me dice que si no hablo me van a fusilar. Como no tenía nada que decir me pasa a una habitación en donde percibo la existencia de mucha gente, por los diálogos, pedían agua y se comunicaban. Conozco un mundo que no existía, una construcción en la que pasé un mes donde la vida estaba signada por los captores. Desde donde estaba se escuchaban bandas militares por eso supuse que estaba en el V Cuerpo de Ejército.
Después de unos días me vuelven a preguntar sobre lo mismo. Me cuelgan en un tanque de agua o aljibe durante un día con esposas. Me rocían con agua exigiéndome que conteste las preguntas. Luego de estar en esa posición me liberan y me pasan a las habitaciones. Tenían un patio central con piso de material y dos habitaciones con piso de madera, había grandes ventanales donde entraba el sol por la mañana y se escuchaba el paso del ferrocarril.
En ese tiempo empecé a reconocer gente, compañeros de escuela, Bambozzi, Gustavo López, Sergio Mengatto y la voz del profesor, era el ingeniero Villalba. Además escuché la existencia dentro de este lugar de otros detenidos, gente que no conocí nunca. Gente que fue secuestrada en Misiones, de La Plata y luego un día escuche la voz de un ex compañero de apellido César Giordano. Él militaba en la UES, dejó de estar en el colegio a fines del año 74. Escuché el diálogo con los captores, escuché diálogos entre mueres que había. Comentaban partes de su vida reciente, cómo habían sido secuestradas clandestinamente. Éramos golpeados cuando nos encontraban hablando.
El 20 de enero del 77 me liberan. Escuché un diálogo de dos chicas, mencionaban varias cosas. Una de ellas mencionaba que había estado la navidad en La Perla de Córdoba y que en ese lugar había sido tratada mejor, había tenido una fiesta con el resto de los capturados y había sido trasladada de La Perla acá a Bahía Blanca. Esa chica me preguntó quién era, le dije que era de la Industrial y ella se presentó como la compañera de Giordano. Zulma Izurieta, ella dijo que nos iban largar porque Giordano había declarado todo sobre nosotros.
Fiscal Abel Córdoba: ¿Hubo testigos de su secuestro?
Mi familia y los vecinos que merodeaban mi casa.
Fiscal Abel Córdoba ¿Qué edad tenía usted?
Tenía 18 años.
Fiscal Abel Córdoba: ¿Recuerda algo sobre los interrogadores?
Tenían apodos como Padre, Tío, Zorzal, Loco, Perro, esos eran los nombres.
Fiscal Abel Córdoba: ¿Los secuestradores ingresaron al centro clandestino cuando lo llevaron?
Sí, el automóvil se movió y después me bajaron. O sea que entró al predio.
Fiscal Abel Córdoba: ¿Cuánto tiempo estuvo en ese lugar?
Estuve un mes.
Fiscal Abel Córdoba: ¿Cómo fue su liberación?
Me dicen que coma bien porque me liberan y me hacen bañar. Me permiten afeitarme. Después de eso me pasan a un lugar donde estoy acompañado por un grupo. Esta gente nos amenazan y nos dicen que si hablamos nos van a matar a todos. Nos suben a un camión, damos una gran vuelta, a mí me dejan camino a Tornquist a cuarenta kilómetros de Bahía Blanca en el medio de la ruta, recuerdo que diluviaba. Trate sin suerte de caminar, encuentro un camionero que le digo que me habían secuestrado por dinero para no generar resquemor. Cuando voy de viaje hacia Bahía, veo pasar un convoy militar que iba hacia el lugar donde yo estaba.
Fiscal Abel Córdoba: ¿Qué supo sobre Giordano?
Leo en el diario en Buenos Aires a mediados de abril que él y la chica, su novia, y dos personas más habían sido abatidos en las cercanías de Cerri. Fue una versión fraguada por completo.
Fiscal Abel Córdoba ¿Le quedaron secuelas por lo que le tocó vivir?
No, tengo alguna cicatriz en los brazos.
Fiscal Abel Córdoba ¿Y luego de su liberación?
No.
Abogada querellante Mónica Fernández Avello: En los días que estuvo secuestrado ¿sufrió por su condición de judío?
Sufría una agresión extra en lo verbal.
Abogada querellante Mónica Fernández Avello: ¿Las mujeres que escuchó o vio en ese lugar fueron víctimas de abuso sexual?
No lo podría asegurar, no lo presencié.
Abogado querellante Walter Larrea ¿Se hicieron gestiones por su liberación?
A mis padres los visitó un subteniente que iba a sacarle datos. No recuerdo el nombre.
Mi madre presentó el 22 de diciembre un habeas corpus ante el juzgado de Madueño y fue rechazado. Varios padres fueron encontrándose en los lugares de búsqueda, se fueron dando cuenta que no era individual el problema, donde se secuestró a miembros de la Industrial sin una vinculación clara entre nosotros. Varios padres empezaron a buscar en diversos lugares de la ciudad. Mis padres realizaron una entrevista ante el intendente, se comprometió a conseguir alguna audiencia con personal del V Cuerpo de Ejército, se realizó sin resultado.
Uno de los padres tenía vinculación con la marina y se entrevistó con el jefe de la marina, con Fracassi. Fueron tres padres y uno era el mío. Le contaron la experiencia que estaban viviendo las familias. Contestó que en el país se estaba luchando la tercera guerra mundial y que no había que preocuparse porque éramos perejiles. Con los medios de prensa, con La Nueva Provincia y las radios, mi papá se entrevistó con el corresponsal del diario La Nación y no obtuvieron respuesta. Además mis padres hablaron con el círculo de ajedrez y no hubo apoyo. También tratativas con el arzobispado, se entrevistaron dos veces con monseñor Mayer. En la primera este hombre dijo que se iba a ocupar y en la segunda trató de eludir respuestas y entró a dar versiones equívocas, mencionó el tema de drogas, dijo que probablemente se trate quizás por el tráfico de estupefacientes. Eso recuerdo que contaron mis padres.
Abogado querellante Walter Larrea ¿El director del colegio hizo alguna gestión?
No hubo respuesta.
Abogado querellante Walter Larrea: ¿Participaba en política?
Soy comunista. Lo era en esa época, pero no luché en ninguna tercera guerra.
Juez Jorge Ferro ¿Cuándo lo detienen le imputan algún cargo?
Me mencionan el atentado a la Ford, no es formal. Me piden información.
Juez Martín Bava Usted dice que es liberado, ¿y las demás personas?
Los dejaron en otro lugar, esto me enteré después.
Juez Jorge Ferro ¿Cuando regresa al colegio dialoga con el director?
Yo ya había terminado, me faltaba la tesis. Me liberan, me voy a Buenos Aires. Presento la tesis en marzo y luego me voy de la ciudad.
Guillermo Pedro Gallardo
52 años, artesano relojero, viudo, dos hijas.
Fiscal Abel Córdoba: ¿En el 76 dónde estudiaba?
En la ENET 1, vivía en el mismo lugar que ahora. Padre, madres y dos hermanos mayores conformaban mi familia.
El día 4 de enero era el cumpleaños de mi hermana mayor, entonces estabamos reunidos en la casa de ella que estaba aproximadamente a 100 metros de casa. Estaba toda la familia reunida, compartíamos la vivienda con mis abuelos que se habían quedado en el domicilio. En medio del cumpleaños aparece mi abuelo muy nervioso y veo que la reunión se torna muy silenciosa y con un cambio brusco de caras.
Todos tenían conocimiento de lo que estaba sucediendo, yo también porque habían secuestrado algunos compañeros. Mi abuelo dice que habían entrado personas con armas y a cara tapada que preguntaban por mí. Al saber esto mi padre lo habla conmigo, mis dos cuñados presentes, y decidimos presentarnos en la comisaría Primera, de calle Berutti. Como no tenía los documentos volvimos a Thompson 760. Al llegar vemos salir hombres de los árboles, de autos estacionados. Agarran a mi padre y lo ponen contra la pared con un arma en la cabeza.
Me ponen un arma en la cabeza y me mandan al asiento de atrás. Que no levante la cabeza porque era boleta. Tenía la tranquilidad de que no había hecho nada, en el ambiente de la ciudad se escuchaba que el que no andaba en nada no le pasaba nada.
Thompson, San Juan, Alem, Florida, me fue fácil identificar el camino, siguieron en forma recta y doblaron hacia la izquierda. Me hicieron bajar, me obligaron a cerrar los ojos y me vendaron. Tenía árboles y algún que otro pájaro. Eso fue todo lo que viví en el secuestro.
De ahí en más serían otras cosas vividas dentro.
Fiscal Abel Córdoba: En relación al secuestro, ¿recuerda el año?.
El 4 de enero de 1977.
Fiscal Abel Córdoba: ¿Qué conocía sobre los secuestros de sus compañeros?
Conocía el de mi íntimo amigo Mengatto, conocía el de mi primo Gustavo López, el de Roth, Lebed, Iglesias, y Bambozzi y nada más.
Fiscal Abel Córdoba: ¿Había algún factor en común más allá de la pertenencia al mismo colegio?
Compartíamos el tiempo de la escuela y nada más que eso.
Fiscal Abel Córdoba: ¿Fue atado durante el traslado al centro clandestino de detención?
Me parece que no hicieron a tiempo, me ataron y me vendaron cuando llegué.
Fiscal Abel Córdoba: ¿Cómo siguieron los hechos?
De ahí me hicieron caminar, me llevaban a los empujones, entré a un lugar cubierto. Me hacen sentar, hay una persona frente a mí y me empieza a hacer preguntas. Cuál era mi nombre, le di el documento, me preguntó si iba a hacer la guerra. Le dije 'Qué guerra'. 'Vos te creés que te trajimos por lindo', fue la respuesta. Insistí con 'Qué guerra'. Me hizo parar y me llevaron a los empujones a otra sala.
Sentía personas que se quejaban. Me tiraron contra un rincón. Me dijeron que no hable porque era boleta. Ya estaba vendado y atado. Me quedé tirado en el piso, dos horas... y siento que había personas que pedían para orinar, entonces se les acercaba una lata, orinaban y después le retiraban la lata y lo dejaban en la misma posición.
Pedí orinar varias veces, no había forma que me trajera la lata. En un momento me dice 'Paráte'. Me paré, me pega en el estómago y me baja las vendas. Llama a los demás y me dan una golpiza, uno tenía un arma y me daba culatazos en la cabeza. Creí que en ese momento me iban a matar.
Me llevaron al aire libre, me di cuenta que me querían entrar en otra sala porque me resistí hasta que me quedé sin fuerzas. Seguían golpeándome y cuando no di más pedía que me maten. Uno de ellos me dijo 'Vamos a divertirnos un ratito antes'.
Me esposan a una cama con flejes de hierro, yo ya no tenía más fuerza y me terminan de poner otras esposas en las piernas. No tenía más posibilidades de defenderme. 'Qué les parece si hacemos una ruleta rusa'. Pusieron una balita sola, comenzaron a gatillar mientras hacían apuestas con mi cabeza, luego en mi boca, después en mi corazón y después en las partes íntimas. Realmente sentía el caño frío y era la muerte en cada una de las gatilladas.
Era verano, era un lugar con árboles y se sentía el viento en el pasto. Había insectos que se me pegaban a las heridas. Estuve hasta el mediodía en esa condición. No sentía las piernas, ni los brazos.
Al mediodía traen comida, yo no podía ni abrir la boca. No sé cuántas horas más estuve en esa situación. Debo haber pasado por lo menos dos días así.
En un momento viene un guardia, me saca las esposas y me obligan a comer. Me dicen que esa era la parrilla y que después me iban a aplicar la picana eléctrica.
Comencé a sentir lo que era la picana. Primero me pasaron una esponja mojada y era picar donde creían conveniente y hacer preguntas como a quién conocía, cómo iba a hacer la guerra y qué otros chicos conocía del industrial. Tenía que nombrar dos como mínimo si no, no paraban.
No sé en qué momento empecé a sentir cosas raras. Respondía todo lo que preguntaba. Me hacían preguntas personales que después usaban las respuestas para torturarme psicológicamente.
Cuando pasó, empecé a entender que había pasado. Me había metido un suero que me llegó a lugares de mezclar la realidad con los sueños, no sabía si estaba vivo o muerto.
Pasé a sala común, dónde estaba la mayoría de las personas. Estuve unos días tirado ahí. Escuchaba la voz de mi amigo Mengatto. Después me ponen arriba de la cucheta de él y en alguna medida comenzamos a ayudarnos. Una de las formas era que él me guardaba pan debajo de la almohada y cuando podía me la pasaba con su pierna.
Así fue hasta que todos los días nos decían que nos largaban y no era así. Un día nos largaron juntos, creo que éramos cuatro los que estábamos en un lugar donde se sentían cacerolas o herramientas. Primero lo dejaron a él y luego a mí, las otras dos personas no recuerdo.
Fiscal Abel Córdoba: ¿Reconoció alguna otra persona?
Sí, el profesor Villalva, Roth y Mengatto.
Fiscal Abel Córdoba: ¿Podría relatar al tribunal de qué modo afecta el estar incomunicado?
Todo era de terror, todo era nocivo y todo era dañino.
Fiscal Abel Córdoba: ¿Escuchaba la tortura de otras personas?
Escuchaba como si fuese una grabación de gritos, conversaciones, susurros, no sé si era real.
Fiscal Abel Córdoba: ¿Los guardias tenían apodos?
No los escuché. A uno le decían Laucha. Era un guardián.
Fiscal Abel Córdoba: ¿Podría describir el lugar donde estuvo?
Yo entré en una zona que había árboles que, por el sonido, era altos. El lugar era más bien bajito, no muy alto. Me daba cuenta por el rebote de las voces. Una sala era mas importante que la otra, la parrilla para mí estaba afuera.
Fiscal Abel Córdoba: ¿Dónde lo liberan?
Me costó muchísimo leer la calle porque no veía. Fueron 15 días vendados de esa forma y estaban los ojos muy lastimados. Fue en Charlone y Malvinas, eran unos yuyos en el andén de las vías.
Fiscal Abel Córdoba: ¿Había médicos?
Yo a uno le decía Médico, sé que curaban pero no sé si eran médicos. A mí me curaron la cabeza donde tenía una importante cicatriz, en las manos y los pies también tenía heridas.
Fiscal Abel Córdoba: ¿Religiosos?
Había momentos en los cuales había un silencio importante. Yo creo que era un religioso porque tenía el aroma del incienso. Él no se acercaba pero caminaba alrededor de todos. Hablaba muy bajito con los guardias. Mientras estaba la persona no había golpes.
Fiscal Abel Córdoba: ¿Cómo fue el momento en que se reencuentra con su familia?
Serían aproximadamente las dos de la mañana, voy caminando porque no tenía dinero ni para un colectivo ni un taxi. Sentía necesidad de caminar, ver, moverme, tener libertad. Llegué y mi padre me pregunta quién es, le dije 'Guillermo' y de ahí en más comienza una vida nueva para mí.
Fiscal Abel Córdoba: ¿Luego se enteró de las gestiones realizadas por su familia?
Ellos sí hacían gestiones, no tenían nadie importante pero había un grupo de padres que tenía contacto con personal militar, eclesiástico y a través de ellos les llegaba información, por supuesto no era del todo cierta.
Yo llegué con aproximadamente 17 kilos menos, con el cuerpo todo lleno de heridas, tal es así que no me podía sacar mi calzoncillo porque se había pegado a mi propia piel de los latigazos y golpes, con parte de mi piel sin sensibilidad y después heridas leves.
Fiscal Abel Córdoba: ¿Qué secuelas o consecuencias arrastró de esa experiencia?
Creo que uno no olvida, pero sí tiene que perdonar porque si no no puede vivir con eso adentro. Las secuelas son constantes y hay que tratar de curarlas. Cualquier hecho de violencia o situación de agravio, de alguna forma me lleva a lo vivido.
Tenía apenas 18 años.
Dejé esa escuela realmente por temor. Estudié en otra secundaria.
Abogada querellante Mónica Fernández Avello: ¿Por qué creía que era detenido?
El hilo conductor era el miedo señora, el miedo estaba implantado porque nadie ponía la verdad. Todos se escondían, entonces ¿qué podíamos hacer nosotros? Más que tener miedo, no. Ahí (en la escuela) fue donde empezaron a secuestrar a mis amigos y a mí mismo.
Juez José Mario Triputti: ¿Pudo haber salido información desde el colegio?
No lo sé. Yo no lo puedo asegurar pero nadie puede decir que no pudo ser. De algún lado salió la información.
Juez José Mario Triputti: ¿Una vez que fue liberado la dirección tomo contacto con usted?
No, no. Es más yo no quería saber nada. Si querían preguntarme yo iba para el otro lado.
Yo estaba en tercer año.
Abogada querellante Mónica Fernández Avello: ¿Tenía temor de los directivos de la escuela?
No.
Abogada querellante Mónica Fernández Avello: ¿El tiempo que estuvo en La Escuelita escuchó voces de mujeres?
Sí. Escuché hablar a una mujer que estaba a unos metros de donde estaba yo tirado, ella hablaba y tenía una cierta afinidad con un guardia solamente, conversaban en voz baja pero yo sentía.
Abogada querellante Mónica Fernández Avello: ¿Por la tonada reconoció gente de afuera?
No, lo que sí me acuerdo que una vez entró una persona joven que gritó 'La patria socialista'... y no lo escuche más.
Juez Jorge Ferro: ¿Usted a que atribuye su detención?
No sé, quiero que alguien me lo diga. Me lo pregunto constantemente. No tengo respuesta. No tenía militancia ni antes ni ahora. Creo que se debió a un error.
Vine acá para que no pase nunca más. Por las sucesivas generaciones.
Ricardo Mengatto
52 años, casado, tres hijos, se dedica a la construcción.
Pensé que la costumbre... pero cada vez es más difícil declarar.
Fiscal Abel Córdoba: ¿En qué lugar estudiaba?
En el Industrial Cipoletti, estaba en 5º año. Vivía en Luiggi 650 con mis padres y mis dos hermanos.
Fui secuestrado el 20 de diciembre de 1976 hasta el 20 de enero de 1977.
Del secuestro de mis compañeros me enteré en ese lugar, estaba ajeno a lo que estaba pasando.
Fiscal Abel Córdoba: ¿Podría relatar al tribunal los hechos?
Ya van como seis o siete veces que lo relato, pero bueno. Eran como las dos y media de la noche, tocan timbre donde vivía con mis padres y hermanos y salí. Se manifestó como un grupo comando, me encañonan contra la pared, entran a todas las habitaciones, nos encañonan, me visten con la ropa que tenía al pie de la cama, me llevan hasta un auto que estaba en la calle y según me contaron mis padres, los encerraron y le dijeron que ni se les ocurra ir a la policía.
Me tiraron en el piso de atrás del coche, en el trayecto fueron unos 20 minutos o media hora, me iban apuntando con un arma en el estómago y me preguntaban por nombres de compañeros de la escuela. Eran compañeros de otros cursos y algunos de los nombres los conocía porque jugábamos juntos al handball. Me preguntaban dónde tenía armas, siguió hasta que pararon en un lugar donde se detuvo un buen rato.
Nos pasaron a una especie de cuarto, se escuchaba más gente alrededor de uno, nos sacan lo que teníamos, nos vendan y atan. Nos toman los datos y nos tiran en una especia de hall donde se escuchaba que había más gente.
Fiscal Abel Córdoba: ¿Usted reconoció a otras personas?
Por la voz nos fuimos reconociendo con el correr de los días, eran compañeros de la escuela.
En esas condiciones estuve unos doce o trece días sin ser interrogado. Uno escuchaba torturas, gritos, era todo incertidumbre. El decimotercer día o el 14 me sacan de esa habitación y me llevan a un interrogatorio. La sensación es que salíamos a un patio e ingresábamos a otra habitación donde nos interrogaban. Sentía que era estar ante una mesa chica, nos interrogaba una persona grande con voz ronca. La primera pregunta que me hace es por un atentado contra la Ford, dónde están las armas, quiénes estaban. Cuando escucho eso, no sabía nada. Si decía que sí, estaba muerto. Si decía que no, no me iban a creer. Le dije '¿Usted me está cargando? Comencé a recibir torturas de los dos que tenía al lado, caí al piso, me levantaron y de vuelta interrogatorio.
Mantuve la misma postura porque no sabía de qué estaban hablando hasta que me llevaron a la otra habitación. Pasaron un par de días y de vuelta al interrogatorio, esta vez con picana eléctrica en el cuerpo.
Me habían encontrado hablando con un compañero y de ahí me llevaron para preguntarme de dónde lo conocía. Picana eléctrica en todo el sector izquierdo del cuerpo. La sensación... uno todavía recuerda el olor del cuerpo quemándose y es muy difícil de describir.
Me llevan a la otra habitación. Después pasaron otros dos o tres días, mientras uno escuchaba generalmente de tarde el tema de las torturas. Me llevan a otro interrogatorio con la misma tesitura, eso fue a los 17 o 18 días, en tres oportunidades me interrogaron y después nunca más.
Transcurrían los días con la incertidumbre de no saber qué hacíamos ahí.
Me llevan a un patio al aire libre, había una mesita y uno me pidió que leyera lo que había declarado y que lo firmara. Traté de leer, después de tantos días con venda uno ve borroso, por supuesto que firmé y lo que se me ocurrió fue si por favor no me podía dar una copia de la declaración. Recuerdo que quien me interrogaba.... (Se quiebra) me dijo que me quedara tranquilo que de ahí me iba por la puerta grande. Me llevaron nuevamente a la habitación donde estaba.
A la segunda declaración lo pasan a una habitación con cuchetas y piso de madera y las manos atadas adelante, era otro tipo de movilidad.
Los días son eternos, trataba de llevar el control por las comidas, que las traían en ese clásico cilindro de acero, cosa que me hizo recordar cuando al año me tocó el servicio militar por 18 meses.
Fiscal Abel Córdoba: ¿Durante ese tiempo qué modo de resistir tenía?
Es un subsistir, uno se va acostumbrando. Con el correr de los días pienso que se dieron cuenta quiénes tenían algo que ver y quiénes no lo tenían. Una vez se acercó un guardia y me dijo 'Pibe quedáte tranquilo que esta noche te largan'. Me incorporé y no sé si no quería abrazarlo.
En una oportunidad escuché una voz de mujer con la que uno de los guardias estaba charlando, en tono muy amigable, se ve que hacía mucho que estaba. Esta chica le preguntaba al guardia por qué había voces de tantos chicos y el guardia le dijo 'Sí, hay muchos pibes pero estos son todos perejiles'.
Fiscal Abel Córdoba: ¿Recuerda cómo se llamaban entre ellos?
El ronco que era uno de los más buenos, otro no tan bueno que le decían el Laucha. Eran todos sobrenombres.
No percibí que hubiera médicos.
Fiscal Abel Córdoba: ¿Podría relatar cómo fue momento de la liberación?
Esa noche que el guardia me relató que me iban a liberar. Me subieron a un vehículo, me sentaron en uno de los buches y frente mío había un guardia. Nos sueltan también con un compañero que le tocó vivir lo mismo que a mí. Nos soltaron en esa noche a los dos. El vehículo transitó media hora, me tiran en un descampado, un baldío con un yuyal muy alto. Me dijeron que me quede quieto hasta que no escuche el vehículo y que me desatara como pueda. No me animaba a levantarme. Me saco las vendas, quiero mirar y no veo. Eran todas penumbras, empecé a caminar con miedo a que me lleven de vuelta, iba tambalenado, perdí ocho kilos y estaba muy débil.
Como no conozco el lugar, leí la primera chapa y vi que era calle Inglaterra. Empecé a caminar y toqué timbre en la primera casa donde había luz, en ese momento se sabía lo que estaba pasando y la gente no atinaba a contestar. El dueño de la casa me dice 'Qué te pasa pibe' y le pedí ayuda porque estaba perdido. Le dije la dirección y me dijo que me había perdido lindo, estaba en la otra punta de la ciudad. Me indicó desde la ventana cómo llegar al Hospital Municipal. Iba tomando aire porque no podía creer, en el transcurso de esas cuadras veo que gente que estaba tomando mate en la vereda y se metía para dentro. Era yo que estaba barbudo, sucio de treinta días y con ropa de otra.
No pude hablar por teléfono, caminando no llegaba, no creía que me vayan a llevar con ese aspecto en un taxi. Le dije al más joven de la fila de taxis que no tenía plata... que si él me podía llevar le pagaban cuando llegásemos. Me dijo 'Subite que te voy a llevar'. Cuando llega el taxi a mi casa... estaba mi padre.... esperando como todas las noches.... nos hundimos en un abrazo, el taxista miraba y no preguntó nada, entendería qué pasaba, mi padre le pagó y de vuelta en casa. De eso 34 años.
34 años que yo digo que no sé si es peor lo posterior que los 30 días vividos ahí. Como en cada caso que toca volver a contar lo mismo, es un dolor que no termina. Y que bueno, con el correr de los años voy entendiendo pero nunca voy a entender por qué le tocó a uno. En esto parece que había dos bandos... ¿Por qué nosotros? ¿Por qué nos tocó si teníamos 17 años? Yo nunca milité en nada. Uno busca en la cabeza qué había hecho para recibir eso y no... es lo que le tocó a uno.
Éramos 14 chicos del mismo colegio, fue un caso muy conocido en la ciudad. Los padres empezaron a preguntar qué había pasado con nosotros.
A mí me liberaron con Guillermo Gallardo.
Fiscal Abel Córdoba: ¿Tuvo que hacer el servicio militar?
Me faltaba un año para recibirme, realmente no tenía ganas de hacerlo, no quería pisar más la escuela. Mi familia y mis amigos me ayudaron. Y después me tocó al tiempo el servicio militar que se había alargado, tuve como destino Bahía Blanca. Cuando me presento, me recibe el jefe y me dijo que no podía hacer el servicio en esa dependencia porque era montonero.
Le dije que no me podía decir eso porque saben muy bien lo que me hicieron. Me echó a esperar nuevo destino. Me mandaron a Las Lajas.
Fiscal Abel Córdoba: ¿Conoce las gestiones realizadas por el grupo de padres?
Se juntaron varios padres y han tramitado habeas corpus, en su momento monseñor Mayer, al Comando, Mayer les dijo que si los habían llevado por algo era o seguro que andábamos en algo.
La primera vez que me tocó declarar fue en el juicio a las juntas.
Fue similar a ésta, con los recuerdos más frescos y muy imponente en cuanto a las formas. Y con mucho miedo también, la citación llegó por un policía a mi domicilio, me mandaban día hora y pasaje para prestar declaración. En un principio no quería, consulté a mi abogado y me dijo que no me podía negar. Uno no deja de ir con miedo, sabiendo el tren, la hora, todo, yo recién tenía a mi hija la más chiquita... Mi esposa y mi hija fueron a despedirme. El juicio es similar a todos los demás.
Fiscal Abel Córdoba: ¿Tiene algún aspecto positivo venir a declarar?
En lo personal no... No. Porque revivir esto cada seis o siete años que uno le toca declarar es como que cuando empieza a aflojar el dolor, vuelta lo mismo. Me acuerdo que en la anterior ocasión le pregunté al tribunal si esto iba a servir de algo, a mí de qué me sirve, porque si hubo dos bandos... Si los treinta días fueron difíciles, lo posterior... Algunos no te reconocen por el apellido sino como el que llevaron, eso es una mochila muy grande que no te sacás nunca. ¿Qué arma tiene uno que está en el medio? Ustedes las armas son los papeles, juntar datos, los militares tenían las armas. ¿Nosotros que armas tenemos? Es una cruz.
Abogado querellante Walter Larrea: ¿Recuerdo otros compañeros que estuvieran detenidos?
Bambozzi, Lebed, Roth, Iglesias, Petersen, Voitzuk y el ingeniero Villalba, profesor del Industrial. Fueron todos liberados.
Abogado querellante Walter Larrea: ¿Conocía a Giordano?
Lo conocí en el colegio pero no estaba dentro del grupo de alumnos. No sé si estuvo o compartió el mismo tiempo. Tengo entendido que militaba en política, por eso era nombrado.
Abogado querellante Walter Larrea: ¿Supo dónde estuvo detenido?
Por referencias, no es que haya visto el lugar pero tengo grabada la distribución sin haberlo visto. Se escuchaba diariamente el pasar de un tren, era un descampado, se escuchaba el viento. Perdices. Después supe que estaba en una dependencia militar.
Abogado querellante Walter Larrea: ¿Terminó de estudiar en la ENET? ¿Por qué tenía temor?
Porque me había dado mucha bronca lo que me pasó y se lo atribuía a la escuela.
Abogado querellante Walter Larrea: ¿Cree que alguien de la escuela tiene que ver con su detención?
No, es mi gran incógnita hasta hoy. No creo que haya sido por alguna persona particular de la escuela. Sí me pasó por estudiar en esa escuela. Llevamos cien y seguramente alguno tendrá algo que ver... Me dolió muchísimo no sólo por la parte directiva sino por el conjunto, salvo por un grupo de amigos, era marcado por lo que me pasó. Con este no andes porque en algo anda. Me acuerdo que hasta el director nunca habló con nosotros y tuvo vergüenza de sus alumnos. En ese momento era el señor Arias, cosa que no sucedió con el señor Herrero que sí me apoyo. Era una cosa que no se quería hablar y prefería directamente evadirnos. Eso me pasó en la escuela, en el club, en el barrio. Por eso es muy difícil de explicar lo posterior, cómo a uno se lo margina y hay que superarlo con el carácter de cada uno, eso es lo que más duele. Ese fue otro tipo de torturas.
Abogado defensor particular Hernán Vidal: ¿Puede decir cuáles eran los dos bandos a los que hizo referencia?
Por un lado los militares y por otro los montoneros o guerrilleros.
Juez Jorge Ferro: ¿Por qué cree que lo secuestraron?
Con el correr de los años uno va haciendo una lectura de lo que paso. A mí lo que me pasó, quiénes me lo hicieron, es lo que siento internamente, me lo hicieron los militares pero por lo que hacían estos del otro bando, no sé si soy claro. Tenemos que hacer una lectura completa de lo que fue, yo entiendo hasta dónde puedo, era una guerra entre ellos pero no era la forma, pagamos un montón que no teníamos nada que ver. Y después de 34 años a qué llegamos. Porque si dijera 'Bueno es policía y lo abatieron cuando quiso defender a alguien', ellos saben en lo que se metieron, los militares si les toca una guerra... pero nosotros... hasta que no se pone un final a esto, es gotear un dolor que no termina nunca. Tampoco ocultando las cosas es la forma de llegar a esclarecerlo. Yo tengo esa visión.
Guillermo Oscar Iglesias
53 años, casado, es empleado.
En 1976 tenía 18 y vivía en Patricios 235 con mis padres, mi abuela, mi tía y mi hermana. Concurría a la ENET 1. En el 76 terminé, sería sexto año.
Fiscal Abel Córdoba: ¿Podría relatar al tribunal los detalles de su secuestro?
Sí, el día 27 de diciembre del 76 volvía del cine a la noche, tarde, y al tratar de ingresar a a mi casa me estaba esperando gente adentro, dos personas, automáticamente me atan, me ponen venda en los ojos, me meten en un coche y me llevan.
No sé por cuánto tiempo fue. Llegamos a un lugar, me bajan, me empiezan a preguntar por mi familia. Me derivaron a una sala, me tiraron en el piso atado y vendado, estuve hasta la mañana o la madrugada. Registré que había más gente en la sala, no sé en qué momento me llevan a otro lugar, me hacen desnudar, me atan de pies y manos en el elástico de la cama.
Me empiezan a interrogar preguntándome si conocía gente, algunos hechos que habían ocurrido. Fueron varias veces y volvían a repetir los golpes y picana, hasta que me sacaron de ese lugar, me hicieron vestir, creo que me vuelven a dejar en el piso y en un momento me vuelven a meter en un coche y aparezco cerca de mi casa el 29 a la tarde noche, a dos cuadras de casa.
Me dejan vendado y atado, me pude sacar las vendas y me fui a mi casa.
Fiscal Abel Córdoba: ¿Conocía el secuestro de compañeros suyos?
Unos días antes escuché algo. En el centro clandestino no vi a nadie. La primera noche escuche que había gente pero no sé quiénes eran.
Mi padre me comentó que presentó un habeas corpus pero no sabía nada. Lo mío fue salir y como antes de lo que me pasó que no tenía conocimiento ni idea ni nada, traté de reanudar lo de antes, estar con mis amigos...
Físicamente me costó un poco, las manos más que nada, pero al mes comenzó a estar todo como antes. En el momento no supe donde estuve, no pude ver, no tengo referencias. Con los años, con lo que he escuchado puede ser pero no lo puedo decir. Podría ser lo que llaman La Escuelita.
No aguanté estar en el curso... Pensé que me podía pasar lo mismo, sin comerla ni beberla. lo que me afectó fue no poder seguir los estudios como hubiera querido.
(En la escuela) Mi temor era no saber quiénes eran los que tenía al lado, no sabía si eran los que me habían llevado, si eran los que me habían torturado.
Roberto Fernardo Rufrancos
60 años, gerente de una financiera, divorciado, dos hijos.
Es cuñado de Pedro Gallardo
Fiscal Abel Córdoba: Señor Rufrancos, usted ha sido citado en relación al hecho que tuvo por víctima a Guillermo Pedro Gallardo. ¿Podría relatar lo que ha vivido?
Sí. Era un 4 de enero el cumpleaños de la hermana, estábamos en calle Pueyrredón al 500. Estábamos festejando y a la vuelta está la casa donde vivía él con sus padres, viene a avisar que lo habían venido a buscar.
Le dijimos que a otra gente la habían llevado, si no tenía nada que ver en poco tiempo lo iban a dejar libre, lo llevó el padre con el otro cuñado hasta la casa y a partir de ahí se lo llevaron en un coche.
Yo personalmente sabía dónde estaba. Creo que en La Escuelita, atrás del Batallón 181. Yo hice la conscripción ahí así que sabía más o menos el sector donde podía estar. Era al fondo cerca del club de Golf.
Llegué a ese conocimiento porque habían secuestrado a mi padre unos meses antes. Me entraron al departamento ahí en Fitz Roy 13, estuvo cuatro días secuestrado y lo liberaron. Su relato fue bastante negativo, fue torturado, picaneado, venía alguien que decía 'Gracias por los servicios prestados' y venía otro y lo castigaba.
Mi papá no tenía militancia, estuvo cuarenta y pico de años como contador en la universidad.
Yo hice la conscripción en el 69. Mi papá cerró la puerta y nunca comentó nada a favor ni en contra de nadie. Al lugar lo vi de lejos.
Mi cuñado si mal no recuerdo estuvo más de 20 días.
Fiscal Abel Córdoba: ¿Supo si se hicieron gestiones?
No sé si hicimos lo mismo que con mi papá a través del rector de la universidad que cuando le contamos que era radical, el rector se agarró la cabeza y a los dos días lo teníamos en casa.
Mi cuñado estaba muy mal, lo quisimos llevar un tiempo a Monte Hermoso para que se olvidara pero estaba hecho una piltrafa.
Mentalmente creo que lo está afectando hasta el día de hoy. Los demás no queríamos demostrarle las consecuencias pero el sí.
Abogado querellante Víctor Benamo: ¿Sabe por qué detuvieron a su padre?
Sí, en aquel momento estaba como contador de la Universidad Nacional del Sur y en una empresa de transporte, La Acción, le dieron un porcentaje por los 40 años como contador. Pensamos que la vinculación ha sido que dos personas de la universidad, idealistas, entraron como chofer a la empresa Acción. Se nos ocurrió que mi papá podría haber sido la vinculación. Cuando le dijimos al rector a los dos días lo tuvimos en casa.
Bahía Blanca, 08nov11
Corresponsales del Equipo Nizkor
This document has been published on 01Feb12 by the Equipo Nizkor and Derechos Human Rights. In accordance with Title 17 U.S.C. Section 107, this material is distributed without profit to those who have expressed a prior interest in receiving the included information for research and educational purposes. |