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04feb19
La colectividad en conflicto
La “Querella de las investiduras” enfrentó a Papas y reyes católicos del Sacro Imperio Romano Germánico entre los años 1.075 y 1.124. La causa de este desencuentro fue la provisión de beneficios y títulos eclesiásticos. La opinión pública argentina contempla con estupor el conflicto que se ha suscitado entre la Asociación Mutual Israelita Argentina (AMIA) y la Delegación de Asociaciones Israelitas Argentinas (DAIA), dos importantes instituciones que representan a una parte –sólo una parte– de la colectividad judía de nuestro país.
Lo que pudiera ser un apasionado, acalorado y aún descontrolado debate de ideas entre dos instituciones, es mucho menos que eso: un conventillo donde dos bandos disputan poder, intereses, negocios, egos. Pero una y otra tratan de salir de manera elegante del barrial en el que se involucraron por propia determinación y fueron (o son) cómplices de una maniobra (desestabilizadora en su momento), que a luces vistas era infame por donde se la mire.
El Memorándum de Entendimiento con la República de Irán, tal como mencionamos en su momento, permitía abrir una puerta cuando todas estaban cerradas. No resignaba soberanía ni encubría a nadie. Algunos prestigiosos juristas de diversos ámbitos, inclusive, calificaban este intento como un mecanismo muy interesante que transitaba por caminos inexplorados y novedosos. Sin embargo –tras un acuerdo inicial que duró solo 24 horas– el tándem DAIA –AMIA viró presuroso, gentil y alegremente –descalificando primero, impugnando después–, hacia las artimañas de integrantes del Poder Judicial para declarar ese documento como inconstitucional y de “Traición a la Patria”, para más tarde convertirse en los corifeos gentiles (y serviles) de los engaños de los gobiernos de los Estados Unidos, Israel y de sus lacayos locales en la trágica muerte del exfiscal Alberto Nisman.
Siempre estuvo claro que todo el escenario montado tenía fines electoralistas para favorecer al candidato de la derecha, Mauricio Macri, y que jamás estuvo encaminado a descubrir la verdad sobre el atentado contra la sede de AMIA en 1994. La actual administración nacional no hizo nada en esa orientación; lo que sí procuró fue potenciar el encubrimiento, tal como sucedió con lo acontecido con los exfiscales Jose Barbaccia y Eamón Mullen, en la desfinanciación de la unidad UFI- AMIA y en la remoción del extitular de la Unidad AMIA (creada en 2015 para el seguimiento de las causas del atentado a la AMIA), a cargo de Mario Cimadevilla, y que dependió directamente del Ministerio de Justicia y Derechos Humanos de la Nación. Es tal el descrédito de la actual situación que hasta la exesposa de Nisman, la actual jueza federal de San Isidro, Sandra Arroyo Salgado, desistió de la querella.
Todo conduce a que se vaya conociendo la verdad: que el memorándum fue apenas un intento, que no hubo ni encubrimiento ni traición a la patria de la administración anterior, que Nisman no hizo absolutamente nada por el esclarecimiento (pero sí, en cambio, en otras conductas “non sanctas” con su investidura) y que su infausta muerte tenía finalidades oscuras aun no explicadas, pero con fuertes vinculaciones a cuestiones electoralistas y de connivencia comprobada con las políticas exteriores de los países ya citados. Súmese a lo expresado la nota dramática: todo esto precipitó a la muerte prematura y dolorosa del excanciller Héctor Timerman, uno de los principales acusados.
Y cuando la realidad va demostrando, una a una, la falsedad de las supuestas pruebas y el barco comienza a hundirse, la riña se incrementa e inevitablemente queda expuesta ante toda la ciudadanía que comprueba, perpleja, que con pocos meses de diferencia el presidente de una de las dos “importantes” instituciones judías debe renunciar por acusaciones de acoso sexual y el otro, por desdecirse de lo que él mismo escribió el día anterior. Pero la colectividad no es sólo AMIA o DAIA. Hay otros sectores que la integramos que no nos involucramos en semejantes conductas que no la honran. Ante esta situación, que sólo involucra a una parte y no a la colectividad en su conjunto, la Federación de Entidades Culturales Judías de la Argentina / Idisher Cultur Farband (ICUF Argentina) expresa:
NO LA IMPUNIDAD
SOLIDARIDAD CON LA VICTIMAS DEL ATENTADO Y SUS FAMILIARES
POR EL ESCLARECIMIENTO TOTAL DEL ATENTADO CONTRA LA AMIA
JUICIO JUSTO A LOS RESPONSABLES DE LOS ENCUBRIMIENTOS
¡¡JUSTICIA, JUSTICIA PERSEGUIRÁS!!
Buenos Aires, 4 de Febrero de 2019
Marcelo Horestein, Presidente
Isaac Rapaport, Secretario General
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