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21jul05


Segunda Proclama de Salamá


Reunidos en el Municipio de Salamá, Olancho, a los veintiún días de julio de dos mil cinco, hondureños y hondureñas preocupados por el desmejoramiento progresivo de nuestros recursos naturales, sometidos a la irresponsable actitud de malos hondureños que apuestan solamente por su presente material, sin importarles la producción natural de agua, oxígeno y vida silvestre a la que tiene derecho la generación de relevo, y ante la negligencia de las autoridades estatales, proclamamos:

Preámbulo.

I. Siendo los recursos naturales, y entre ellos los bosques, principales generadores de agua y oxígeno, garantías de la perpetuidad de la vida humana y de miles de especies animales macro y micro orgánicas que nos proporcionan equilibrio ecológico, reconocemos en el trabajo de protección, defensa y regeneración de la cubierta forestal, un deber ineludible de todo habitante del mundo consciente del carácter estratégico de la vida, como el más elemental derecho humano.

II. Habiendo reconocido la importancia vital de todos los recursos naturales y de quienes habitan en su entorno o proximidad, surge como obligación del Estado, a través de las instituciones previstas al efecto, definir y ejecutar políticas que coloquen por encima de las necesidades consumistas siempre insatisfechas de los explotadores de los bosques, los intereses de los hondureñas y hondureños que aspiramos a disfrutar un ambiente sano, con ecosistemas equilibrados que contribuyan a desarrollar calidad de vida, climas y microclimas agradables, paisajes y fuentes de agua seguros.

III. Al tiempo que reconocemos el carácter insustituible de los bosques, y de los recursos naturales en general para mantener las cadenas de vida, también reconocemos su importancia como fuente generadora de riqueza económica; por tanto, compartimos el principio de aprovechamiento racional que asegure la preservación y regeneración de la foresta, respetando los distintos ecosistemas que le dan soporte y, principalmente, las fuentes de agua, que son un patrimonio de la humanidad.

IV. Incluso convencidos de la afirmación universal que los recursos naturales deben ser aprovechados en su tiempo, sostenemos que no es éticamente justificado si los beneficios de ese aprovechamiento racional pasan lejos de las comunidades a las que naturalmente pertenece el bosque, y que es ofensivo contra la dignidad humana que las poblaciones asentadas en medio de la riqueza natural vivan sumidas en la total miseria, viendo solamente cómo sus pinos, cedros, caobas y otras especies maderables desaparecen de los alrededores para enriquecer a extraños indolentes que abren fuentes temporales de trabajo, pagan sobornos coyunturales a funcionarios públicos y líderes locales, pero dejan atrás la tierra arrasada, sin nacientes de agua ni protección natural contra incendios, derrumbes y deslizamientos... dejan la ley convertida en letra muerta y a la comunidad hecha un hervidero de rencores, rivalidades y tristezas.

V. La desaparición vertiginosa de las fuentes de agua sobre la corteza terrestre, los cambios bruscos en las temperaturas que afectan las cosechas y el curso errático de las lluvias que obligan a la emigración, han despertado de su letargo a las pasivas comunidades que hoy se muestran dispuestas a defender con firmeza los recursos naturales que aún quedan en pie, aunque esa determinación signifique enfrentamiento colectivo a las empresas madereras, a sus testaferros e intermediarios, inclusive a las autoridades locales que actúan como tramitadores de oficio de sus bastardos intereses. Y ya no importa cuánto poder puedan ejercer para intimidar o embelezar a la prensa, o para corromper a funcionarios del nivel central, amenazar o asesinar líderes comunitarios, lo que importa ahora es que nada será hecho sin consenso ni compromiso; el poder del pueblo no es solamente local, su poder es universal, en tanto la pequeña parte de las disputas importa a todo el resto del planeta.

Por tanto, demandamos:

PRIMERO: Que se ordene el cese inmediato de los cortes de madera en el Departamento de Olancho, independientemente de que estén legalizados o no, en tanto no se logre un acuerdo integral con las comunidades y el Movimiento Ambientalista de Olancho, que avance hacia una política de aprovechamiento justo, racional y participativo, que siente las bases del desarrollo sostenido de las comunidades y que reconozca como mandato el respeto por el medio ambiente.

SEGUNDO: Congruente con lo anterior, que el Congreso Nacional decrete una veda en todas las micro cuencas del Departamento de Olancho, declaradas o no como tales por el Estado, incluyendo obviamente las cuencas altas y medias desde su nacimiento y en todo su recorrido.

TERCERO: Que el Congreso Nacional retome las recomendaciones que hizo en el año 2000 la Comisión Especial nombrada por dicho poder del Estado, para abordar la problemática que aún hoy se mantiene con relación a los bosques, en los municipios de Salamá, El Rosario, La Unión, Jano, Guata, Esquipulas del Norte, Mangulile y Yocón, en el norte del Departamento de Olancho.

CUARTO: Finalmente, ratificamos las demandas expresadas en la Primera Proclama de Salamá, firmada el dieciséis de febrero de dos mil dos, en el municipio de Salamá Olancho; en tal sentido, llamamos nuevamente a los diputados olanchanos a que asuman el compromiso de impulsar en la Cámara Legislativa todas las iniciativas de ley que sean requeridas para concretizar los anhelos del pueblo de este Departamento, expresados en la Primera y en ésta Segunda Proclama de Salamá.

La Historia nos ha de juzgar a todos y será implacable con aquellos que rehuyan el compromiso patriótico de defender lo que nos queda de recursos naturales.

Salamá Olancho, 21 de julio de 2005

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small logoEste documento ha sido publicado el 24jul05 por el Equipo Nizkor y Derechos Human Rights