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16sep18


"Sin bombas, no hay corbetas". Así se saltó Sánchez su tesis doctoral con Arabia Saudí


Pedro Sánchez logró estirar su tesis doctoral hasta 342 páginas rellenando como pudo una cierta descripción de cómo afrontaba España en 2012 sus relaciones económicas internacionales. El socialista buscaba trabajo en la época y rehuyó ser incisivo, así que apenas emitió opiniones. Una de las escasas que desliza -y con razón- es que en su acción exterior la Administración debe asegurar una «coordinación que debe extenderse también hacia dentro de la propia estructura del Gobierno central reforzando su unidad de acción».

Bien, pero ahora que lo preside es como si hubiera olvidado todo lo que firmó entonces, porque ha permitido lo contrario con el contrato de venta de 400 bombas de precisión a Arabia Saudí.

Con enorme descuido y descoordinación, el Gobierno ha pasado en una semana de preparar su cancelación y devolver 9,2 millones a los saudíes por la guerra de Yemen a mantenerlo para que Riad no aborte una compra de corbetas a Navantia por 1.800 millones, vitales para los astilleros públicos de Cádiz. El ridículo ha sido internacional y, entre otros daños colaterales, el ministro de Exteriores, José Borrell, ha puesto en evidencia que su homóloga de Defensa, Margarita Robles, mintió gravemente en sede parlamentaria el lunes. En su comparecencia en el Senado, Robles dijo: «Este Gobierno no tiene ninguna constancia -más allá de algunas maledicencias de algunos carentes de fundamento- de que ningún contrato que se vaya a realizar en Cádiz vaya vinculado a ningún otro contrato de ninguna categoría».

En cambio, Borrell, confesó el jueves a Onda Cero: «Arabia Saudí considera las relaciones comerciales en materia de armamento como un todo (...) como un conjunto (...) Había que cumplir con este contrato».

Hay más. El embajador de Arabia Saudí en España, Mansour Khalid A. Alfarhan Al-Saud, ha asegurado en privado estos días a interlocutores consultados por este diario que trasladó a Robles ya la semana anterior que los contratos estaban vinculados, que sin bombas no hay corbetas y que exigía una declaración pública de rectificación. Borrell puso voz al repliegue y en Defensa declinan comentar contactos con el embajador.

No sólo el ministro de Exteriores tiene clara la vinculación. En el entorno de la ex ministra de Defensa, María Dolores de Cospedal, aseguran que en la larga y difícil negociación para lograr el pedido a Navantia, los saudíes reiteraron que ellos sólo compraban armamento a países aliados y en relación de confianza. El anterior ministro Pedro Morenés, había autorizado la venta de las bombas, pero correspondía a Cospedal expedir los documentos de exportación y organizar los pagos. Ella no les dio prioridad, pero los saudíes respondieron que entonces tampoco era prioritario el contrato con Navantia. «Nos decían claramente que sin bombas, no hay corbetas», afirman en el entorno de la ex ministra. Y no porque les urgieran las bombas. De hecho, estaban disponibles en una base aérea en España desde enero y los saudíes no se molestaban en recogerlas. Su objetivo era la alianza. «Tú eres mi hermana, yo soy tu hermano», recalcaba el príncipe heredero Mohamed bin Salman a Cospedal. El saudí logró además que, dentro de su llamada Vision 2030, Navantia aceptara ceder parte de la producción a Arabia Saudí y hasta enviará cascos de corbetas para que se terminen allí.

La entonces secretaria general del PP asumió ante Rajoy la responsabilidad de forjar una alianza con Arabia Saudí -ya en intensa participación en la guerra de Yemen- para ayudar a desarrollar su industria de armamento y, para amarrar las corbetas, pidió a Felipe VI que lograra que el príncipe heredero incluyera España en su gira europea. Hubo acuerdo en abril y rúbrica en julio hasta que Robles, legítimamente escandalizada por los bombardeos en Yemen, decidió actuar, pero sin que ella ni el propio presidente parezcan haber leído la tesis del doctor Sánchez. ¿Qué pasó? «El Ministerio de Defensa debió ver algo en el contrato que le llamó la atención, pero no tengo más información», explica Borrell como si no se hablara con Robles. El ministro zanja que «no se ha visto ninguna irregularidad» en el contrato y fuentes conocedoras aseguran que sus cláusulas recogían claramente que el uso debía ser defensivo del territorio saudí y no en Yemen.

Este descontrol no debe repetirse y más si Sánchez logra estirar la legislatura como su tesis. Si llegó con tal material a 342 páginas cum laude, no hay que menospreciar su capacidad para seguir en La Moncloa.

[Fuente: Por Carlos Segovia, El Mundo, Madrid, 16sep18]

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