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18nov17


Andreu: "Las cuentas de Bankia no reflejaban la imagen de solvencia publicitada"


Si la mujer del César no solo debía ser honesta, sino parecerlo, lo mismo pasa con las cuentas de las empresas que quieren pedir dinero a los ahorradores. El juez Andreu, en el auto de apertura de juicio oral contra Rato, BFA-Bankia, Deloitte y otros 31 directivos y consejeros, sostiene que la falsedad contable no solo se refiere al reflejo de la realidad económica, sino a la falsa apariencia de solvencia. Asimismo, se muestra muy duro con la auditora y establece que mirar para otro lado es delito en el caso de los consejeros.

"Conforme ha quedado expuesto, de las diligencias practicadas se desprenden indicios racionales y suficientes de que la situación financiera narrada en el folleto informativo y las perspectivas del emisor no serían las reales, pues no reflejaban ni la imagen de solvencia publicitada y divulgada, ni la situación económico financiera real de la Sociedad, puesto que de la pericial practicada se desprenden indicios de la incorrección e inveracidad de la información contenida en el folleto", asegura el magistrado de la Audiencia Nacional.

Esta reflexión abre un frente muy relevante para el juicio: los acusados defenderán con todo tipo de contrainformes que las cuentas cumplían la normativa contable 'stricto sensu', pero no podrán negar que Bankia dio una apariencia de solvencia que no se correspondía con la realidad de la entidad, como alertó el inspector Casaus del Banco de España en sus famosos correos anteriores a la salida a bolsa.

Como es sabido, la salida a bolsa de Bankia en 2011 fue una cuestión de Estado para intentar salvar a la entidad en peor situación del sistema financiero (no se consiguió, como demuestra el rescate de 2012). Y como los inversores profesionales extranjeros rechazaron de plano comprar acciones –los españoles, salvo BBVA, sí acudieron por la llamada desesperada del Gobierno de Zapatero y del Banco de España–, se tuvo que inflar el tramo minorista, por lo que las oficinas de la entidad colocaron las acciones masivamente entre sus clientes particulares. Estos no suelen entender la información económico-financiera de los bancos, pero sí la "apariencia de solvencia" a la que se refiere Andreu.

Mirar para otro lado es delito

Otro elemento que quiere dejar muy claro Andreu en su auto es la reponsabilidad de los consejeros y directivos por acción o por omisión. Muchos miembros del órgano de gobierno de distintas cajas de ahorros implicadas en procedimientos penales han alegado que ellos no sabían nada de banca y no entendían las cuentas que firmaron; y en algunos casos, como el de la CAM, les ha servido para librarse de la cárcel. Aquí el magistrado se muestra tajante: mirar para otro lado es hacer dejación de las funciones (por las que cobran) y no les exime del delito.

"Es decir, que aun cuando se tratara de actividades o actuaciones que ordinariamente no generan peligro para terceros, si en el caso concreto el directivo conoce la existencia del riesgo generado y la alta probabilidad de que supere el límite de lo jurídicamente permitido, no puede escudarse en la pasividad para salvar su responsabilidad", concluye Andreu.

"Deloitte se prestó a falsear las cuentas"

En el auto hay para todos los responsables de los supuestos delitos cometidos en la OPV de Bankia, pero especialmente para el auditor, Deloitte. El juez considera que pudo ser cooperador necesario porque, "al realizar la fiscalización externa de la contabilidad, colaboran y se prestan a la formación de unas cuentas anuales o balances falseados". En este sentido, cita el expediente sancionador que le impuso el ICAC (el supervisor de las auditoras) en el que se le acusaba de no haber realizado "ningún tipo de comprobación" y "no haber obtenido evidencia adecuada y suficiente" al revisar las cuentas de la salida a bolsa.

"El informe de auditoría de Bankia y sociedades dependientes a 31 de marzo de 2011 y en definitiva, la opinión del Auditor, que se incluye en el folleto informativo aprobado por la Comisión Nacional del Mercado de Valores carece de elementos centrales de verificación, lo que supone validar unas cuentas que no reflejaban la imagen fiel de la entidad, incumpliendo así el deber específico de revelar aquellas irregularidades que puedan afectar a los intereses de los inversores, dada la extraordinaria relevancia que tiene el informe del Auditor para la confianza del mercado y de los inversores", concluye el auto respecto a Deloitte.

[Fuente: Por Eduardo Segovia, El Confidencial, Madrid, 18nov17]

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