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08abr08
Declaró Alfonsín por el crimen de un abogado radical en la dictadura
Raúl Alfonsín fue el último que vio con vida a Mario Abel Amaya. Un par de días más tarde, fue él también quien recogió su cuerpo destrozado por la tortura, organizó el velatorio y el traslado de sus restos a Trelew.
De todo eso habló ayer durante casi una hora el ex presidente ante el juez federal de Rawson, Hugo Sastre, que persigue la huella chubutense del pasado macabro de los años 70. Sastre es el magistrado que procesó el mes pasado a cinco marinos retirados por la "Masacre de Trelew" de 1972. Y también investiga, en otra causa paralela, la desaparición y muerte en 1976 de Amaya (ex diputado nacional radical), Jorge Valemberg (peronista, ex presidente del Concejo deliberante de Bahía Blanca) y Angel Bell (militante comunista) y las torturas recibidas por el ex senador radical Hipólito Solari Yrigoyen.
Sastre viajó a Buenos Aires para tomar declaración a varios militares y civiles involucrados en la masacre de 1972 (ver: "Indagatorias...") Pero aprovechó un intervalo para acercarse al departamento de Alfonsín en la avenida Santa Fe y sumar su testimonio en el otro expediente, sobre las víctimas de la dictadura.
La historia de Amaya, paradójicamente, vincula ambos hechos. Es que este abogado de Trelew, militó desde joven en el Movimiento de Renovación y Cambio, la línea interna de la UCR que lideraba Alfonsín, y empezó a hacerse conocido en el fuero local como uno de los defensores de los presos políticos que comenzaban a llenar las celdas de la cárcel de Rawson.
El 15 de agosto de 1972, cuando 19 de los presos políticos que se habían fugado del penal de Rawson fueron detenidos en el aeropuerto de Trelew, Amaya estaba casualmente en la terminal despidiendo a una dirigente del gremio docente que volaba a Buenos Aires. Acompañó a los detenidos, como garante, hasta la base Almirante Zar, pero no pudo ingresar allí con quienes luego serían fusilados. A Amaya lo trasladaron a Buenos Aires y lo confinaron a la cárcel de Devoto. Su liberación, tres meses más tarde, fue posible por la presión de la Asamblea Popular de Trelew y las incansables gestiones de su abogado, Solari Yrigoyen.
Al año siguiente, en las elecciones que llevaron al gobierno a Héctor Cámpora, Amaya fue electo diputado y Solari Yrigoyen senador. Ambos se distinguían por defender los derechos civiles y las causas populares. No tardaron en aparecer en las listas negras de la Triple A. El senador soportó dos atentados de ese grupo parapolicial y salvó su vida de milagro.
Ya en la dictadura, el 17 de agosto de 1976, Amaya fue secuestrado en Trelew y, después de varios traslados, llegó el 11 de setiembre a Rawson junto a otros prisioneros, entre los que estaba su viejo abogado y correligionario. Las torturas comenzaron al descender del avión y continuaron en la cárcel. Según contó Solari Yrigoyen, la última vez que lo vio, en el baño de la prisión, "tenía la cabeza partida, estaba morado por los golpes y hablaba con dificultad". Hasta le habían quitado el inhalador y los medicamentos con los que combatía su asma.
Moribundo, lo trasladaron al hospital de la cárcel de Devoto, donde lo visitó Alfonsín. Murió unos días después, el 19 de octubre. Tenía 41 años. El ex presidente organizó un velatorio casi clandestino en Mataderos y y acompañó sus restos a Trelew, donde fue enterrado.
Indagatorias por la masacre en la base Zar
Durante más de cinco horas, el juez Hugo Sastre le tomó ayer declaración indagatoria al capitán de navío retirado Jorge Enrique Bautista, que en 1972 fue enviado por la Armada a Chubut para instruir el sumario militar tras la masacre de Trelew.
Según varios testimonios, Bautista le indicaba a los marinos involucrados lo que debían declarar para ir construyendo la "historia oficial" que explicaba el fusilamiento de 19 prisioneros como la reacción ante un intento de fuga. Por eso, se lo imputa por encubrimiento y por ser partícipe secundario de la masacre.
Los abogados del general retirado Eduardo Betti, que también debía declarar ayer, presentaron un escrito alegando su imposibilidad de hacerlo por razones de salud. El juez le enviará una comisión médica para que verifique si eso es cierto.
Hoy, Sastre tomará declaración indagatoria a dos detenidos en esta causa que permanecen en arresto domiciliario. Se trata de Eduardo Aguirre Obarrio, ministro de Defensa del gobierno de Alejandro Lanusse, cuando se produjo la masacre y al secretario de aquella Junta Militar, el brigadier mayor Ezequiel Martínez.
El miércoles, Sastre visitará la cárcel de Marcos Paz, donde indagará a cuatro marinos detenidos en ese penal junto a ex represores de la dictadura.
[Fuente: Clarin, Bs As, Arg, 08abr08]
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