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18abr11


La deuda pública española llega a el 100% del PIB


En un ataque de megalomanía y desvarío sin precedentes, José Luis Rodríguez Zapatero parece estar moviendo todos los hilos posibles para que al dejar la presidencia sea aclamado como “héroe nacional”, y méritos no le faltan para ello. Ha dividido y enfrentado a los españoles en una forma desconocida desde la Guerra Civil. Ha destruido el sistema público de enseñanza y desterrado la cultura del esfuerzo y del trabajo bien hecho. Ha sentado las bases de la destrucción del Estado de Bienestar, empezando por el sistema de pensiones y siguiendo por el Sistema Nacional de Salud, consecuencia ambos de haber expandido y consolidado un modelo de Estado política y económicamente inviable, que está llevando a España a la ruina.

Pero eso no es todo, también ha marcado varios hitos históricos. En paro, nuestro país ha superado la tasa del 25% real, un porcentaje que llega hasta el 50% en el tramo juvenil, sumando a las cifras de la EPA los dos grandes colectivos excluidos por el INE, pero perfectamente cuantificables con los datos de la propia EPA. La renta disponible de las familias ha descendido por primera vez desde que existe contabilidad nacional y sigue cayendo con fuerza. Asistimos a un empobrecimiento de la población, donde por primera vez el 90 % de las familias pierde renta real, el 60% tiene problemas para llegar a fin de mes y el 23% vive por debajo del umbral de la pobreza. Mientras, en distribución de la riqueza, el 10% de la población acumula el 60% de los activos de la nación, casi el doble de la media europea.

Por si fuera poco, un último hito: igualar la deuda pública al PIB. Según decía Carlos Sánchez el pasado martes, “la deuda pública rompe por primera vez la barrera de los 800.000 millones de euros”, aunque después de comentarlo con él creo que el titular correcto debería ser: “Rompe por primera vez la barrera del billón de euros”. El artículo en cuestión explicaba detalladamente cómo en términos del Pacto de Estabilidad y Crecimiento, un camelo más de los burócratas de Bruselas, a base de excluir partidas de deuda consiguen “reducir” la de España a 638.787 millones de euros. Pero hay muchas más cosas, como deuda destinada a inversión que se contabiliza aparte, aunque luego se utilice en pagar la nómina, algo que Eurostat ni se molestan en comprobar, y otros similares. Este nuevo subtotal, que el Banco de España denomina “pasivos en circulación”, ascendía a fin 2010 a 814.000 millones.

La deuda oculta

Pero hay mucha más deuda, al menos tres grandes conceptos adicionales. El primero sería la “deuda no comercial”, es decir, la pasta que bancos y cajas, sobre todo cajas, han prestado y prestan a CCAA y Ayuntamientos -ahora se acaban de enterar en el FMI y en el Financial Times de que estos son el verdadero problema, y no las pensiones, ni la reforma laboral- para financiar sus disparates y caprichos, y pagar a empleados, asesores, coches oficiales y oficinas de lujo, 85.000 millones de euros. El segundo sería la deuda vencida y requetevencida con proveedores, fundamentalmente autónomos y pymes, de las que han quebrado ya 200.000 solo por ésta causa, entre 45-50.000 millones, y aquí se está generando una bomba de relojería, porque desde primero de año estas deudas hay que devolverlas con intereses de demora, euribor más 700 puntos básicos, lo que convierte su pago en misión imposible para la mayoría.

Y el tercero de los casos sería el de los avales concedidos a bancos y cajas para conseguir una prórroga en el vencimiento de sus deudas, que en su mayor parte no podrán devolver jamás, y que seremos nosotros, los ciudadanos, quienes tendremos que devolver, porque ese dinero ya no lo deben unas cajas cuyos gestores deberían estar procesados, lo debemos nosotros, 80.000 millones de euros. Sumando todo, la deuda pública española supera ya el billón de euros, es decir, el 100% del PIB, el máximo histórico de todos los tiempos, y ahora ya no quedan las joyas de la corona para vender como en 1998. Una cifra que es casi el doble de los esquemas con los que por razones desconocidas trabajan los mercados al menos hasta ahora, y que suponen la deuda pública española en el 62,6% del PIB.

Pero con ser está cifra disparatada, peor es su velocidad de crecimiento: la de las CCAA subió un 31,7% en el cuarto trimestre 2010. El Estado tiene autorización para incrementar su deuda en 2011 en 43.600 millones de euros. Y luego los avales, algo de locos, que llevó a la quiebra a Irlanda, y aquí ¡vamos a seguir avalando a unas entidades que jamás podrán devolver!, y se ha autorizado a incrementarlos en 76.800 millones en 2011: 22.000 millones a las eléctricas y 54.000 para las cajas. ¡El 11% del PIB sólo el Estado! El FMI estima que parte de ésta deuda, la computable, que es la que menos crece, se incrementará un 76% de aquí a 2016, y denuncia la manifiesta insuficiencia de la lucha contra el déficit por Zapatero, alertando que el gasto autonómico no sólo está fuera de control, es que es la parte esencial.“Si a mediados de los 80 el gobierno gestionaba el 45% del gasto público (excepto Seguridad Social), en la actualidad apenas es responsable del 20%”.

Aparte el tamaño, más del doble de los gastos no centralizados en los Estados Federales, el problema es que el gasto autonómico y local se ha consolidado al nivel de las vacas gordas, y al desplomarse los ingresos su reducción no resulta posible sin una marcha atrás en el gasto corriente y de lujo, a lo que nadie está dispuesto a renunciar. Un ejemplo claro lo tenemos en Cataluña, donde el cambio de Gobierno y el levantamiento de alfombras ha producido un auténtico terremoto seguido de un tsunami. Imposible de mantener el frenético crecimiento del gasto, el tema ha empezado a romperse por la Sanidad, que es ya totalmente inviable: no se paga a proveedores, no se pueden mantener abiertos hospitales y quirófanos, se manda a su casa a los enfermos antes de tiempo, y las plantillas solo están garantizadas hasta junio. En palabras de los colectivos médicos, se está empezando a practicar una medicina de emergencia, una medicina de guerra.

El tema es tremendo porque otro pilar esencial del Estado de Bienestar -el primero han sido las pensiones- se está resquebrajando, pero así las cosas el Govern sigue abriendo embajadas, manteniendo cientos de automóviles oficiales, financiando televisiones autonómicas que son un pozo sin fondo, miles de asesores inútiles -la Sra de Montilla continúa con sus 16 empleos- y cientos de miles de empleados públicos inútiles, con un número de oficinas de lujo, subvenciones y estudios disparatados… Con todo, han decidido que los catalanes se queden sin Sanidad Pública antes que ellos renunciar a uno solo de sus escandalosos privilegios y caprichos. Pero no es solo Cataluña, es Valencia, Murcia o Andalucía, donde los funcionarios sufren retrasos constantes en los cobros pero a la vez se contratan a dedo a 40.000 correligionarios políticos.

Y la solución la tienen clara, subir impuestos hasta donde haga falta, copago en Sanidad en Educación y en lo que se tercie, pero sin renuncia a privilegio o despilfarro alguno. Ya han empezado con subidas encubiertas que recaen esencialmente sobre la clase media: no se ha corregido la escala del IRPF con la inflación (2.500 millones), se pretende suprimir la declaración de renta conjunta por “machista”, un insulto a los ciudadanos (3.000 millones), sube el valor catastral de la vivienda cuando los precios han caído un 30%, lo que elevará los IBI a millones de hogares, y que serán seguidas por otras no encubiertas de la mayoría de impuestos, y todo tipo de tasas después del 22-M.

Por ello no es de recibo que así las cosas, socialistas y nacionalistas en el Congreso se nieguen a imponer por Ley un techo de gasto a CCAA y Ayuntamientos, como ha propuesto el PP y ha exigido Merkel, aparte de reducir altos cargos y personal eventual un 25% y 50% respectivamente. Es evidente que los mercados nos han dado un respiro temporal, es evidente que existe la consigna en Europa y el FMI para afirmar puertas afuera que “España no es Portugal, España no necesitará rescate”, pero esto no se arregla negando la evidencia -“ya no son necesarios más ajustes” replica Zapatero al FMI, que pide más recortes de gasto y más subidas de impuestos- esto no es sostenible y es cuestión de meses o mas bien de semanas para que los mercados hagan las cuentas correctamente y pongan punto final a esta gigantesca farsa.

Y además hay una guinda para el pastel: el cuento chino de los 9.000 millones, tipificado como delito y un desastre para la confianza en España, coronado el 14 de abril en Singapur, cuando a Zapatero no se le ocurre símil mejor que afirmar que “España es un poderoso trasatlántico”. La rechifla y la mofa producidas por los 9.000 millones salvadores en los mercados se convertirían en carcajada abierta. Un 14 de abril hace 99 años, a las 23:40, el Titanic chocaría con un gran iceberg. ¡Y es este insolente, quien exige a Rajoy y Aznar que no pongan zancadillas a la credibilidad de España!

[Fuente: Por Roberto Centeno, El Confidencial, Madrid, 18abr11]

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