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07mar19


Un mosso cuenta que Puigdemont ignoró el aviso de violencia y que el 1-O hubo 'escudos humanos'


Manel Castellví, exjefe de la Comisaría General de Información de los Mossos d'Esquadra, ha sido el primer representante de la policía autonómica catalana que ha declarado en el juicio a los líderes del 'procés' tras las duras críticas que responsables de la Policía Nacional y la Guardia Civil han dirigido contra su actuación el 1-O. Castellví las ha rechazado todas, pero lo más relevante de su declaración ha sido su revelación de que hubo un aviso directo a Puigdemont por su parte de que podría haber violencia el día del referéndum ilegal y el expresidente de a Generalitat optó por ignorarlo. Casi al final de su declaración y a una pregunta de Vox, ha admitido que en los colegios electorales se utilizó a niños y ancianos como 'escudos humanos', aunque no fuera de forma premeditada.

El antiguo mando de los Mossos ha rechazado que ese cuerpo hiciera seguimientos o espiara a los guardias civiles durante la jornada del referéndum ilegal, tal y como ha denunciado poco antes ante el tribunal el exresponsable de la Benemérita para el 1-O, Ángel Gozalo.

"Los mossos -ha detallado Castellví- tienen obligación de trasladar las novedades que se van sucediendo. Si aparece un vehículo de Guardia Civil o Policía, igual que si aparece una ambulancia, el CECOR (centro de mando de Mossos) tiene que ser informado". Pero en lo relativo a supuestos seguimientos, su respuesta ha sido que "nunca se dio esa orden ni me consta que se hicieran". "¿Se dio la orden de consultar matrículas de vehículos camuflados de la Guardia Civil?", ha insistido el fiscal y la contestación, una vez más, ha dejado más dudas de las que ha resuelto: "Lo desconozco, que se hagan comprobaciones de matrícula puede ser, pero si sabes que son de Guardia Civil no es necesario". En cambio, según Gozalo, a la Guardia Civil le constan varias acciones de "vigilancia de los movimientos" del instituto armado por parte de unidades de los Mossos, que apostaron vehículos para tomar y emitir referencias de las "salidas y movimientos" de las unidades del instituto armado, algo que se está investigando en los juzgados de Lleida.

Buena parte del interrogatorio ha girado en torno al informe de riesgos que se presentó en una reunión del 28 de septiembre de 2017, que Castellví había encargado al área de análisis para repasar los posibles escenarios de cara al 1-O. En dicho informe se alertaba sobre una posible escalada de violencia y sobre el riesgo de que el "independentismo revolucionario" se infiltrara en las concentraciones de los colegios.

Ante el tribunal, en cambio, Castellví ha preferido echar balones fuera y ha contado que el dia 28 se previo "un llamamiento que siempre hemos considerado pacífico, de resistencia pasiva, de concentración en los colegios de personas transversales, heterogéneas, pero con un clima de no violencia. Ese es el panorama que compartimos". En esa reunión estuvieron el mayor Trapero, Carles Puigdemont, Oriol Junqueras, Joaquim Forn y otros cuatro mandos policiales y Castellví informó personalmente de que se preveía una gran movilización, con una participación muy cuantiosa. Pese a la previsión de que su carácter sería pacífico, ha admitido que "eso no quita para que cuando la fuerza vaya a actuar esa actitud pasiva se pueda transformar en activa".

Sobre el 20-S y el asedio a la Consejería de Economía, el momento en el que la Fiscalía sitúa el origen de la violencia que atribuye al 'procés' y por la que se acusa de rebelión a los dirigentes secesionistas que se sientan en el banquillo, Castellví se ha mostrado muy evasivo. Tras admitir que en ningún momento se llamó a declarar a los presidentes de la ANC y Òmnium, Jordi Sànchez y Jordi Cuixart, pese a que fueron los principales agitadores de la gran movilización que se generó ese día en torno a la Consejería, "un mar de personas" en palabras de la secretaria judicial que permaneció atrapada en su interior y que testificó el miércoles.

El fiscal Javier Zaragoza se ha interesado especialmente por el dispositivo que desplegaron los Mossos de cara al 1-O pero Castellví, de una forma muy vaga y dubitativa, apenas ha sido capaz de aportar algún detalle porque, como él mismo ha dicho, fue la comisaría quien lo organizó. A la pregunta sobre si el dispositivo era suficiente o no Castellví se ha limitado a señalar que "dentro de la orden de trabajar conjuntamente, eso se había despachado en las reuniones de coordinación". En cuanto a las cifras concretas de los efectivos desplegados, ha detallado que aproximadamente trabajaron unos 11.000 y algo, de los cuales 7.800 estaban destinadas específicamente al operativo. "¿Utilizaron la BRIMO (los antidisturbios)?", ha preguntado el fiscal y el testigo ha respondido: "La BRIMO en concreto creo que no".

En cuanto a los centros de votaciones, que los Mossos como los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado estaban obligados a cerrar por orden del Tribunal Superior de Justicia de Catalunya, Castellví ha cifrado en 239 de un total de 2.259 (la cifra con la que trabajaron los Mossos) los que no llegaron a abrir por haber sido visitados y apercibidos previamente por agentes de la policía autonómica.

La resolución de Puigdemont sobre el 1-O vs. el silencio de Forn y Junqueras

Pese a la advertencia sobre la violencia que podía desatarse, Castellví ha recordado que en esa misma reunión Puigdemont dijo que comprendía la situación pero que había un mandato del pueblo para llevar a cabo el referéndum y que había una decisión del Gobierno de hacerlo efectivo. Esta parte de la declaración es significativa porque el testigo ha dejado totalmente al margen de la decisión de seguir adelante con el referéndum a Junqueras y a Forn, que son los dos que se sientan en el banquillo, mientras que le ha adjudicado todo el protagonismo en la toma de esa decisión al entonces presidente de la Generalitat, que continúa huido en Bélgica. Cuando le han preguntado por lo dicho por Junqueras y Forn en la reunión del 28-S, se ha limitado a decir que no lo recordaba en el mismo tono titubeante con el que ha testificado desde el principio hasta el final.

Él mismo (Castellví), siempre según su propio relato, dejó "bien claro" que los Mossos actuarian en cumplimiento del auto de la magistrada del TSJC por el cual se prohibía la celebración del referéndum, momento en el que la reunión finalizó. Los participantes, según ha detallado, salieron todos con la impresión de que habría referéndum. Él personalmente, ha asegurado que se fue "un poco frustrado tras haber avisado de que a las nueve de la mañana del 1 de octubre iban a coincidir "dos dualidades antagónicas": "Unas personas de una manera determinada, pasiva o no, colegios ocupados, fuerzas estatales y mossos en el colegio…" Y todo eso, según él, era un caldo de cultivo para el conflicto: "Las consecuencias son que si las escalada de violencia aumenta, todos corren más riesgo".

A diferencia de lo declarado por los mandos de la Policía y la Guardia Civil, que han transmitido una imagen de una coordinación muy endeble entre los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado y la policía autonómica, Castellví ha hablado en todo momento de un dispositivo consensuado. De hecho, eso es lo que ha asegurado que les transmitió el comisario Ferrán López, que sustituyó al mayor Trapero en muchas de las reuniones con el coordinador Diego Pérez de los Cobos, en una reunión que los Mossos celebraron el 29 de septiembre. La instrucción para ellos era que se personaran en los colegios y que la pareja de agentes personada intentara el cierre del centro. La consigna era utilizar la fuerza en caso de que no lo lograra y que así se hizo para conseguir el cierre de 24 colegios.

Tampoco ha confirmado este testigo que la Fiscalía hubiera enmendado el plan de actuación de los Mossos por verlos inadecuado o insuficiente. Lo que ha asegurado es que la Fiscalía no lo modificó, pero una vez más ha introducid un matiz que no es baladí y que quiebra la rotundidad de la afirmación: "Creo recordar que una vez presentado solo se incrementó el número de efectivos pero no hubo más modificaciones". Precisamente, la escasez de esos efectivos es una de las quejas que se ha podido escuchar en boca de los responsables de otros cuerpos policiales.

[Fuente: Por P.G., República de las ideas, Madrid, 07mar19]

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