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11sep06


El Gobierno elude afrontar con responsabilidad la crisis en los servicios de salud.


Ante la crisis que afronta el sistema hospitalario nacional, especialmente por el peligro que su continuidad y agudización representa para la vida, la integridad física y la salud de las personas que a diario requieren ser atendidas sin dilación en salas especializadas, servicios de emergencia, quirófanos y clínicas de consulta externa, la Fundación Myrna Mack manifiesta:

  • 1. Una total censura a la actitud asumida por las autoridades y funcionarios del Gobierno Central, particularmente del Ministerio de Salud Pública, porque a varios meses de haberse declarado esta crisis siguen actuando con negligencia, indiferencia y falta de voluntad política. En lugar de buscar una salida viable y expedita a esta situación, las autoridades están cayendo en el juego de ver conspiraciones en toda demanda social o política que implica críticas a su gestión. Todo indica que los altos funcionarios del Organismo Ejecutivo se niegan a reconocer el colapso que afecta al sistema hospitalario y no han actuado con la prontitud requerida para superarlo.

  • 2. La crisis del sistema de salud no es un problema nuevo. Se ha configurado a lo largo de varias décadas y tiene sus raíces hundidas en la injusticia social, la recurrente falta de inversión social y en la negación de los más básicos derechos económicos y sociales de la población, en particular aquélla que presenta una mayor vulnerabilidad por pertenecer a segmentos sociales que históricamente han sufrido miseria, pobreza extrema, marginación y exclusión de todo tipo.

  • 3. Es condenable la actitud de los dirigentes de los partidos políticos, especialmente de los aspirantes a la Presidencia de la República y los diputados, porque no han hecho aporte alguno para buscar solución a éste y otros problemas. Resulta patético observar cómo los dirigentes políticos del país se preocupan más por aventajarse electoralmente los unos a los otros, y dejan de lado su responsabilidad en el tratamiento y discusión de los problemas que por tantos años han afectado profundamente a la población. Con esas actuaciones, tanto los dirigentes políticos como los altos funcionarios del Estado, han transferido a otros líderes y grupos sociales –entre ellos algunos obispos- la responsabilidad de intervenir en el abordaje de los problemas nacionales.

    4. La crisis hospitalaria es tan sólo una muestra de las deficiencias que caracterizan a la red de servicios de salud en Guatemala. Hay otras estructuras que, al igual que los hospitales, afrontan problemas de falta de personal, presupuesto, equipo e insumos; y su inoperancia golpea también con mucha fuerza a los segmentos sociales vulnerables. Dado que el problema abarca a los servicios de salud en general, el Presidente y el Vicepresidente de la República, particularmente el nuevo Ministro de Salud, están obligados a desarrollar sin demora un programa de reestructuración asistencial y administrativa, que conduzca a la red hospitalaria nacional y a otras estructuras del sector a operar con eficiencia. Es preciso fortalecer al Ministerio como el ente rector del sector salud y erradicar las presiones internas y externas que constantemente socavan esa posición.

  • 5. La reestructuración debe incluir mecanismos de depuración. Se debe impulsar la destitución inmediata de funcionarios que han medrado con este servicio, han despilfarrado los recursos asignados al sector y han mostrado ineficiencia en el desempeño de sus funciones. La corrupción campea en las estructuras de la salud pública, por lo que es impostergable desatar una lucha sólida en su contra; así como impulsar investigaciones administrativas y de orden criminal para combatir la impunidad que gozan quienes por tanto tiempo se han enriquecido con los recursos de la salud pública y han contribuido con esta conducta criminal a quebrar la columna vertebral de los servicios médicos.

  • 6. Es imperativo que los poderes Ejecutivo y Legislativo arriben a consensos para incrementar significativamente el presupuesto asignado al sector salud, a efecto de procurar recursos suficientes que ayuden a superar la crisis actual. Ante la problemática social existente, sería incongruente mantener decisiones como el continuado incremento al presupuesto del Ejército y los renglones de gastos superfluos, entre otros, cuando está claro que las necesidades más apremiantes se ubican en otros sectores como el de la salud, la educación, la justicia y la seguridad democrática. El refuerzo de la inversión social implica tener un Presupuesto Nacional mejor estructurado, introducir mejoras en la recaudación y la administración tributarias; no retrasar más la lucha contra la evasión fiscal y promover que tanto el sector económico del país como la ciudadanía en general cumplamos cabalmente con nuestras obligaciones ante el fisco.

  • 8. Finalmente, manifestamos nuestra solidaridad con el gremio médico que puso en evidencia la crisis que por tanto tiempo ha estado encubierta. Los instamos a seguir esforzándose por brindar un mejor servicio a la población, a actuar con responsabilidad y continuar develando los males que afectan la prestación de este servicio esencial. Esto debe estimular su sentido de responsabilidad y de convicción para trabajar siempre pensando en el bienestar de los pacientes. Exhortamos a otros gremios profesionales a que asuman su responsabilidad social y que con propuestas viables contribuyan a que las instituciones del Estado orienten su función hacia la búsqueda del bien común. A todos ellos recomendamos ser cautelosos, para que su aporte cívico no se vea manchado por manipulaciones sectoriales y partidistas.
Guatemala, 12 de Septiembre de 2006
Fundación Myrna Mack

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small logoEste documento ha sido publicado el 05Nov06 por el Equipo Nizkor y Derechos Human Rights