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23ago13


Cadena perpetua para el sargento estadounidense acusado de matar a 16 afganos


El sargento estadounidense, Robert Bales, que admitió ser culpable de la muerte de 16 civiles afganos en marzo de 2012, ha sido sentenciado este viernes a cadena perpetua sin libertad condicional.

Bales se declaró culpable en junio para evitar la pena de muerte, y este jueves pidió disculpas por lo ocurrido desde el banquillo de los testigos durante el juicio celebrado en la base de Lewis-McChord en el estado de Washington (costa oeste).

El jurado escuchó el terrible testimonio de nueve afganos convocados en el juicio, incluido el de Haji Mohammad Wazir, quien perdió a seis de sus siete hijos, así como a su esposa y a su madre.

Bales, de 40 años de edad y originario de Ohio, estaba en su cuarto destino en el extranjero cuando arremetió contra los civiles afganos en la provincia de Kandahar.

Los abogados del sargento alegaron que el soldado sufría de trastorno de estrés postraumático y una lesión cerebral traumática, aunque no llevaron a ningún médico como testigo. En su testimonio, Bales calificó los asesinatos como "un acto de cobardía, detrás de una máscara de miedo".

"Pienso en ello cada vez que miro a mis hijos", agregó el sargento, que confesó estar enfadado consigo mismo por la ira que descargó contra los civiles y el excesivo consumo de alcohol que tuvo esa noche.

Deliberada y metódica

Según la Fiscalía, el 11 de marzo de 2012 Bales abandonó su base militar en el sur de Afganistán, se dirigió al cercano pueblo de Balandi, donde atacó a varios civiles, regresó a la base y después fue a la aldea de Alkozai, donde acabó con la vida de otros civiles.

En total se acusa al militar estadounidense de haber asesinado a 16 civiles afganos, nueve de ellos niños, y de haberlo hecho de forma "deliberada" y "metódica", tras haber estado tomando alcohol clandestinamente con otros compañeros.

Durante las audiencias llevadas a cabo en septiembre pasado, el capitán David Godwin reconoció que estuvo tomando alcohol, que habían introducido en la base oculto en una botella de agua, junto con Bales y otro soldado la noche de los hechos mientras veían una película, antes de despedirse para ir a dormir.

Después, Bales se dirigió a la primera aldea, donde hizo disparos que causaron la muerte de varias personas, para luego regresar a la base y despertar a un compañero, a quien explicó lo que acababa de hacer. Sin embargo, el hombre a quien Bales confesó lo ocurrido, el sargento Jason McLaughlin, no le tomó en serio y no hizo nada por detener el segundo tiroteo.

[Fuente: El Mundo, Efe, Madrid, 23ago13]

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