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14feb16


Fran Hervías, el lobo que se 'come' las ovejas negras de Ciudadanos


Fran Hervías (32 años) no lleva pajarita como el señor Lobo de Pulp Fiction. Sin embargo, es capaz de limpiar las sedes de Ciudadanos con la misma sutileza con la que el personaje de Quentin Tarantino recogía cadáveres ensangrentados. "Soy experto en solucionar problemas como decía el señor Lobo en la película. Por eso me pusieron ese apodo en el partido. Mi papel es ser el malo de la película, acabar con las ovejas negras", afirma el secretario de Organización de la formación naranja en un banco de madera de un céntrico parque de Hospitalet de Llobregat (Barcelona). Tiene el rostro apagado y la barba descuidada. No ha tenido tiempo de acicalarse. Su semana ha sido agitada. Ha tenido que expulsar al portavoz de Ciudadanos en Leganés, Jorge Pérez, por una presunta financiación ilegal de la campaña municipal, y a tres ediles en Jaén por subirse el sueldo 10.000 euros. En sólo ocho meses, ya lleva 57 víctimas. Y sigue teniendo hambre. Pretende fulminar a todos los "garbanzos podridos" que pueden cortarle el cuerpo a Albert Rivera y frenar sus aspiraciones de comerse al PP al ritmo de los escándalos de corrupción que han hecho temblar los cimientos de Génova 13.

Es diputado (cobra 4.000 euros brutos al mes), pero su trabajo principal no está en las Cortes Generales, sino en los cuarteles que ha desplegado Ciudadanos estratégicamente por los distintos puntos de España. "Me recorro el país. En ocho meses he hecho 50.000 kilómetros en mi Mazda. Ya llevo dos revisiones del coche. Voy de sede en sede, solucionando los conflictos, las luchas de poder, vigilando a los cargos. Me pasan informes, pero a mí me gusta pisar el terreno", cuenta este joven, que soñó con ser el hombre del tiempo. De hecho, tiene un máster en climatología aplicada.

Hijo de guardia civil y criado en una casa cuartel de Gerona en los años de plomo de ETA, Hervías es el hombre más temido por los ciudadanos con un pasado oscuro. Una suerte de justiciero con mano de hierro. Capaz de comunicar expulsiones con la misma frialdad con la que un segundón de recursos humanos despide un viernes de cuchillos largos. "Mi infancia no fue fácil. Tenía que ver a mi padre mirando los bajos de su coche y vivía en un ambiente de asfixia nacionalista. Tal vez eso me hizo tener la piel dura para resolver las situaciones más desagradables de Ciudadanos", recuerda Hervías.

La misión que le ha encomendado su partido es vigilar escrupulosamente a cada cargo naranja para evitar que se le vuelvan a colar en su estructura candidatos que acaben haciendo edredoning en la casa de Gran Hermano como la ex concejal de Castilleja de la Cuesta Carmen López. Una ex miss con una trayectoria torrentiana que le lanzó dardos a Albert Rivera cuando el partido decidió fulminarla tras enterarse de que pretendía pagarse sus viajes a Chicago (Estados Unidos) con dinero de las arcas municipales. Y lo hizo sin ropa en la portada de Interviú [ver foto de la derecha] y en un momento sensible, a las puertas de unas elecciones generales. El cabreo del líder de Ciudadanos, matizado en público, fue mayúsculo.

"Aquello se veía venir, pero no la detectamos a tiempo. Ahora lo tendría mucho más difícil", expresa Hervías, que se enroló en Ciudadanos en los primeros compases de la formación. Después de asistir a un acto del columnista Arcadi Espada en Gerona. Corría el 2006, año de elecciones en Cataluña, y Hervías arrancó su coche y se recorrió la comunidad autonóma para repartir propaganda del partido con una mesa de camping. Rivera, gran headhunter, supo ver su valía y le incluyó en la ejecutiva en 2010, cuando era recepcionista de un hotel de Tosa de Mar (Gerona). Un año después ya era secretario de Organización, y tras conseguir el partido nueve diputados en el Parlament en 2012 fue el elegido por Rivera para organizar la implantación de la marca Ciudadanos por toda España. Tocaba crecer, conquistar territorios, y quién mejor que un licenciado en Geografía.

"La gente se piensa que en mi carrera sólo te enseñan a ubicar ríos y países, pero aprendí a ordenar territorios, algo clave en la expansión de Ciudadanos", explica. Su trabajo fue dando sus frutos y el éxito electoral en las andaluzas de 2015 provocó un crecimiento de militantes apabullante. "Tuvimos 1.000 afiliados en cuatro días. 5.000 en un mes. Teníamos dos opciones: o cerrar el partido o abrir sus puertas con el riesgo de que se nos colasen trepas y oportunistas como nos ha pasado en algún caso. Era inevitable.Sabíamos que después de las andaluzas algunas personas se acercarían para tratar de conseguir un cargo en las municipales. Asumimos ese riesgo, pero creo que ha merecido la pena", comenta Hervías.

Las luchas de poder a la hora de conformar las distintas listas para las municipales de 2015 fueron palpables y Hervías fue la persona que trató de mediar. De poner paz en tensas reuniones ciudadanas y de vigilar que no apareciesen marcas imitadoras de Ciudadanos. Unos trabajos internos que Rivera detesta. "He tenido que apagar incendios prácticamente en toda España", explica. A los candidatos se les hizo firmar una carta ética donde se comprometían a respetar los ideales de la formación, a no tener antecedentes penales, problemas con Hacienda... Se trató de cribar a los futuros cargos, aunque lo cierto es que el partido no tenía medios suficientes para hacerlo. Y por ello contrataron a la consultora H4DM para investigar a los candidatos de las grandes localidades. Sus trapos sucios, sus corruptelas encubiertas... Unos informes exhaustivos que siempre iban a parar al despacho del secretario de Organización.

Pero las primeras ovejas negras surgirían en los pequeñas localidades tras las elecciones municipales. Concretamente en la zona del Levante. Eran los concejales de Santa Pola, Alcora, Torreblanca, Turis, Font de la Figuera y Vilamarxant (todos municipios de la Comunidad Valenciana), que contra el criterio de la dirección nacional decidieron pactar con la formación nacionalista Compromís o apoyar el Gobierno del PSPV con Compromís, todo lo contrario al ADNde Ciudadanos, que propugna la defensa de la unidad de España.

Fue entonces cuando Hervías supo que tenía que estrechar aún más el cerco. Pisar el terreno y vigilar las actuaciones de cada cargo. Y su trabajo ha tenido frutos. En sólo ocho meses desde las municipales, ya ha expulsado de la formación a 46 ediles y han dimitido 13.

-Pero, ¿por voluntad propia?

-Se les ha obligado a dimitir. En este país nadie quiere irse.

Sus 57 victimas

Salud Anguita, Víctor Manuel Santiago, Iván Tomás Martínez (Jaén); Bernardo Jiménez, Juan Machío (Málaga); Ester Ruiz, Cira de la Cruz, María del Carmen López, José María Fernández (Sevilla); Antonio Gómez (Zaragoza); Nicolás Hernández, Roberto Elices, Carmen Reyes (Tenerife); Laura Benito, Santos Mateos, Susana Martín (Barcelona); Jesús Benedicto Calahorra (Tarragona); Pedro Soriano (Albacete); Gonzalo García, Ángel Valenzuela, José Ángel Fernández. (Toledo); Silvia Álvarez (Burgos); Fernando Sánchez, María del Camino Cantón, María Belén Alonso, Ana Isabel Sánchez, María del Carmen Pastor, Ramón Fernández (León); Jesús Javier Presencio (Valladolid); Miguel Ángel Gago (Zamora); María Teresa González, Pedro Luis Hernández, María Victoria Martín, Pedro Delgado, María Pilar González, Iria Bouzas, Jorge Javier Pérez, José Felipe Garrido, Juan Manuel Martínez, María Zaida González, Sergio Luna, María del Carmen Durán (Madrid); Ignacio José Soler, Francisco José Soler (Alicante); Marcos Andrés Masó, Carlos Albert, Rosa Ana Villanueva (Castellón); Ismael José Corell, Pedro Ángel Gallén, Purificación Lluch, Eliseo Sanz, María Victoria Sanchís (Valencia); Ángela Agudo, Jorge Gómez, Ana Rosa Bravo (Cáceres); Juan Luis Lara, María Antonia San Martín (Badajoz); Nazareth Quijano (La Rioja) y María Ángeles García (Murcia).

Entre los cargos expulsados se encuentran la antes citada Carmen López; Cira de la Cruz Moreno (Sevilla), acusada de agredir al coordinador; Jesús Presencio (Valladolid), que fue expulsado por dar positivo tras triplicar el límite de alcoholemia en un control; Juan Machío Ortiz (Málaga), que en una entrevista admitió haber enchufado a un familiar, o Nazareth Quijano, que fue forzada a dimitir tras desviar 18.000 euros del partido a su cuenta.

Entre su lista de víctimas, hay algunas a las que tenía "aprecio" y otras "a las que se las veía venir", dice Hervías. Éste ha creado un departamento jurídico para armar bien cada salida de la casa de Ciudadanos. Porque los expulsados tienen derecho a recurrir y en algún caso se les ha readmitido, como ocurrió con César Zafra, que denunció a Hervías ante el comité de garantías de la formación y que ahora es portavoz de la Asamblea de Madrid. La depuración de Hervías ha sido tan efectiva que el actual portavoz de Ciudadanos en el Congreso, Juan Carlos Girauta, no tardó en apodarle señor Lobo en homenaje al mafioso interpretado por Harvey Keitel en Pulp Fiction. Su mote no tardó en implantarse en un partido muy dado a los apelativos.

Submarinos de PP y PSOE

La obsesión de Hervías con la pulcritud es tal que ha dado orden de tener controlados a sus 32.000 afiliados. Los éxitos de Ciudadanos y el carisma de Rivera han inundado su partido de personas de todo tipo. No sólo de vírgenes en política y con ganas de encarnar una segunda Transición, sino también de rebotados del PP y del PSOE ansiosos por ocupar un sillón. O frikis.

"Hemos tenido a personas a las que no se les acepta la afiliación y se han ido a otra sede con un DNI falso, pero les hemos pillado. No somos un coladero. Nos hemos encontrado de todo, gente que ha militado en varios partidos...", cuenta Hervías, que también ha interceptado a "submarinos" del PP y del PSOE. Personas enviadas por los dos grandes partidos para enterarse de los secretos de esa formación que tanta pupa les está haciendo. "Se les detectaba fácil porque eran torpes. Se afiliaban y a lo mejor a los tres días ya estaban preguntando por la estrategia electoral o trataban de desestabilizar a la formación. Les investigábamos y veíamos que eran personas con vinculaciones con el PP o el PSOE. Esto ha ocurrido, sobre todo, a nivel local", cuenta Hervías.

-¿Y de qué partidos más?

-Más o menos por igual. De Podemos ninguno. Ellos ya tienen suficientes trolls en las redes sociales.

El trabajo de Hervías es probablemente el más ingrato del partido, pero él está feliz. "Me lo pidió Albert y no me quejo. Sé que me genero muchos enemigos, pero alguien tiene que hacerlo. No estoy aquí para caer bien", comenta Hervías, que no ofrece sus servicios de limpieza al PP, un partido donde hacen falta. "Yo en casas ajenas no trabajo", sentencia el señor Lobo de Rivera.

[Fuente: Por Javier Negre, El Mundo, Madrid, 14feb16]

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