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07dic16


El Gobierno se acerca a Cataluña al tiempo que congela la reforma constitucional


La celebración del 38 aniversario de la Constitución ha servido sobre todo para constatar que los anhelos de reforma que expresan casi todos los partidos, con distintos matices, y que creían ver más cerca por la nueva arquitectura parlamentaria no se corresponden con los planes del Gobierno. Mariano Rajoy sigue manteniendo exactamente las mismas líneas rojas que en años anteriores: hay que saber qué se quiere reformar y qué hay que salvaguardar. El encaje de Cataluña en el Estado es una de las cuestiones que se pretendían abordar en una eventual reforma, pero ha quedado claro que no será esa la vía para intentar reconducir el conflicto soberanista.

En su lugar, el nuevo Ejecutivo ha lanzado una ofensiva de acercamiento que lidera Soraya Sáenz de Santamaría tras hacerse cargo de la cartera de Administraciones Públicas / Asuntos Catalanes, plagada de gestos de cara a la galería y con una importante agenda oculta. De hecho, muchos de los actos en los que participará la vicepresidenta no serán públicos.

Entre los que sí han trascendido figuran los que la han llevado este miércoles a Barcelona. Allí, donde Sáenz de Santamaría dispone de despacho propio en la sede de la delegación, tenía previsto reunirse a las seis de la tarde con el primer secretario del PSC, Miguel Iceta, y una hora después, a las siete, con la líder catalana de Ciutadans, Inés Arrimadas. En su lista figuran, además, otros políticos, empresarios y miembros de la sociedad civil catalana a los que pretende recibir en 'audiencia'. En todo caso, se trata de encuentros de carácter 'privado'" que se enmarcan en los contactos que mantiene para tratar la cuestión catalana.

De cómo han ido las entrevistas de este miércoles dan una cierta idea las declaraciones de los interlocutores de Santamaría. Concretamente, Iceta ha admitido que hay un "cambio de actitud" del Ejecutivo respecto a Cataluña, pero ha advertido de que con esto no es "suficiente" porque se requieren "hechos". El líder socialista ha señalado que es "la hora de hablar pero sobre todo la hora de actuar". Ha descrito la reunión como "cordial" y ha explicado que ha trasladado a la vicepresidenta la necesidad de abordar la reforma constitucional, algo que se debe hacer -ha dicho- sin "apresurarse" ni "frivolizar" para llegar a los "consensos" necesarios.

En el mismo sentido, la líder de Ciudadanos en Cataluña, Inés Arrimadas, ha constatado este miércoles también un "cambio de actitud" del Gobierno que ha atribuido al trabajo de su formación, por los "requisitos" que impuso al PP en la investidura de Mariano Rajoy. "Han cambiado cosas en los últimos tiempos, porque el PP ya no tiene mayoría absoluta en el Congreso de los Diputados", ha asegurado. La líder de la oposición en Cataluña ha confiado en que, no solo se "visualicen" cambios, sino que el Gobierno "lleve a cabo" reformas, entre otros asuntos, en el sistema de financiación, Cercanías o el corredor del mediterráneo.

Se espera con especial interés un próximo encuentro de la número dos del Gobierno central con el vicepresidente de la Generalitat, Oriol Junqueras, con quien sin duda tratará la que ahora mismo es su principal reclamación: que el presidente catalán, Carles Puigdemont, acuda a la cumbre de presidentes autonómicos de enero para iniciar el proceso de negociación de la nueva financiación autonómica, una reunión a la que Puigdemont no quiere asistir mientras el Govern apela a una relación bilateral con el Estado.

De entrada, en el Ejecutivo catalán no han sentado bien las prioridades de Santamaría. La consellera de la Presidència y portavoz del Gobierno, Neus Munté, ha considerado "sorprendente" que se vea con Arrimadas e Iceta antes que con Junqueras. Munté ha asegurado que ha conocido la visita de Santamaría a través de los medios de comunicación pero, pese a todos sus reparos, la también portavoz del Gobierno catalán ha felicitado a la vicepresidenta por su iniciativa de estar más presente en Cataluña, teniendo en cuenta "la enorme incomparecencia" que ha caracterizado los últimos años.

El mundo empresarial, una alianza muy querida por el Gobierno

Para que Puigdemont cambie de idea, la vicepresidenta confía en la presión de fuerzas políticas y empresariales. El Gobierno cuenta por ejemplo con la alianza del presidente del Cercle d'Economia, Antón Costas, que ha considerado en una entrevista en TV3 que la nueva situación política, con un Gobierno en minoría, "abre una vía de posibilismo" para afrontar problemas enquistados, como el del modelo de Estado y el encaje de Cataluña. "Esta legislatura, en principio con un gobierno débil, abre más posibilidades que las tres anteriores legislaturas", ha insistido, antes de matizar que se necesita "un poquito de tiempo" para que todos los implicados en el asunto se avengan a ceder para encontrar una solución. Según Costas, Mariano Rajoy es la persona del Gobierno y del PP que más claro tiene que el principal problema de España es la situación de Cataluña. "Probablemente espera tener una contraparte capaz de asegurar acuerdos", ha añadido.

Respecto de la reforma constitucional, Costas ha alertado de que no supondrá la solución a todos los problemas de España, y ha puesto el ejemplo de Italia, donde ha considerado que se ha cometido el error de pensar que todos los problemas se arreglarían milagrosamente con una reforma de la Constitución. "Quizá hay algunas pequeñas cosas que necesitan reforma constitucional, pero mi impresión es que la mayor parte de los problemas políticos se pueden solucionar sin reforma constitucional", ha sostenido.

El caso italiano es, justamente, el que ha alejado cualquier pequeña tentación de plantear la reforma pero no tanto por su alcance como por la elevada probabilidad de que hubiera que someterla a referéndum. A Matteo Renzi le ha salido mal la jugada hasta el punto de tener que dimitir y Rajoy no quiere ni oír hablar de una consulta que pueda transformarse en un plebiscito sobre sus políticas.

Por el momento, el presidente se conforma con esa diplomacia de los gestos, en la que no descarta una idea que en su día lanzó el líder del PP en Cataluña, Xavier García Albiol: celebrar un Consejo de Ministros en Barcelona. A la espera de que se concrete esa propuesta, la de este miércoles será la tercera visita de la vicepresidenta a la capital catalana. El 17 de noviembre viajó para participar en un acto organizado por Fomento del Trabajo en el que también estaba el Rey y aprovechó para verse en un aparte con Puigdemont. Allí comenzó a cocinarse una reunión entre el presidente del Gobierno y el de la Generalitat. Cuatro días más tarde, el 21, la vicepresidenta asistió a la toma de posesión de Enric Milló como nuevo delegado del Gobierno en Cataluña. Milló, por cierto, es una pieza esencial en esta estrategia de acercamiento del Gobierno central al Govern. Se le considera el enlace de Moncloa debido a sus buenas relaciones con la Generalitat. En ese contexto, la semana pasada mantuvo un primer encuentro con el 'president'.

[Fuente: Por Pilar Gassent, República de las ideas, Madrid, 07dic16]

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